Daños irreparables a la enseñanza pública

Dicen nuestros gobernantes que, para salir de la crisis, hay que cambiar el modelo productivo y que, para ello, es necesario invertir en educación; además, aseguran que los docentes hacen una labor importantísima y que, por supuesto, la educación estará fuera de los recortes ¡Qué bonito! ¡Qué bonito! y ¡Qué bonito!

Luego vienen las actuaciones de aquellos que, en su campaña, decían que defendían el empleo; que, por supuesto, sin pudor ni rubor van en la dirección contraria: recortes directos en el sistema educativo adobados con recortes en la inversión para el futuro que hipoteca por muchos años la cacareada y manoseada calidad de la enseñanza.

Los recortes de Castilla-La Mancha no han sido negociados con las organizaciones representativas de los
trabajadores, ni lo van a ser en la mesa que mañana jueves tenemos con la Consejería de Educación. Estamos llamados para hacer un “paripé”: el mismo jueves, día 8, está convocada la Mesa General de la Función Pública que va a “negociar” el decreto por el que se regula el horario lectivo del personal docente. Éste parece que va a ser el modelo negociador que vamos a tener a partir de ahora.

No les ha debido parecer importante que hablásemos de la desaparición de los Centros de Profesores y Recursos, un elemento imprescindible para la calidad del sistema educativo que tenía la formación como una tarea fundamental y que desarrollaba una tarea insustituible, principalmente en las zonas rurales.

Su desaparición sólo puede suponer más dificultades para la educación, principalmente para, como siempre, los alumnos de las zonas económica y socialmente más desfavorecidas y esto sólo puede desembocar en más fracaso y abandono del sistema educativo, poniendo, para todos estos alumnos, el desempleo y la marginación como horizonte.

Y ¿qué idea del profesor trasmiten nuestros gobernantes? Pues, como siempre, con la boca pequeña la de que hay que potenciar la consideración del docente ¡Qué bonito! Pero, por otro, la de “leña al mono”.

Primero, en la etapa anterior, le bajamos el sueldo y, ahora, les hacemos trabajar dos horas lectivas más. Por si hay alguna duda del mensaje que quieren trasmitir y para que no tengamos que leer entre
líneas, algunos importantes políticos del PP, que han tenido altas responsabilidades en educación, nos dicen a las claras, lo que piensan de los docentes: que cualquier ciudadano trabaja más horas o que los
funcionarios del Ayuntamiento de Madrid trabajan más que los docentes, olvidando, y no accidentalmente, decirle a la sociedad que cada hora de trabajo lectiva lleva detrás muchas horas de preparación, máxime si como en este caso la ampliación del horario va a ir a costa de dar asignaturas distintas.

Pero, además, no dicen que los docentes tienen una actividad diaria que no es sólo la que corresponde a “hora lectiva”; pues además de la preparación de clase, tienen la atención a los padres y madres de nuestros alumnos, la preparación y corrección de tareas, trabajos y exámenes, preparación de tutorías, coordinación con el resto de docentes que atienden al alumno, coordinación con las distintas estructuras del centro –orientador, pedagogía terapéutica, logopeda, profesor de apoyo, jefe de estudios, departamento, comisión de coordinación, de equipos, además de otros tiempos para otras actividades, que son más habituales que puntuales; en total tienen reconocidas 37´5 horas de trabajo.

El olvido de este total dificulta el reconocimiento social, que ya nuestros propios gobernantes, como se ve, son los primeros que no tienen. Además, nos ocultan que el aumento de las horas va a suponer la desaparición de varios miles de interinos de los centros, lo que obligatoriamente va a repercutir en la organización de todas esas tareas que antes mencionaba; principalmente, se van a resentir los desdobles y los apoyos y esto afectará, como siempre, a la calidad de nuestro sistema educativo y a los que más necesidades tengan. ¡Siempre igual!

Por si fuera poco, nuestra generosidad dejará sin trabajo a miles de docentes. Por lo tanto, espero que nadie acepte de buen grado una medida que perjudica al sistema educativo y, además, deja sin trabajo a profesores que, hasta ahora, han sido nuestros compañeros y compañeras en los centros educativos.

Me niego rotundamente a participar en el desmantelamiento de la enseñanza pública y me niego a que me hablen de generosidad quienes van a utilizar la crisis para implantar un modelo mercantilista de educación que nos va a alejar de la igualdad de oportunidades para todos y todas, que la organización que represento propugna como ideal para nuestra sociedad. A partir de mañana, que agotaremos la mínima oportunidad de diálogo que nos ofrecen, estaremos en disposición de tomar las medidas que los docentes nos demanden.

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