Los acampados de Ciudad Real acusan a la Policía de hacer ruido adrede para inculparles y de amenazarles con posibles sanciones

Imagen de archivo de la asamblea del pasado 10 de junio.Tras la tensa noche que se vivió el pasado domingo, la polémica en torno a la acampada del movimiento 15-M en Ciudad Real no ha hecho sino aumentar. Los acampados durante las noches del domingo al lune sy del lunes al martes han acusado a los cuerpos de la Policía Nacional y Local de hacer ruidos de megafonía adrede por la noche y de amenazar a los acampadas con posibles sanciones.

Según los acampados, «tras desmontar la acampada de la Plaza del Pilar, y permanecer un grupo de ciudadanos en la plaza como señal de protesta, la Policía Local apareció para avisar de que simplemente no se hiciera ruido para respetar el descanso de los vecinos. Poco después, la Policía Nacional, en una actuación que consideramos vergonzosa, se dedicó a hacer ruido manifiestamente a propósito activando la megafonía de los coches, hablando a voces, poniendo la música de los coches bien alta… desoyendo las palabras de la Policía Local y molestando tanto a las personas que permanecían en la plaza como a los vecinos».

Los miembros de la acampada no tienen dudas: «La estrategia de presión quedó clara cuando cada cierto tiempo entraba un coche en la plaza y aparecían unos 10-15 agentes con una actitud agresiva diciendo que se habían puesto pancartas nuevas y cosas similares. La desproporción de los agentes ante un grupo de ciudadanos tranquilos que charlaban en silencio, leían o dormían es evidente». A la mañana siguiente, «de nuevo la Policía Nacional apareció para pedir la documentación a los pocos que aún quedaban amenazando con posibles sanciones».

La cosa transcurrió de forma más o menos tranquila hasta la sigueinte (del lunes 4 a martes 5 de junio), cuando «un reducido grupo de personas permanecía en banco de la Plaza del Pilar con sus sacos y esterillas guardados y enrollados en sus fundas. Apareció la Policía Local para identificar a los que allí estábamos. Primero con muy buenas formas, los dos agentes que llegaron nos decían que sólo nos identificaban para dejar claro que no estábamos de acampada y que en el fondo eso nos favorecía. Poco después aparecieron tres coches y muchos agentes ya con otra actitud. Un superior nos explico que según las ordenanzas municipales el simple ‘indicio de acampada’ era razón suficiente para sancionar. Nosotros alegamos que la Constitución ampara el derecho de reunión y que ninguna ordenanza municipal puede estar por encima de la constitución. El agente de policía siempre alegaba que cumple órdenes. Al final de la noche, cuando decidimos cerrar el ciclo y terminar la acampada en la puerta del Ayuntamiento, volvió a aparecer la Policía Nacional a identificarnos. Lo absurdo de la situación hizo que ya tuviésemos que tomarnos el hecho con risas a lo que un agente respondió que además de identificarnos también podrían cachearnos».

Ante todos estos hechos, los acampados han optado por actuar públicamente: «Queremos denunciar la situación de presión que tanto por parte del gobierno central como del gobierno local se viene ejerciendo, a través de los distintos cuerpos de policía, a ciudadanos que libre y pacíficamente deciden permanecer en un espacio público en señal de protesta, siempre intentando amedrentar con posibles sanciones a hechos que no son sancionables».

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