Pacto por Castilla-La Mancha; es necesario un pacto distinto al que se ha firmado

En los últimos dos meses hemos estado inmersos en las negociaciones del pacto por Castilla-La Mancha,  de hecho,  Izquierda Unida ha sido el único partido político que presentó propuestas por escrito. Finalmente,  de manera unánime,  el Consejo Político Regional  de IU decidió que no se podía avalar con nuestra firma el resultado de esas negociaciones.
Más allá de la grandilocuencia de las palabras y las imágenes debe estar el análisis de los contenidos,  que es lo que en verdad debe llevar  a una fuerza política a tomar las decisiones.

La necesidad de un pacto por y para Castilla-La Mancha  y los/as castellano-manchegos/as viene dada por la crisis profunda en la que vivimos en el mundo, en España y también en nuestra región con sus peculiaridades propias y con sus culpables, basada en un sistema productivo: el ladrillo, al servicio de la especulación en lugar de resolver los problemas de los ciudadanos. Un pacto, por lo tanto, que sentara las bases para establecer otro modelo de producción,  si convenimos todos que el anterior,  aparte de demostrarse injusto en el reparto de la riqueza que se generó, se ha demostrado fracasado.

Por eso, en IU teníamos claro que había que estar en la negociación, recordar que es la única ocasión que se nos deja estar en una mesa, a pesar de tener un apoyo electoral incluso para tener representación en el Parlamento Regional,  porque tenemos propuestas para ese cambio de modelo productivo.

Si una de las principales causas del fracaso del sistema productivo ha sido dejar en manos privadas los sectores estratégicos de la producción, la alternativa es clara: LA APUESTA POR UN SECTOR PUBLICO FUERTE  financiera y económicamente.

Una banca que permita que en época de crisis y no crisis fluyan los créditos, sobre todo a medianas, pequeñas empresas  y autónomos, que tanta asfixia económica tienen en estos momentos; y empleo público dirigido a necesidades y sectores por desarrollar (dependencia, educación de 0-3 años, sanidad…).

La vivienda como derecho de los ciudadanos y a un precio asequible, en lugar del ”derecho” a la especulación que ha condenado a miles de familias y jóvenes en nuestra región a la más absoluta miseria.

Una fiscalidad progresiva, que pague más quien más tiene en lugar  de eximir de impuestos como el de sucesiones, para garantizar recursos económicos suficientes.

De  igual manera, una comunicación y vertebración territorial de Castilla-La Mancha que apueste por el tren normal como modelo a desarrollar.

Así como la garantía de una renta básica para aquellas personas que han dejado de tener ingresos,  que les permita al menos poder subsistir.

Propuestas como estas y otras,  como una regeneración democrática en nuestra región, que pasa por democratizar la televisión pública y la reforma de la Ley Electoral que condena al ostracismo  a 40.000 ciudadanos castellano manchegos que optaron por votar a IU,  son necesarias que se recojan en un pacto por Castilla-La Mancha,  si de verdad queremos que sirva también para los/as castellano-manchegos/as,  que estos/as si, tienen nombres y apellidos  y son los que verdaderamente están sufriendo las consecuencias  de un sistema productivo que este pacto recién firmado no va a solucionar,  a pesar de toda la campaña de imagen que se le va a dar.

 

 

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