Humo y retos en Las Tablas de Daimiel

Por fortuna las cosas en Castilla-La Mancha y España han cambiado mucho desde el tiempo del primer incendio de la turbas de las Tablas de Daimiel que tenemos en nuestro recuerdo. Hemos cambiado en conocimientos, en capacidad administrativa y de gestión y en peso político. El incendio de las turbas lo veíamos venir. Antes del verano pasado realizamos un encuentro científico en el que  los más de 15 grupos de investigación del CSIC, del Instituto Geológico y Minero y de la Universidad de Castilla-La Mancha, pusieron en común todo cuanto hemos logrado aprender del funcionamiento de las Tablas y de sus necesidades. Lo más nuevo de todo en estos años son, como no se les escapa a los lectores, los grupos de investigación de la UCLM. Para todos resultaba evidente que tras tres años de sequía el riesgo de autocombustión de las turbas era elevado. Pero además de más conocimientos teníamos un plan, que es lo que nos da capacidad de gestión y peso político como problema que es la Plan del Alto Guadiana. 
Lo verdaderamente importante del PEAG es que garantiza el suministro de agua potable, tanta como necesitamos los 600.000 habitantes de la llanura manchega y no debemos olvidar en absoluto que el origen de la tubería manchega esta precisamente en evitar que, como 1995, nos encontremos a punto de parar las fabricas de Puertollano y todas las demás por falta de agua en aquella sequía. La tubería ahorrará al acuífero tanta agua como la que  usamos durante todo el año, que es una barbaridad, y que vendrá ahora de la cabecera del Tajo. Además de ahorrar ese agua, la llevaremos después al acuífero debidamente depurada, con todo el sistema  al efecto que financia el PEAG. A todo lo anterior hay que añadir la compra de derechos de agua, y sobre todo de tierras que tienen tales derechos, para proceder a su reforestación, tarea de plantación y mantenimiento que debe estar organizada como una gran industria de la Región, que requiere un número relevante de empleos, para que cree una masa verde que llame a la lluvia y contribuya a la reducción del efecto invernadero. También hemos de usar esos recursos que se adquieren para regular los usos agrícolas del agua, haciendo justicia a quien no la tiene  y reduciendo los cultivos que resultan grandes consumidores del líquido elemento.  

La música y la letra del PEAG nos permitirán en menos de una generación revertir el estado de crisis ecológica a la que esta generación y las dos anteriores hemos sometido a la mancha húmeda del acuífero 23.

El proceso de autocombustión de las turbas nos ha puesto en un estado de excepción y resulta imprescindible un trasvase que las inunde plenamente. Lo nuevo en el trasvase es la idea de utilizar la tubería manchega, que nos va a permitir hacer llegar al centro de las Tablas el 95% del agua que se trasvase en vez del 0’5 que llegó en el último que se hizo. Trasvases harán falta siempre hasta que se venza ese ciclo de uso del agua y de sequías a que he hecho referencia, porque sin tales trasvases  no quedarían Tablas para cuando las aguas se recuperen y, por otra parte, en periodo de sequía extrema como ésta siempre habrá peligro de ignición y habrá que abordar esta cuestión, aprovechando el sistema de bombeo de pozos que ahora se pone en marcha, y encharcando preventivamente y humedeciendo lo que proceda. Por esta razón se debe proceder con urgencia a la restauración del cauce y del canal del río Gigüela, para que cuando lo que la tubería lleve sea agua potable pueda circular por el río y su caudal sin pérdidas relevantes el agua que se trasvase.  

En la reunión del Patronado de hoy lunes lo que he podido advertir en las intervenciones de José Jiménez, Director del Organismo Autónomo de Parques Nacionales  y en Eduardo Alvarado, Presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana es que van a hacer y poder hacer un esfuerzo extraordinario de diagnóstico y de gestión de infraestructuras para conseguir en cumplimiento del PEAG y del acuerdo del Consejo de Ministros del pasado viernes, llevar el agua a las Tablas, apagar los fuegos, y regenerar el tejido de flora y fauna del humedal.  

Cuando lleguemos a la primavera y la lámina de agua cubra las 1.000 hectáreas que tenemos en la memoria y la vida natural renazca como un milagro, estamos todos convocados allí, para disfrutar el espectáculo de la naturaleza y conjurarnos para que todos y cada uno de nosotros haga lo que le toca para que el estado de las Tablas y de la Mancha Húmeda tenga garantizada su futuro.

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