Almagro acoge la gran ‘Fiesta barroca’

Mañana viernes arranca la 34ª Edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. Será con la entrega del Premio Corral de Comedias a la actriz y directora de escena Nuria Espert. Una vez finalizado este acto, en la Plaza Mayor, tendrá lugar la ‘Fiesta barroca’. Este lugar es un marco ideal para representar uno de los acontecimientos más esperados y llamativos de la Fiesta Barroca: la procesión cívica.

En estos desfiles la nobleza intentaba mostrar ostentosamente su grandeza y su poder ante el pueblo. Eran espectaculares y variados, pero siempre seguían el mismo esquema y se repetían los mismos elementos.

Elemento caótico, formado por la tarasca, diablillos y zancudos. Son ellos quienes encabezan el desfile, sembrando el desconcierto y llenando de temor a los espectadores. La tarasca, figura monstruosa que lanza humo y fuego, los diablillos que atemorizan al público a quien golpea con zurriagos y los zancudos que con matracas aportan el ruido y desconcierto sonoro de este elemento caótico que pretende sembrar el desconcierto y temor entre todos los asistentes.

Elemento festivo, formado por un grupo de jóvenes malabaristas. Vestidos y maquillados con colores muy chillones y llamativos desfilan realizando malabares variados: mazas, pelotas, diábolos, palos chinos y cariocas. Acompaña a los malabares un grupo de tambores que marca el ritmo de su actuación.

El pueblo, integrado por oficios artesanales, se une a la fiesta. Pretendemos añadir para Almagro este elemento festivo, acompañados por la música barroca de dulzainas se encargarían de alegrar la fiesta con la interpretación de la danza alta, menos solemne, pero mucho más viva y alegre que la danza baja, propia de la nobleza.

Elemento alegórico, formado por seis gigantones y seis  enanos. Son todos ellos el símbolo de las distintas razas que se unen al homenaje de aquél por quien se organiza la fiesta. Los gigantones llenan de solemnidad el desfile y los enanos aportan el matiz  gracioso que nunca faltaba en estos festejos. Vienen acompañados por dos enormes timbales que acompasan el ritmo de sus movimientos. Solía completar este elemento una carroza.

Elemento armónico. Cierran el cortejo veintiocho cortesanos que con su vestuario, muy cuidado y ostentoso,  desfilan con parsimonia y danzan solemnemente para mostrar su distinción y grandeza. En su intervención se apreciará la distinción entre la danza cortesana y la del pueblo, también en la música e instrumentos que acompañan a uno y otro.

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