Palacete de la Cruz Roja de Ciudad Real: seis millones de euros relegados al olvido

Palacete de la Cruz Roja, en la actualidadNo es la Puerta de Alcalá, pero ahí está, viendo pasar, tristemente, el tiempo. El Palacete de la Cruz Roja, máxima expresión del modernismo mediterráneo en Ciudad Real, sigue languideciendo en la Ronda de Ciruela sin que la Junta de Comunidades se pronuncie sobre su futuro… Y ello a pesar de que adquirió el edificio por seis millones de euros y de que el inmueble está inventariado en la flamante Carta Arqueológica de la capital. MICIUDADREAL.ES vuelve a denunciar este lamentable abandono.

El Palacete de la Cruz Roja sólo parece estar custodiado únicamente por sus propios fantasmas, a pesar del nuevo nivel de protección patrimonial que le aporta su inclusión en la Carta Arqueológica de Ciudad Real.

Hace ya casi cuatro años que el edificio fue salvado de la piqueta por la campana, in extremis, gracias a la movilización ciudadana que abanderaron el Círculo de Bellas Artes, Monumenta Ciudad Real  y Restaura Manzanares. Todas las administraciones se habían desentendido de él, pese a que figuraba en el registro del patrimonio local, cuando la Cruz Roja, en un gesto que casaba poco con su altruismo humano, lo vendió a un constructor para hacer pisos.

El toque de rebato prendió entre un buen grupo de ciudadanos que se manifestaron el mismo día en que las máquinas habían empezado a destejar el inmueble. La presión de las organizaciones citadas y la presencia del dislate en los medios de comunicación pusieron en conexión a la administración regional y local. Y al final se ordenó parar. Las elecciones locales de 2006 estaban a la vuelta de la esquina. La Junta adquirió de  mala gana el edificio por seis millones de euros y ella, sí, salvó los muebles. No obstante, una vez realizadas las mínimas labores de reparación y mantenimiento que evitaran el derrumbe del edificio, el Gobierno regional lo relegó al olvido. Aún no sabemos si se calificó de Bien de Interés Cultural (BIC). La indiferencia y la crisis, es de suponer, han hecho o harán el resto.

Lugar de cultura, no de expedientes

Y sin embargo no cuesta nada, desde el sentido común y una mínima sensibilidad por el patrimonio de la ciudad, imaginar el edificio perfectamente restaurado desde el respeto por el original. Sin duda, sería un excelente legado para las generaciones futuras… Pero no como un impersonal edificio con fines administrativos y burocráticos, como pretendía la Delegación de Cultura, sino como lugar para la cultura y el esparcimiento artístico de los ciudadrealeños.

En la actualidad el Palacete de la Cruz Roja, pese a estar cautivo tras el muro que lo resguarda sin que se pueda observar en detalle, ofrece un aspecto deplorable de abandono. Incluso presenta algunas ventanas abiertas que dejan paso libre a las aves, lo cual demuestra la incapacidad de nuestros responsables políticos, los mismos que dentro de cinco meses se desgañitarán una y otra vez, presentándose como adalides de la cultura.

Es deseable que la ciudadanía mantenga la vigilancia para anotar la dejación, sobre todo ahora que se acercan tiempos de hipócritas envites electorales. Es intolerable que después de salvar el inmueble a última hora y después de desembolsar una cantidad nada despreciable de dinero, la Junta, o el Ayuntamiento lo dejen morir de inanición, de indiferencia y de olvido. Una joya como la del Palacete de la Cruz Roja, que junto al Colegio Ferroviario conforma un conjunto arquitectónico que destaca sobre la anodina y mediocre arquitectura circundante, exige ser embellecida y puesta a resguardo como la mejor herencia colectiva que podemos dejar a nuestros descendientes.

Un sacrificio al dios del ladrillo

La historia de este edificio es el paradigma de los dispares caminos por los que transitan la Administración pública y los deseos ciudadanos.

La casa, de estilo modernista, fue edificada a principios del siglo XX por encargo de la adinerada familia López, aunque posteriormente fue usada como academia de estudios hasta su adquisición por Cruz Roja, en 1972. Esta circunstancia, unida a que el palacete estaba considerado como monumento en algún catálogo de bienes municipales de la época, permitió que la construcción sobreviviera a la prácticamente absoluta aniquilación que sufrió el patrimonio histórico-artístico de Ciudad Real durante las décadas de los 70 y 80.

Aún así, y sorprendentemente, el último Plan de General de Reordenación Urbana no incluyó al monumento en lista de edificaciones protegidas, por lo que quedó abandonado al voraz capricho del mercado inmobiliario. De hecho, cuando en 2006 Cruz Roja vendió su sede a una empresa constructora, rechazando otra oferta de la Diputación provincial, el destino de la casa parecía definitivamente inmolado en honor del dios del ladrillo… Y el Ayuntamiento de Ciudad Real consagró el sacrificio,  aprobando la licencia para su demolición.

Protesta histórica

Fue entonces cuando el movimiento ciudadano tomó cartas en el asunto, en una actuación ejemplar y sin apenas precedentes en la historia de la capital manchega. El cuento pudo tener así un final feliz, pero sólo gracias a esta iniciativa, contemplada en un principio con cierta indiferencia por parte de la clase política.

Miguel Ángel Muñoz, representante de la asociación Monumenta CR, y Alberto Muñoz, entonces presidente del Círculo de Bellas Artes de Ciudad Real, lideraron una campaña reivindicativa que incluyó la elaboración de un manifiesto, recogida de firmas y el envío de cartas al Defensor del Pueblo de Castilla-La Mancha, entre otras instituciones. Los internautas también representaron un papel importante en defensa de la conservación del monumento, sobre todo en foros como el de miciudadreal.es.

Para más información pincha en este enlace.

Relacionados

1 COMENTARIO

ESCRIBE UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí


spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img