Copenhague: un fiasco para los países pobres

Un acuerdo en Copenhague en forma de declaración política, no vinculante, sin compromisos concretos sobre reducción de emisiones y con fondos vagos e insuficientes para la adaptación de los países más vulnerables al cambio climático, es una mala noticia para los países del Sur.
Manos Unidas reconoce que Copenhague ha sido un fracaso de toda la comunidad internacional, al no conseguir llegar a un acuerdo sobre cambio climático que sea ambicioso, justo y legalmente vinculante, que garantice mantener la temperatura media global por debajo de un aumento de 2º centígrados, y que asegure el apoyo a los países pobres y más vulnerables al cambio climático, para reforzar sus procesos de adaptación, la disminución de los niveles de deforestación y la implementación de un modelo de desarrollo sostenible.

La falta de compromisos claros y concretos sobre reducción de gases de efecto invernadero pone en peligro el objetivo de lograr una reducción global de emisiones del 80% en el año 2050 a partir de los niveles de 1990, y por tanto mantiene el nivel de riesgo climático de los países del Sur.

Los recursos comprometidos para los procesos de mitigación y adaptación de los países en desarrollo, de 30 mil millones de dólares para el periodo 2010-2012, son claramente insuficientes para cubrir las necesidades previstas. El compromiso de alcanzar la cifra de 100 mil millones de dólares para 2020 es apenas la mitad de los recursos que los estudios económicos realizados estiman necesarios para la adaptación de los países pobres. Además, no se específica ni cómo se dividirá la financiación entre los países ricos, ni cómo se repartirá entre los países menos desarrollados. Una financiación adecuada, predecible, permanente y adicional respecto de la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo) son condiciones imprescindibles para garantizar el desarrollo sostenible de los países del Sur.

Finalmente la decisión de la COP 15 de revisar este acuerdo y su aplicación en el año 2016, demora excesivamente en el tiempo la toma de decisiones más determinantes, en perjuicio nuevamente, de los países más vulnerables al cambio climático.

Desde Manos Unidas hacemos un llamamiento a los líderes mundiales y a la sociedad civil para mantener el esfuerzo global de responder con urgencia a los desafíos que el cambio climático nos plantea a toda la humanidad, y cuyos efectos seguirán incidiendo, mayoritariamente, en los países más vulnerables al cambio climático. En Manos Unidas, no nos desanimamos, la Delegación de Ciudad Real ha tenido una fuerte implicación en la Campaña, que con el lema “Siembra un clima de Justicia”, hemos trabajado en toda la Diócesis, a pesar de los resultados de Copenhague, seguimos clamando por una ¡JUSTICIA CLIMATICA!
 

                             

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