El Agua llega a Griñón

Es el último viejo molino sobre el Guadiana antes de alcanzar Molemocho, la puerta de Las Tablas de Daimiel. Hasta ese punto aún le restaría por recorrer cuatro Kilómetros de canal. El caudal marcha lento por los desbordamientos en busca del antiguo cauce.
La última crecida del Azuer ha avivado el caudal del Guadiana que prosigue lento pero firme río abajo en busca de Las Tablas de Daimiel donde desde hace días le espera el Cigüela.  

Las lluvias han dado tregua pero el deshielo, Vallehermoso y el arroyo de Alambra no cejan en acaudalar el Azuer que en la madrugada del jueves al viernes cobró a su paso por Daimiel una dimensión similar a la vivida la víspera de Reyes. Hubo por tanto crecida en el casco urbano pero la alarma se mitigó, tal vez por la experiencia de días atrás.  

Entretanto, el equipo comandado por el concejal de Agricultura Ramón Ruiz de la Hermosa y supervisado por el alcalde Díaz del Campo mantenía este viernes sus frecuentes visitas a la zona del Carrerón (8 kilómetros antes de  Daimiel) donde el Azuer tiene una suerte de termómetro que aventura lo que horas más tarde pudiere acaecer en el casco urbano donde se esperaba la crecida con cautela. De hecho, la estampa en Daimiel es de la vega inundada en las inmediaciones del Paseo del Carmen, desde el Instituto Virgen de las Cruces hasta la circunvalación, casi un kilómetro en línea recta. Una vez deja atrás la localidad, el Azuer discurre seis Kilómetros hasta verter junto al viejo molino de la Máquina. Desemboca en dos puntos, el primero de ellos provoca que el Guadiana remonte río arriba dirección a Zuacorta, la segunda confluencia aporta el agua que se dirige río abajo hacia Las Tablas. Hace dos semanas llegó al molino de El Nuevo, poco después alcanzaría la Peñuela y los últimos diez días ha tenido que sortear el tramo de mayor concurrencia de ojos abiertos tanto en el antiguo cauce como en la propia canalización. Desde la Penuela a Griñón 2 kilómetros de distancia que ya se han superado.

Los conocedores de la zona estimaban que, de llegar a Griñón, los 4 kilómetros restantes hasta Molemocho supondrían un trayecto más placido para el agua. No obstante, llegar no es superar. El problema es que un centenar de metros antes del puente alto de Griñón el caudal se desvía buscando un ojo que ha formado una laguna por debajo del nivel del canal. Habrá de llenarse este espacio para que el río siga avanzando. Esta imagen del penúltimo molino es la repetición de lo visto en El Nuevo, pese a que el Guadiana está encauzado desde los 60 para que fluya por el canal, el agua tiende a buscar la inmensidad del antiguo cauce que en los molinos presentaba orillas distantes en más de un centenar de metros. Una foto aérea mostraría el hilo de agua que transporta el canal y desbordamientos anejos que empantanan lo que hace décadas fue el Guadiana.  

Las Tablas

Mientras tanto en el parque nacional se aprecia visiblemente su progresivo encharcamiento. Aunque de momento no cuenta con el tibio Guadiana sí dispone del ingente aporte del Cigüela que, de modo natural,  vierte unos 8.000 litros por segundo en el flanco noreste del humedal hasta el punto de haber inundado el tablazo. Hacia el oeste sigue entrando agua desembalsada a través de la tubería a la Llanura  Manchega además del muy estimable aporte de los arroyos que bajan de la sierra Lobosa y Cañada del Gato.

 

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