El Aeropuerto de Ciudad Real y los hechos consumados

La imagen de los directivos del Aeropuerto de Ciudad Real reclamando una ayuda de emergencia, era ciertamente enternecedora, porque ver a aquellos que se han manejado estos años con cierta arrogancia, prepotencia y “superioridad”, casi mendigando un aval del tan denostado dinero público, era muy reveladora de la agonía del proyecto.

Las “ilusiones” y expectativas que levantó en su día el Aeropuerto, con la eterna etiqueta del “aeropuerto privado” de la que no se ha descolgado ninguna administración, ni cargo político, ni siquiera los agentes sociales, han terminado en profunda decepción.

Fue tal la presión que ejercieron promotores y colaboradores a la sociedad de Ciudad Real, y por extensión de Castilla La Mancha, que las pocas voces díscolas con el proyecto apenas se dejaron oír, pues había argumentos ambientales, pero también de viabilidad económica y social, que arrojaban serias dudas sobre el futuro del Aeropuerto.

Se han gastado ríos de tinta sobre los cumplimientos de la Declaración de Impacto Ambiental, y sobre otros aspectos administrativos del Aeropuerto; sus cambios de nombre, sus intentos de colocación a inversores financieros extranjeros, su posible venta, su papel en las quiebras de CCM y Fundación VIRTUS, la infame reforma de la LOTAU, que nos ha dejado a Castilla La Mancha a la altura de una república bananera, en la que se legisla y se actúa al gusto de los intereses de los amigos del Presidente, etc…

Pero ahora nos encontramos ante la cruda realidad de una instalación millonaria, a la que no hay forma de darle viabilidad económica, y en eso los “liberales”, el Partido Popular, han encontrado la solución; EL DINERO PÚBLICO.

El aval al Aeropuerto de Ciudad Real que quiere dar la Junta es una patraña, un engaño manifiesto, un cuento de la lechera al igual que el Consorcio, en el que se pondrá un cantidad ingente de dinero de los ciudadanos para salvar momentáneamente, apenas unos meses, al proyecto de una quiebra casi segura.

Lo peor de todo esto, es que al final vamos a la política de los hechos consumados, un proyecto que avanza, a pesar de las advertencias y de las reservas planteadas por diversos organismos oficiales europeos, con el objetivo de conseguir la coartada final; AHORA QUE ESTA HECHO Y TERMINADO, COMO LO CERRAMOS.

No es ningún motivo de alegría para IZQUIERDA UNIDA, el que todo se vaya al traste y se aumenten las cifras de parados en los 300 que parece siguen trabajando. Pero es el momento de expiar culpas, de  pagar ciertas maniobras, si el equipo directivo actual no sabe o no puede darle viabilidad, habrá que buscar otro u otro enfoque de negocio, pero ya no se le puede exigir más a una sociedad que ya ha puesto encima de la mesa, más de lo que se puede pedir.

Ahora le toca a las Administraciones Públicas hacer cuentas, ver que se le adeuda en impuestos, tasas, subvenciones mal gastadas y exigibles, y ponerse la primera en la cola para no dañar mas a la Hacienda Pública y a nuestra dignidad. El concurso de acreedores, o suspensión de pagos, no es una mala solución si le busca una gestión responsable que arroje luz sobre la viabilidad económica del proyecto, y su rentabilidad económica y social para el territorio.

Seguir cebando la bomba con dinero público, ya sea con avales, consorcios, “empresas mixtas”, etc…, es una IRRESPONSABILIDAD, UNA IMPRUDENCIA, UN AGRAVIO FRENTE A LOS MILES DE PEQUEÑOS EMPRESARIOS OBLIGADOS A CERRAR POR NEGARLES EL GRIFO DEL CRÉDITO Y  LA LIQUIDEZ, QUE FLUYE TORRENCIALMENTE HACIA PROYECTOS DE “INTERES SINGULAR”.

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