El Aeropuerto Público de Ciudad Real

El Aeropuerto de Ciudad Real ha pasado virtualmente a manos públicas. Al menos así se podría considerar a partir de ahora, tras la adquisición de la mayoría del capital de CR Aeropuertos por parte de la intervenida Caja Castilla La Mancha (CCM). La operación, que se fundamenta en la capitalización de parte de la deuda que la sociedad mantiene con la caja de todos los castellano-manchegos, ha convertido finalmente a CCM en el accionista mayoritario de este polémico proyecto.
Hasta hace unas semanas, el núcleo duro del accionariado estaba constituido por la trinidad de empresarios ciudadrealeños compuesta por Domingo Díaz de Mera y los hermanos Antonio e Ignacio Barco, en virtud de su aplastante participación en Inversiones Aeroportuarias del Centro, la sociedad con más peso en CR Aeropuertos, donde representaba al 44 por ciento del accionariado. Así, Díaz de Mera ha llegado a poseer directamente un 49 por ciento de las acciones de Inversiones Aeroportuarias del Centro, mientras que la empresa en la que él mismo participa junto a los hermanos Barco, Global Consulting Partners, controlaba prácticamente el 40 por ciento.

Tal y como adelantaba Miciudadreal.es, septiembre ha sido el mes decisivo para la toma de control de CCM en el Aeropuerto Central. Y la ejecución del préstamo que los accionistas tenían con la entidad crediticia ha cambiado radicalmente el mapa de poderes en el proyecto, ya que los empresarios ofrecían sus propios títulos como aval. De este modo, la caja regional, que ya participaba con el 30 por ciento, se ha visto obligada a asumir más de la mitad del capital.

Ahora, CCM lucha por sanear las cuentas de un aeropuerto sobredimensionado y emprender nuevas estrategias que despejen las dudas que muchos ciudadrealeños tienen respecto a su viabilidad.

La noticia evidencia, pues, no sólo los excesos de un proyecto que debió partir de unas premisas realistas y de unos estudios solventes. También pone sobre el tapete el fracaso del Aeropuerto como “iniciativa privada”, la expresión  acuñada a lo largo de los últimos años por sus propios responsables, pese a su dependencia absoluta de la banca pública de Castilla-La Mancha (que realmente fue siempre la dueña del aeródromo), y la participación económica y el apoyo político de instituciones como el Gobierno regional, la Diputación Provincial, la Universidad o los Ayuntamientos de la comarca.

A partir de ahora se abre una nueva etapa para el Central de Ciudad Real que debería venir marcada por una mayor transparencia y una gestión más racional de sus potencialidades. Todo, para avivar las esperanzas de ese progreso prometido, pero nunca cumplido, con el que políticos y empresarios justificaron una inversión colosal.

La intervención de la Caja ha servido para que el pseudoprivado Aeropuerto Central Ciudad Real (que obligó al propio Barreda a acudir a Flandes a vencer los molinos de Bruselas en defensa del afamado tridente de empresarios) se reconvierta en lo que de verdad es: el Aeropuerto Público Central Ciudad Real. Bienvenido sea. A ver si con el aborto terapéutico de la cosa, y una vez saneada, se convierte ahora en un verdadero proyecto de altos vuelos. Queda por saber si los anteriores accionistas quedan en paz con la entidad tras la capitalización de la deuda por parte de CCM, o aún tienen por ahí alguna jugosa trampa que solventar.

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