En mi humilde opinión, la transparencia es una cualidad inherente a sus señorías. Del mismo modo que gozan de otros privilegios y derechos en virtud del cargo que ostentan, sus cuerpos poseen la capacidad reflectar, o no, a conveniencia, la luz. De ahí que en las retransmisiones de televisión, cuando las cámaras enfocan el hemiciclo, podamos ver tantas tapicerías sin cubrir. Lo que no quiere decir que el diputado o senador no esté ocupando su puesto de trabajo. Es, por tanto, un efecto óptico.
Volviendo al tema de la propuesta del señor Rojo, su iniciativa tiene un pequeño inconveniente. La Constitución Española, en su artículo 73.1 dice así: «Las Cámaras se reunirán anualmente en dos períodos ordinarios de sesiones: el primero, de septiembre a diciembre, y el segundo, de febrero a junio». Según parece, ya hay un batallón de juristas investigando si se puede bordear la Constitución para que esos períodos de sesiones incluyan enero y julio. Curioso que la parte dogmática de la Constitución (la que habla de nuestros derechos y libertades) se incumpla con tanta soltura y para hacer trabajar más a diputados y senadores haya que liar la de San Quintín e incluso plantear una reforma de la Carta Magna.
Los parlamentarios se quejan y exigen que cese el «maltrato» público al que se les somete. El presidente del Congreso, José Bono, culpa a los medios de comunicación: «Cuando se traslada una imagen incorrecta es cuando se dice que el Parlamento y los diputados están de vacaciones queriendo trasladar que son una casta ociosa desvergonzada», añadiendo que con las críticas «se hace un mal servicio a la verdad y al sistema democrático. No se celebran sesiones plenarias no porque los diputados sean ociosos, sino porque la Constitución lo dice y lo contrario es sencillamente mentira».
Recojo el guante y me aplico el cuento. Es más, quiero hacer hincapié no en si se trabaja más o menos, sino en si se trabaja bien o mal. Yo y todas las personas de bien que amamos la libertad estamos verdaderamente contentos. España y sus ciudadanos somos cada día más libres. Y tanto los somos que podemos decir con orgullo que, hoy por hoy, más de 4.130.000 españoles libran de lunes a viernes. Muchas gracias, señorías, son ustedes estupendos.