La Enfermería, por el Pacto en Sanidad

Alejandro Laguna (secretario general de SATSE Castilla-La Mancha).- La profesión de Enfermería viene pidiendo, desde hace más de una década, un Pacto de Estado por la Sanidad. Ahora, en época de vacas flacas por la crisis inmobiliaria y financiera, tanto en nuestro país como a nivel mundial, el ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, acogiéndose a la buena voluntad y responsabilidad de los agentes sociales y empresariales, además de contar con el apoyo de las diferentes autonomías, pretende impulsar un pacto de Estado en torno a la Sanidad –uno de los sectores claves del bienestar de los ciudadanos– con el objetivo de racionalizar el gasto en este campo, precisamente cuando todos los estudios coinciden de forma alarmante en la incidencia que tendrá en pocos años el envejecimiento de la población, la introducción de las nuevas tecnologías y el aumento de la inmigración en el Sistema Nacional de Salud.

{mosgoogle}Siendo estos argumentos válidos, no se entiende que se haya tardado tanto tiempo en poner en marcha una mesa de negociación, con la participación de todos los interlocutores del mundo social, para buscar las vías necesarias y viables, a corto y largo plazo, que aseguren la viabilidad del sistema sanitario tal como ahora lo conocemos, así como su proyección de cara a las próximas décadas. Existen propuestas, como la de Abril Martorell, que yacen en el baúl de los recuerdos porque los Gobiernos de aquella época, aún reconociendo en privado la validez de sus recomendaciones, no supieron o no quisieron llevarlas a cabo. Ahora, al principio de una recesión económica con un alto índice de desempleados y con unas perspectivas económicas malas a medio plazo, tratamos de solventar problemas que no fuimos capaces de resolver en los últimos cuatro años, cuando nos vanagloriábamos de estar en la “champion” de Europa. Así somos: siempre jugando a la propaganda y escatimando bienestar a las próximas generaciones.

El SNS es uno de los pilares del Estado del Bienestar, una de las bases sobre las que se asienta el desarrollo social de nuestro país, junto a las pensiones, la educación, y ahora –cuando pueda nutrirse de unos fondos económicos suficientes– la dependencia. Sin ellos no podría entenderse el salto adelante dado por nuestro país en el último siglo. Como todas las cosas, necesitan ajustes y adaptación a los tiempos para que permanezcan, con solidez y eficacia, como elementos integradores en una sociedad como la española y europea.

Estamos de acuerdo en mantener un diálogo permanente y continuo a favor de la modernización del sistema sanitario, adaptándolo a las nuevas corrientes socioeconómicas y a las necesidades del país. Hoy, más que nunca, se necesita un esfuerzo mayor y una visión de largo recorrido para afianzar las bases en las que se sustenta nuestro sistema público sanitario, por el bien de las siguientes generaciones, en una época de grandes cambios a nivel global. Sustraernos a ellas quizá sea condenar a muerte un sistema nacional de salud que sigue siendo la joya de la corona del bienestar de los españoles, pese a quien pese, siendo además una fuente económica de primer nivel para amplios sectores de nuestro país; pueden dar fe los laboratorios farmacéuticos o las empresas que empiezan a participar abiertamente en la gestión de las infraestructuras o en los hospitales. La Sanidad, según los expertos, está llamada a ocupar uno de los principales sectores de la economía de nuestro país a largo plazo, tanto por los puestos de trabajo que genera como por su implicación en el desarrollo tecnológico e investigador, en un país tan necesitado de todos estos parámetros que impulsan el desarrollo y bienestar de nuestra sociedad.

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