Verdes troncos, de la ingle a los hombros

El 66% de personas de Castilla-La Mancha tuvo dificultades para llegar a fin de mes en 2008. Cuántas más serán este 2009, Año Internacional de la Astronómica Crisis Mundial. Este porcentaje es un reflejo de la fragilidad de la mayoría de las nanoeconomías familiares.
Por otro lado, los juzgados han ejecutado, de enero a junio de 2009, 17 embargos de domicilios a la semana en la provincia de Ciudad Real. 455 en total y otras tantas familias ciudadrealeñas que cruzan el umbral de la pobreza.

Con el agua al cuello

Como ha hecho público el Instituto Nacional de Estadística, el 19,6% de la población residente en España estaba, en 2008, por debajo del umbral de pobreza relativa (La tasa de pobreza relativa es el porcentaje de personas que está por debajo del umbral de pobreza, medido éste como el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo de las personas. La mediana es el valor que, ordenando a todos los individuos de menor a mayor ingreso, deja una mitad de los mismos por debajo de dicho valor y a la otra mitad por encima). En Castilla-La Mancha, la tasa de pobreza relativa es del 28%.

Otros datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV)

En el año 2008 el 28,1% de los hogares consideraba que no tenía capacidad para afrontar gastos imprevistos. Este porcentaje se elevaba hasta el 51,3% en los hogares con ingresos anuales inferiores a 9.000 euros.

El 33,5% de los hogares no se podía permitir ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año. Entre los hogares con ingresos inferiores a 9.000 euros ese porcentaje se elevaba al 56,4%.

Por otra parte, un 5,3% de hogares no se pudo permitir mantener la vivienda con una temperatura adecuada durante los meses fríos.

Entre los muslos y el vientre

Los efectos de la crisis global se han repartido de forma asimétrica entre la población. Como un depredador, ha puesto la vista y los colmillos sobre los sectores más débiles y desprotegidos. Familias que unos meses atrás disfrutaban de los privilegios de la moderna sociedad de consumo, ahora, con sus dos progenitores en situación de desempleo, se han dado de bruces con la cruel realidad del cuarto mundo. El de la miseria y la marginalidad entre la opulencia y despilfarro del primero.

Dicen que pueden verse brotes verdes en la economía. En Castilla-La Mancha llevamos, desde hace décadas, observando vigorosos troncos verdes. Troncos hay entre el más del 30% de trabajadores al servicio de las administraciones públicas de libre designación; troncos había tras la concesión de algunos millonarios créditos de Caja Castilla-La Mancha. Es curioso cómo los mismos políticos provincianos que firmaban en CCM lo que les pusieran encima de la mesa porque no entendían nada, actúen después como expertos cuando explican las bondades y miserias de los Presupuestos Generales del Estado. Parece que disfruten cloqueando delante de un micrófono los guiones escritos desde Génova y Ferraz.

El Partido Socialista pretende reactivar la economía a base gasto público e improvisación. Al mismo tiempo, sueña con subsidiar a la totalidad de la población, como si un feudalismo democrático fuera la panacea para la felicidad. No lo es, pero ciertamente es más práctico un vasallo que un hombre libre.

El Partido Popular ha encontrado en la relajación fiscal y la austeridad un tiesto en el que enraizar su discurso. El contrapunto perfecto a la gestión de las administraciones de las subidas de sueldos de altos cargos y del derroche continuo. Sin embargo, ese discurso necesita ser creíble, y cómo puede serlo en el ayuntamiento de la reforma del despacho de la alcaldesa, del convite nacional del PP, del sonado viaje a Roma, del Quesito, de las rotondas y del fantasmagórico autobús del aeropuerto…

Si usted ha leído los primeros párrafos de este artículo y no ha sentido vergüenza de sí mismo y de lo que forma parte, entonces no hay nada que hacer. Si no se le inflama la ingle cuando sus vecinos, amigos o familiares están hasta el cuello mientras los troncos verdes crecen y crecen en nuestra sociedad cateta y global, puede que se haya convertido ya en un ciudadano vegetal: inerte y cuya única aspiración democrática es una floración electoral cada cuatro años.

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