Ahora, más que nunca, Sanidad Pública

Cristina Maestre Martín de Almagro .- Cuando hace más de 22 años, Ernest Lluch, el por entonces Ministro de Sanidad en el Gobierno de Felipe González, se afanaba en el establecimiento de la universalización de la sanidad pública, difícilmente podría imaginar la revolución imparable que esto iba a suponer para el Sistema Sanitario Español.

Partíamos de un modelo que no garantizaba el acceso a la sanidad en condiciones de igualdad para todos los ciudadanos, tal y como hoy lo disfrutamos, y muchas familias quedaban desprotegidas. Gracias a la Ley General de Sanidad, más de 7 millones de españoles, hasta entonces excluidos del sistema público sanitario, pudieron disfrutar plenamente de esos derechos constitucionales.

{mosgoogle}Hoy en día parecería impensable cuestionar estos principios de equidad e igualdad que asientan las bases de nuestra sanidad. Y resulta razonable que, una vez que las competencias sanitarias están transferidas a las comunidades autónomas y son éstas las responsables de su desarrollo en cada territorio, surjan nuevos debates en torno a la optimización de las prestaciones, el perfeccionamiento del sistema sanitario, el uso de las nuevas tecnologías, la excelencia en el servicio, la humanización de la sanidad, etc.

Ésta debe ser la seña de identidad de los sistemas autonómicos de salud, y así se está propiciando en la mayoría de comunidades autónomas, sin ir más lejos, en Castilla-La Mancha, donde destacamos, por el imparable incremento de la red de hospitales y centros de especialidades, por la aplicación de las nuevas tecnologías, liderando proyectos a nivel nacional en el uso de la receta electrónica o la historia clínica digital, la optimización de las prestaciones, promoviendo el diagnóstico en acto único y reduciendo las listas de espera gracias a la Ley de Garantías.

Pero lo más importante de todo es que los castellanomanchegos valoran esa sanidad que disfrutan en su tierra. Así lo reflejan los datos del Barómetro Sanitario y en donde los ciudadanos no sólo dan un notable a la sanidad regional, sino que además prefieren, muy por encima de la media nacional, acudir al sistema público de salud antes que al privado.

Para los socialistas de C-LM esta es, sin duda nuestra prioridad y  la base que inspira las políticas en esta materia para que podamos seguir ofreciendo una atención garantista que inspire confianza en los ciudadanos.

Sin embargo, en algunos foros de la derecha se está promoviendo un debate paralelo orientado a la defensa de la sanidad privada, esgrimiendo argumentos difícilmente defendibles. En los últimos meses, venimos observando con preocupación cómo, en algunas comunidades gobernadas por el PP se está instaurando una política de privatización sin mesura de los servicios sanitarios.

En el caso de algunas comunidades como Madrid o Valencia, se está promoviendo un auténtico desmantelamiento de la sanidad pública, puesto que se está concertando con empresas privadas la gestión de determinados servicios de salud, como en la Comunidad Valenciana en donde la gestión de la atención primaria se ha adjudicado a la empresa privada, con lo que implica en cuanto a la toma de decisiones por parte de quien, obviamente, busca beneficios económicos.

A esto nos oponemos rotundamente porque consideramos que la salud no es un negocio y las decisiones en cuanto a la gestión las debe tomar el Gobierno.

En el caso de Madrid, en donde su presidenta, Esperanza Aguirre, se empeña en negar la evidencia, se ha producido un retroceso sin precedentes en la calidad y acceso a la sanidad pública. Incluso se han vulnerado derechos ciudadanos lo que ha generado la creación de importantes grupos para la Defensa de la Sanidad Pública.

Ante esto, no es de extrañar que la sanidad madrileña y la valenciana, sean las peor valoradas por los ciudadanos.

Abiertamente no se atreven a defenderla, pero sí que están promoviendo, de manera silenciosa, pero constante, la defensa de la gestión privada de la sanidad cuando a todas luces, los ejemplos más conocidos demuestran que no es más eficiente. Basta con analizar el sistema sanitario estadounidense, donde la sanidad es más cara y sin embargo deja a más de 40 millones ciudadanos fuera del sistema.

No es difícil imaginar qué pasaría, en el caso de nuestro país, si los gobiernos conservadores instauraran en su empeño este sistema privado y cómo quedarían las zonas más despobladas en las que difícilmente una empresa privada estaría dispuesta a invertir en recursos sanitarios al no ser rentables económicamente.

Afortunadamente es una hipótesis que no se puede barajar en Castilla La Mancha, en donde los socialistas hemos apostado decididamente por la SANIDAD PÚBLICA y en donde zonas con menor densidad de población disponen de una importante red de atención sanitaria garantizada por su Sistema Público de Salud.

Por eso, en Castilla-La Mancha seguiremos defendiendo y promoviendo una sanidad pública, accesible, eficiente y garantista para todos los ciudadanos tal y como nos han encomendado. Ahora más que nunca, Sanidad Pública.

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