“El que haga huelga que se atenga a las consecuencias”

En MICIUDADREAL.ES analizamos los dos extremos de la huelga: los piquetes extremistas y los empresarios que prohíben a sus empleados hacer huelga. En este artículo nos centramos en las presiones que han recibido numerosos trabajadores por parte de sus jefes para que no hagan huelga.

Una de las mejores muestras de extremismo y radicalismo en las jornadas de huelga las encontramos en según qué piquetes sindicales: cerraduras selladas, accesos cortados, agresiones, incidentes… una realidad que vemos siempre en cada huelga. Sin embargo, tampoco conviene olvidar otra postura igualmente radical pero que, no obstante, no es visible de cara a los medios, aunque, si cabe, es mucho más frecuente: la de los empresarios que no dejan a sus trabajadores unirse a la huelga.

“El que haga huelga que se atenga a las consecuencias”. Ésa fue la respuesta del director de una gestoría en Ciudad Real cuando un trabajador, intentando aparentar desenfado y simple curiosidad, le preguntó por la postura de la empresa con respecto a la huelga. Cuando se produjo esa respuesta, los cinco trabajadores que estaban pendientes de la misma descartaron automáticamente la posibilidad de hacer huelga hoy.

En una fábrica de la región, el director de Recursos Humanos advertía hace una semana a los trabajadores que “la empresa no va a hacer huelga”. No fueron pocos los que le respondieron que la huelga no la hacen las empresas, sino los trabajadores, advirtiéndole de que la empresa no puede tomar una postura oficial ni mucho menos imponérsela a sus empleados. “A mí no me digáis nada, yo soy un mandao, y haría huelga encantado de la vida, pero ya sabéis que yo no soy el que manda. Cuando le pregunté al jefe por la huelga me dijo que no se iba a hacer”. Varios trabajadores, visiblemente enfadados, instaron al director de RRHH a hablar con el presidente y reclamar su derecho a huelga. La respuesta fue la siguiente: “Yo no prohíbo a nadie hacer huelga, que hagan lo que les dé la gana. Pero cuando mire los contratos de cada uno yo también haré lo que me dé la gana”. ¿Resultado? De los cerca de veinte trabajadores que pensaban hacer huelga, sólo la han hecho siete.

Nos adentramos también en un pequeño comercio en el que existe una jefa y dos empleadas. Ambas pensaban hacer huelga, pero su jefa les ha invitado a sacarse esa idea de la cabeza: “Si hacéis huelga, no hace falta que vengáis ya más por aquí”. Son trabajadoras sin contrato, y una de ellas ha decidido ‘autodespedirse’ acudiendo hoy a las manifestaciones. Otra sigue trabajando: “No puedo permitirme quedarme sin trabajo. Sé que es una excusa, pero es la verdad”. Critica duramente a su jefa, pero también a ella misma: “Tengo lo que me merezco. Si no soy capaz de salir a manifestarme porque mi jefa me lo impide, está claro que tengo el tipo de trato que me merezco”.

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