Ciudad Real: La leyenda de la provincia sin nombre

La leyenda de la provincia sin nombreCiudad Real es el salvaje Oeste de una región en quiebra política y económica. La Mancha es el decorado en cartón piedra de un ridículo spaghetti western, una frontera sin ley devorada por la fiebre del oro. Un Silverado de pacotilla: aquí yacen los cadáveres despojados por los buitres del ladrillo, abandonados en las llanuras de la estafa como las osamentas de búfalos acribillados a tiros. Aquí la vida se dirime por un puñado de dólares, en tinglados de saloon, entre faroleros de póker, forajidos y cazadores de recompensas de voracidad ilimitada.

Cenizas y pólvora. Ciudad Real ha sido víctima de asalto y rapiña, el escenario de un duelo al sol entre cowboys de cemento y hormigón. Ciudad Real es tierra de jinetes pálidos cuya ambición es la única Justicia. Un territorio comanche. El rosario de casquillos de una balacera de intereses.

CCM. Grotesco Wells & Fargo: revientan el banco con la dinamita de las prebendas financieras. Les llamaban Trinidad. Los cuatreros cabalgan hacia el ocaso, bailando con lobos, dejando una estela de créditos sin ejecutar y centenares de parados. Mientras, el Gobierno elude responsabilidades ante la usurpación descomunal, agachando el sombrero bajo el repiqueteo de los Winchester de repetición.

Llueven flechas envenenadas sobre el Pony Express. Las diligencias levantan el polvo de proyectos marchitos. El tipógrafo coloca los plomos al dictado de doce hombres sin piedad, y en la horca pende un muerto linchado con hipotecas fabulosas.

Prodigios del lejano Oeste: la provincia es un desfiladero traidor de negocios privados, pero pagados por un contribuyente a quien se busca vivo o muerto. Aquí Buffalo Bill es sólo un payaso farandulero. El compadreo es proverbial. Empresas dentro de empresas, pirámides societarias hilvanadas por intereses amigos que fuerzan a la modificación de leyes parlamentarias. El Guadiana es el Río Bravo desecado por la avaricia y el descontrol. Ranchos construidos a las orillas de Ruidera. Little Big Horn. Patrimonio histórico quemado hasta los cimientos, barrido a cañonazos por el ejército de Custer.

Hay un casino abandonado en el corazón La Mancha. Don Quijote de Las Vegas. Hay una Cámara de Comercio cuyos miembros fueron elegidos sin legitimidad. Hay sheriffs que acaparan viviendas de protección oficial. Fundaciones perdidas que gestionan dinero sin control. Buscadores de plata, empresas del desierto, adoradoras del sol dedicadas a energías renovables que compraron la tierra a precio de ganga y acapararon ayudas públicas para amenazar, ahora, con desenterrar el hacha de guerra. El Tomahawk de los ERES.

Ciudad Real es la leyenda de una ciudad, de una provincia, a la que apenas le queda el nombre.

http://santosgmonroy.blogspot.com

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