Monroy, que estuvo acompañada en la presentación por Antonio Carrasco, jefe provincial de Tráfico, recalcó que además de servir como elemento para mentalizar a quienes hoy son peatones y en un futuro se convertirán en conductores, este tipo de acciones “sirve también para concienciar a los conductores con los que viajan, a través de los consejos que aquí aprenden y posteriormente les pueden transmitir”.
En esta misma línea se pronunciaba Carrasco, dado que este tipo de iniciativas “es una forma divertida de iniciar a los alumnos más pequeños en esta materia, en los conceptos de la seguridad vial y en los comportamientos ante el tráfico”. De tal suerte que, como añadió, junto a otras acciones que lleva a cabo la Dirección General de Tráfico o al régimen sancionador contemplado en los correspondientes reglamentos para quienes insolidariamente no cumplen con las normas, se está consiguiendo recortar el número de accidentes.
Un dato que significativamente demuestra que la línea de trabajo es la acertada tiene que ver con el hecho de que, en el conjunto de la provincia ciudadrealeña, el pasado mes de enero se cerró sin ninguna víctima mortal por accidentes de circulación, hito que no se alcanzaba desde junio de 2005. Además, en todo 2009 el recorte de este índice alcanzó el 40% en la provincia. Este dato anima al Consistorio rabanero en su apuesta por la formación de los más pequeños de la localidad y en la colaboración que en materia de seguridad vial viene produciéndose entre la DGT y miembros de la Policía Local de Argamasilla de Calatrava.
En cuanto a la obra teatral puesta en escena en el Centro Cultural, indicar que los alumnos presentes siguieron durante una hora las ensoñaciones de Francisco, el jovencito protagonista de la función que despierta dentro de un sueño para seguir soñando, lo malo es que lo que se sueña puede convertirse en una pesadilla en la que los objetos se transforman, los personajes atraviesan las paredes o una ‘cabeza parlanchina’ aparece y desaparece según se van produciendo los acontecimientos. Francisco, se encuentra sumido así en una aventura onírica inexplicable que no sabe cómo acabará. En todo caso, queda patente que este niño de 12 años sí que respeta las normas de su vida diaria.