Escrito con el sentido común

Alberto Muñoz Arenas

Carta abierta a la Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Ciudad Real.

Señora Concejal de Cultura, permítame que, como ciudadano que asiste perplejo a un conjunto de declaraciones y actitudes propias de un sainete cómico, traiga aquí algunos de los comentarios más jocosos y patéticos que hemos podido leer y escuchar estos días sobre su actuación en el asunto de la banda de música:

Ejemplo primero: “usted ha disuelto la banda de música”. La Agrupación Musical (la banda) es una asociación que sólo puede ser disuelta por voluntad de sus socios en una asamblea. El hecho de que la Concejalía rescinda el “convenio” existente hasta ahora no significa el fin de nada, si acaso el de una situación irregular que venía durando ya demasiados años. En el hipotético caso de que la Agrupación Musical de Ciudad Real no fuera el colectivo elegido para firmar el nuevo convenio, esto no significaría, ni mucho menos, que esta asociación, tan unida y con una vida tan larga, debiera disolverse, a no ser que lo único que la mantenga unida sean motivos extramusicales. Por esa regla de tres sólo podrían existir las asociaciones que crecieran al abrigo de la Administración. Y eso es una aberración.

{mosgoogle}Ejemplo segundo: “usted ha intervenido en una asociación privada”, en todo caso ha intervenido en lo que le concierte, puesto que ha sido para rescindir un “convenio” público y no para tomar decisiones internas que sólo atañen a sus miembros socios. De cualquier manera, fue la Agrupación quien invitó a la Concejal a formar parte de un proceso interno de selección, por lo que cualquier propuesta realizada por ésta, bien puedo ser obviada por la Agrupación si no era de su interés.

Ejemplo tercero: “usted ha elegido a fulanito como director de la nueva banda”. La realidad es que lo que empezó siendo un proceso interno para elegir al director de la Agrupación, acabó generando la triple escisión de la misma (no su disolución) con el resultado de tres proyectos diferentes. Ahora, ¡¡a competir!! Y, eso sí, debemos exigirle, señora Concejal, que elija el proyecto mejor para la ciudad, y que justifique objetiva y neutralmente por qué es el mejor, y, por tanto, por qué ha sido elegido.

Ejemplo cuarto: “usted nos ha quitado unos instrumentos que son de la banda”. Lo normal es que cuando se recibe una subvención millonaria, lo mínimo es inventariar todo lo adquirido con ese dinero. En definitiva se trata de dinero público, y salvo lo que se haya adquirido con dinero privado, todo lo demás ha de ser de uso público y, por tanto, perfectamente reclamable por la Administración. A no ser que el “convenio” famoso diga lo contrario (Pero ¿existe tal convenio?).

Ejemplo quinto: “su comportamiento es totalitario y absolutista”. Sin obviar ciertas imprudencias, que también las ha habido en el proceso que originó este conflicto, es cierto que, la actual Concejal de cultura ha iniciado por primera vez un camino de participación y transparencia, que estando aún en ciernes, está permitiendo al sector cultural de la ciudad hacer efectiva la participación ciudadana: derecho constitucional que otros concejales han obviado o negado hasta ahora. Me pregunto cuál ha sido la transparencia de la Agrupación musical a la hora de justificar, año a año, el uso minucioso de cada céntimo del presupuesto millonario que ha tenido asignado.

En definitiva, felicitémonos por contar en el Ayuntamiento con una persona cuya virtud es su “defecto”, esto es, su inexperiencia la preserva de esas actitudes viciadas que muestran políticos que están o han estado en el cargo un excesivo número de años. Parece que Lydia Reyero, sin haber negado nunca su falta de experiencia y su deseo de aprender constantemente, es un valor importante en la política municipal, precisamente porque aún no está contagiada del ejercicio de una política degenerada. Esto ya se lo ha reconocido una mayoría del sector cultural local. Esperemos que rija el sentido común y no el corazón, y que al final el Ayuntamiento actúe primando lo que mejor convenga al interés general, y no lo más oportuno para el partido gobernante, esto último sería una deslealtad hacia los ciudadanos.

Gane el proyecto que gane seguro que contaremos con una banda destinada a mejorar en todos los sentidos, y la que no alcance el anhelado convenio que no frustre sus expectativas artísticas. En Ciudad Real hay muchos grupos de teatro y bandas de música pop y rock, ninguna goza del monopolio administrativo, y cada cual se busca la vida como puede, eso imprime madurez cívica y, a la larga, mejora la convivencia y el progreso artístico. Un cobijo excesivo sólo genera estancamiento y desidia, hasta el punto de hacer pensar, como ahora ocurre, que no hay vida después del convenio, y claro que la hay, y más viva que nunca. Y como le decía Cassen a la banda de su pueblo en la película Plácido: “¡señores, un poco de afinación!”

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