Y lo llaman democracia

Gonzalo PlazaEl día anterior a las últimas elecciones autonómicas catalanas, la radio me despertó, como cada día. Esa mañana, con las noticias. Comentaban lo que iban a hacer los candidatos de los 5 ó 6 partidos “punteros” catalanes, en un día, el de reflexión, en el que no hay campaña. Uno iba a ir al cine, otro pasaría la tarde con su familia, otro comería con un amigo…
Y esta “información”, seguro que fue repetida varias veces ese día en todos los grandes medios de comunicación.
Yo la escuchaba desde Ciudad Real, claro.

Desde Ciudad Real, donde las pasadas elecciones generales, en 2008, se presentaron veinte partidos: aparte de los conocidos, estaban Los verdes, Por un mundo más justo, el Partido contra el maltrato animal, el Partido Social Demócrata… Ciudadanos en blanco, el partido de los escaños vacíos… En fin, que había bastante para elegir. Y algunos con un largo historial de candidaturas en nuestra provincia a sus espaldas. Pero claro, hubo un pequeño inconveniente: que, a pesar de ese largo historial, la mayoría de los ciudadanos apenas conoce la existencia de casi ninguno de esos partidos.
Porque no aparecen en los medios. Son candidaturas presentadas aquí, en Ciudad Real, por gente de la tierra, para los procesos electorales que nos afectan a los ciudadrealeños. Y sin embargo, han tenido menos presencia mediática en Ciudad Real, en treinta años, que unos partidos catalanes en un único día, el  de reflexión, de un proceso electoral que ni nos va, ni nos viene.

La experiencia ya nos ha demostrado que, en este régimen post-dictadura, los partidos que no salen en los medios, no cuentan. El pluralismo político, que supuestamente garantiza la constitución, no existe, cuando unos partidos no aparecen, practicamente nunca, en los medios, mientras que otros acaparan, cada día, la práctica totalidad de la presencia mediática; y la mayor parte del tiempo con propaganda, banalidades y descalificaciones, casi siempre informaciones sin contenido que saturan los medios e impiden que las noticias auténticas, las que tienen información realmente valiosa, lleguen al ciudadano.

La propaganda es a la democracia lo que la cachiporra al estado totalitario”. Con esa frase, Noah Chomsky resume que el hecho de que, en estas modernas “democracias”, no es necesaria la violencia de estado para forzar al pueblo a obedecer: la sumisión, el conformismo, la obediencia ciega… se consigue con propaganda, con manipulación.
Y lo que le ha faltado por decir a Noah Chomsky es que, si el pueblo obedece… no gobierna. Y democracia es gobierno del pueblo.

En fin, lo cierto es que hay muchas otras evidencias de la ausencia de democracia: la escasa valoración ciudadana de la clase política (“nuestros representantes” no nos representan); la injusta asignación de escaños; la inexistente independencia de los tres poderes; la corrupción e incompetencia generalizadas; la priorización del dinero (bancos, “el Mercado”) frente a los ciudadanos; los decretazos y resto de decisiones semidictatoriales como la entrada en la guerra de Irak, el uso del ejército para resolver un conflicto laboral (controladores), la eliminación progresiva de derechos laborales, el aumento de la edad de jubilación, el temporalmente fallido intento intento de restringir libertades en Internet con la “Ley Sinde”… En definitiva, que hay tantas evidencias que parece mentira que aún haya personas que sigan creyendo que tenemos una democracia en este país.
Pero… las hay. Y es que, la manipulación, funciona.

Un enlace para reflexionar, cómo nos manipulan, según Chomsky.

Feliz año electoral.

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