Los mercados

Lo que quedó después del síncope planetario del socialismo real era esto: los mercados. Penosa orfandad. El sistema que sucumbió al exorcismo papal cuando Juan Pablo II llegó al solio pontificio, dio un par de hisopazos al sindicato polaco Solidaridad y luego remató un señor con el mapa de la perestroika dibujado en la cabeza, nos descubrió que el comunismo tenía el rostro implacable de la clonación social. Rancho, techo y trabajo para todo el mundo al sonido del silbato. También descubrimos que el paraiso obrero en la tierra engendrado en el seno de la Unión Soviética se armaba de cacharros atómicos y contaminaba el aire, tal y como lo hacía el odiado enemigo capitalista. Esta mañana he oido a un grupo de tertulianos. Hablaban cómo no del socorro comunitario a Grecia y de lo mal que están las cosas en este país nuestro. Y de los mercados. Pero… ¿quién demonios son los mercados?. «Los mercados no permitirán que el Gobierno español no haga nada». «Un tecnócrata financiero neoyorquino llamaría a no sé donde y después de leer en la prensa la indolencia ibérica recomendaría vender España. «Los mercados, vender España…»  Diabólica jerga.¿Qué se habrán creído los mercados? ¿Mis ahorros dependen de los mercados? ¿Los mercados pueden hacer crujir los cimientos de la economía española y convertirla en un corralón de corralitos? ¿Y cómo se llaman quienes pueden apretar el botón y hacer a su antojo? ¿Quienes son los mercaderes? A ver, nombres y apellidos. Ya. Yo quiero verle la cara al mercado que compra gobiernos, voluntades y países y desnutre medio mundo. Sarkozy habló de reformar el capitalismo pero no dijo nada de coger los mercados por el mismo cogote, ponerlos boca abajo hasta que no quedara ni un céntimo de los bolsillos de los mercados, los mercados, los mercados. Urge una gran síntesis antimercadocracia. ¿Cómo llamarla? ¿Neosocialdemoracia? ¿Socialliberalismo? ¿Cuarta Vía, por eso de que la Tercera ya la inventaron los suecos? La Anarquía es demasiado perfecta para los animales. Del Estado total, totalitario y socialista a la nebulosa de los mercados. Del culto a la personalidad del socialismo real a la tiranía sin rostro de los mercados. Hay que inventar o reinventar algo antes que los mercados se conviertan en supermercados y el personal, clonado y alienado de chándal y zapatillas vague como zombis, obediente y manso, para complacer al mercado. Al Gran Dictador.   

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