Cospedal, incapaz para dirigir y mucho menos para gobernar

Desde la llegada de Cospedal a su cargo directivo en el PP de Castilla-La Mancha, se ha visto y demostrado cómo ha hecho de la mentira, la acusación sin pruebas y la exigencia de responsabilidades a los demás su norma y práctica  de conducta habitual.

Ha acusado a la policía sin pruebas de cara a la playa, con el refresco en la mano; ha dejado en muy mal lugar a los jueces cuando sus decisiones no le han interesado; manifestó que no quería el ATC en ningún pueblo de la región para posteriormente votar en contra de sus propias afirmaciones; ha dicho que defendía el agua para Castilla-La Mancha y vimos cómo traición a esta tierra votando en contra y aliándose de forma descarada con las tesis de Murcia o Valencia; ha practicado el acoso y derribo de todo aquello que signifique desarrollo para los castellano-manchegos.

Y la última, la invención y la falsa acusación hacia el PSOE, al que acusó de estar investigando con detectives privados a dirigentes del Partido Popular. Pura mentira fruto de su propia imaginación y cultura, creyendo que se practica en todos los lugares lo que han instituido donde gobiernan como práctica habitual, como es el caso de la Comunidad de Madrid, donde Cospedal fue parte de su gobierno.

La verdad es que en Castilla-La Mancha, hasta la llegada de Cospedal, no estábamos acostumbrados ni conocíamos este tipo de prácticas basadas en continuas mentiras, calumnias e injurias, sin ningún tipo de pruebas, al albur  caprichoso de una señora que ha aterrizado con el único objetivo de medrar en política sin reparar en absoluto en el daño que le hace a la imagen de Castilla-La Mancha,  a sus tierras y a sus gentes.

Creo que en este último caso de la acusación del inventado espionaje, la señora Cospedal se ha pasado de la raya, y queda una vez más totalmente desacreditada ante los castellano-manchegos, pues saben, porque ha quedado probado y demostrado, que es toda una experta en la acusación sin pruebas, sin que por ello le asalte el menor rubor.

Una  prueba de honestidad, integridad y cuajo de Cospedal ante los ciudadanos pasaría porque tuviera la suficiente humildad para retractarse de sus palabras, y pida disculpas públicas porque ha quedado suficientemente demostrado y acreditado que sus palabras, en cualquier caso, son inadmisibles, pues están basadas en la mentira y en la acusación sin  pruebas.

Por ello, actitudes como éstas, y ya van muchas, es la mejor demostración de que a Cospedal el cargo le viene grande y no está preparada para dirigir y mucho menos para gobernar. E insistimos, lo peor es que actuaciones  bochornosas como las que viene protagonizando Cospedal dejan por su culpa en muy mal lugar  a Castilla-La Mancha y a sus ciudadanos.

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