Populacho

Manuel ValeroLo mismo que hay políticos trepas y hay políticos honrados, hay pueblo y hay populacho. Así que no nos pongamos estupendos. El pueblo no es ese conjunto inteligente de personas que viven en común, y que siempre tiene razón, porque a veces el pueblo se equivoca. Como el alemán llevando en volandas al poder al mismísimo diablo. El pueblo que el domingo no fue capaz de reprimir su descontento durante un par de horas, siquiera por respeto al acto que se estaba celebrando, el pueblo que cegado por el odio empañó la solemnidad de uno de los actos oficiales más genuinamente nuestros, engrandeció el blanco de sus iras. El presidente puede ser criticado  -y lo es, y muy duramente- pero no merece ser torturado.

A mi estos episodios me retrotraen a la España profunda y cainita y me despierta el fantasma de una España que chapotea en el odio, tanto que se odia a sí misma. El presidente del Gobierno merece un respeto público al menos en situaciones como la del martes. Empieza a caerme simpático un Zapatero acosado. Me recuerda al Robert Redfort de La jauría humana.  Quienes el domingo vociferaron como energúmenos sin tener en cuenta el recuerdo de los muertos, la solemnidad de los himnos y el matiz identitario del Día de la Hispanidad, no fue pueblo, fue populacho. Tanto si se trató de ciudadanos que actuaron espontáneamente o de un grupo nostálgico. Y la prensa y tertulias radiofónicas que, jugando días antes con la posibilidad del abucheo patriótico anual recordando ediciones anteriores, también: panfletos y altavoces de populacho. ¿No preparaban de alguna manera el ambiente? Y cuantos políticos se alegran  de que una vez más el presidente Zapatero haya sido verbalmente zarandeado por el sufrido pueblo, que en el uso de su libertad de expresión -faltaría más- se cagó y se cargó la memoria de nuestros soldados sólo por humillar a Zapatero, también: populacho. El pueblo es libre para manifestar  su opinión y su crítica. Incluso pasarse la fiesta del 12 de Octubre por la rugosidad del mismísimo escroto. Puede hacerlo en los medios, en la calle, en una manifestación, en una huelga, en la puerta del Congreso de los Diputados durante 364 días al año. Pero si no perdona ni dos horas para que el 12 de Octubre sea un día de armisticio, precisamente, es populacho. Personas, medios de comunicación, politicos comprensivos con el populacho son lo mismo. Libertad de expresión es cosa del pueblo; desprecio iracundo, del populacho. El pueblo critica y… vota; el populacho, lincha. Menos mal que el pueblo es aún mayoría.  

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