Tres días para cerrar una herida de 61 años

MICIUDADREAL.ES te cuenta el proceso de exhumación de los tres maquis enterrados en Retuerta del Bullaque

Tres días han bastado para cerrar –medianamente- una herida que llevaba abierta 61 años. En la tarde de ayer eran encontrados y exhumados los restos de José Méndez Jaramago ‘El manco de Agudo’, Honorio Molina Merino ‘Comandante Honorio’ y Reyes Saucedo Cuadrado ‘Parrala’, tres maquis antifranquistas que, tras diez años en el monte, fueron encontrados y asesinados.

La exhumación ha corrido a cargo de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), comandada por Santiago Macías y compuesta por un equipo multidisciplinar de forenses, arqueólogos, etc.

Las labores comenzaron el pasado martes 16 por la mañana ante la presencia de varios medios de comunicación provinciales y nacionales. En Retuerta hay poco más de 1.200 habitantes y a ninguno de ellos todo esto les resulta indiferente. A poco que uno entable conversación se encuentra con alguien que le pueda contar algo. Charlamos con un vecino que vio todo el enterramiento de los cadáveres cuando era un niño: “Los tuvieron un día entero en la calle. Luego pasaron al cementerio, y nosotros fuimos detrás y lo vimos todo. A la derecha del arco, donde estaba el barranco. Allí los echaron”. Este vecino cree que se está excavando donde no es: “Se me olvidan muchas cosas de las que me pasan ahora, pero lo que viví de crío no se me va a olvidar nunca”.

El equipo de la ARMH busca en una de las zonas, pero no encuentra a las tres personas que buscan. Aunque el viaje no está siendo en balde. Han encontrado varios cuerpos. Algunos no tienen caja, pero sí se ven los clavos. Otros tienen caja. Encuentran también dos cuerpos separados, sin caja. Todo apunta a que estos dos también eran represaliados por el franquismo, pero no son los que buscan. “Éstos están separados, y son sólo dos. Podrían ser los que buscamos, pero seguramente no. Buscamos a tres personas sin caja que están enterradas juntas. Cuando entierras a tres personas no abres tres zonas, sino que los tiras a todos juntos”. De modo que hay que seguir buscando.

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Los dos que hasta ahora se han encontrado no serán exhumados, ya que ningún familiar los ha reclamado. “Nosotros actuamos a instancias de los familiares, que son los que nos piden que encontremos los restos de alguien”, nos explica Santiago Macías, que hace memoria y recuerda otros momentos de entrega de restos a los familiares, unos momentos “de mucha emoción, aunque depende del tipo de familiar, el parentesco o incluso las generaciones que hayan pasado. El hijo de un represaliado ha vivido la dictadura completa y sabe lo que es. Pero imagínate a uno que haya recibido una educación nacional y católica; a ése le han contado una historia muy distinta y le han dicho que los represaliados no eran más que bandoleros, le han contado lo buenos que eran unos y lo malos que eran otros… Si ese niño se sabe familiar de alguien así, los sentimientos acaban enfrentados”.

La disparidad de visiones alcanza incluso a los poderes públicos: “¿Asesinados? ¡Si eran ladrones! El pueblo les temía. A uno le robaron los pantalones. Eran como Curro Jiménez, bandoleros sin más”; estas palabras, según Público, son nada menos que de Adrián Pavón, alcalde de Retuerta y ex Guardia Civil. Santiago Macías confirma la existencia de estas declaraciones sin ocultar su cabreo: “La versión que él tiene de esto es muy distinta a la que nosotros nos podemos imaginar. Su lenguaje no es el más apropiado para un alcalde que tiene su cargo gracias a la democracia”.

Pese a esta díscola opinión, parece que el hecho de exhumar unos restos a veces ayuda a conciliar algunas cosas. Y es que para Emilio Silva, presidente de la ARMH, la herida no se cura sólo con la exhumación: “Hay algo que ocurre alrededor de la fosa: la gente empieza a hablar de lo que pasó, y ése es el principio de la curación de una herida. El hecho de buscar, de cumplir ese deber de la sociedad ya es un resultado en sí mismo. Para la gente de los pueblos en los que todavía hay miedo es a veces inimaginable que ocurra eso, y por el mero hecho de que suceda ya hay algo que se está reparando, aunque sea mínimo”, asegura Emilio. En cualquier caso, no se muestra muy de acuerdo con la forma en que el Gobierno gestiona todo esto: “Las subvenciones cubren una pequeña parte de nuestro trabajo. Este año tenemos 42.000 euros y con eso contrataríamos un arqueólogo profesional y no da para mucho más. Por suerte son muchos los voluntarios que nos ayudan y de todas partes del mundo. Debería ser una vergüenza para nuestra sociedad que sean grupos de voluntarios los que garanticen los derechos de las víctimas y no sea el Estado”.

Mientras tanto, la búsqueda sigue sin dar sus frutos en unos terrenos abandonados y nada cuidados, algo que dificulta todo el trabajo. El miércoles, se decide desviar unos metros la búsqueda. Es entonces cuando llegan los resultados: a lo largo de la tarde, los restos de ‘El manco de Agudo’, ‘Parrala’ y el comandante Honorio comienzan a dejarse ver. Están los tres juntos, boca abajo y mal enterrados. No hay duda de que son ellos. La exhumación completa se extiende un tercer día y se avisa a los familiares de los tres maquis, que ya podrán ser enterrados.

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