Izquierda Unida, ante el debate sobre el modelo sanitario

Como sabrán ustedes, el Hospital de Manzanares ha pasado en 24 horas de ser un modelo de ejemplo de eficiencia en la gestión, según el Consejero de Sanidad, Sr. Echániz, a un centro “inviable” y objeto de privatización, lo que muestra el grado de criterio y credibilidad del Partido Popular. Pero tampoco podemos engañarnos, el debate sobre el modelo sanitario español viene de largo, y se ha enconado de una manera trucada e interesada por culpa de la crisis, y así tenemos que gente como José Manuel Campa, nº 2 de la ministra Elena Salgado, pidiera la implantación del co-pago sanitario, y que el Sr. Valcárcel, Presidente de Murcia y dirigente del PP, también lo reclamara allá por el mes de marzo.

Hablamos de debate trucado, porque nadie está poniendo encima de la mesa cifras concretas de gasto, ahorro, eficiencia, etc…, y todo pasa por la creación de un clima de opinión entre la sociedad, según el cual, las cuentas públicas no pueden resistir tanto gasto, pero ¿es verdad que no hay dinero para mantener la sanidad pública?, ¿es más eficaz la gestión privada de los servicios públicos?, ¿que impacto social y económico puede traer este cambio de modelo de gestión de la sanidad?

Insuficiencia de gasto sanitario público

Cuando uno empieza a investigar, se topa con datos sorprendentes, y es que España gasta un 6,5 % de su PIB en la sanidad pública, mientras que la media de la UE-15 es del 7,3% del PIB. Además, regiones como Castilla La Mancha están por debajo de la media nacional en la ratio de médicos por cada 100.000 habitantes, que no llega a 400, cuando la media nacional ronda los 450.

Por tanto, más bien podríamos decir que el problema no es el exceso de gasto, sino el contrario, un déficit de atención e inversión en sanidad pública. Las asociaciones en defensa de la sanidad pública, y muchos colectivos profesionales, vienen desde hace tiempo llamando la atención sobre la necesidad de potenciar la medicina preventiva y los equipos de atención primaria, para mejorar la salud pública y prevenir la aparición de enfermedades graves y de tratamientos costosos.

Es precisamente la presión de lobbies de aseguradoras y clínicas privadas, la que está empujando a los gobiernos a que esa diferencia de gasto sanitario se derive hacia el sector privado, porque es un negocio jugoso y casi seguro, porque al final los procesos más costosos se acaban derivando a la sanidad pública.

Eficiencia del gasto

Otro dato a tener en cuenta, es la diferencia del gasto medio per cápita entre diferentes países y diferentes modelos, así nos podemos encontrar que el gasto medio en USA, que tiene un modelo mixto público y privado, es de 6.100 $ per cápita, y aun así deja a casi 40 millones de ciudadanos sin atención médica, mientras que en España, con un modelo de atención universal, apenas llega a los 2.200 $.

La revista British Medical Journal, publicó en 2009 un estudio sobre la eficiencia, resultados y mortalidad entre diferentes centros médicos; públicos, privados sin ánimo de lucro y privados con ánimo de lucro. El resultado no pudo ser más demoledor, y es que los centros privados con ánimo de lucro tenían un mayor grado de mortalidad, así como la derivación de los tratamientos largos y costosos hacia centros públicos, aunque el grado de satisfacción en cuanto a confort de la estancia era muy alto.

Por tanto, podemos ir sacando algunas conclusiones; el modelo sanitario público y universal es menos costoso para la sociedad, y el privado solo quiere tratamientos cortos y rápidos para un beneficio inmediato.

La fijación sobre la necesidad de recortes en sanidad y educación, es culpa de la caída de los ingresos del Estado, fruto de los regalos fiscales del PP y el PSOE a las rentas más altas de los últimos 10 años, pero también del freno de la inversión pública que está generando una nueva recesión económica. Una política fiscal justa, la persecución del fraude fiscal y laboral, así como una auténtica política responsable en el gasto público, hubiera evitado llegar a los cinco millones de parad@s y al agujero de las cuentas del Estado que tenemos.

Importancia de un sistema sanitario público, universal y gratuito

Hasta ahora, el debate político había obviado una de las grandes ventajas del sistema sanitario público, universal y gratuito, y es la capacidad para el control de la salud pública.

Seguramente se acuerdan de la crisis del pepino que tuvimos con Alemania, y como su red de control sanitario  estuvo emitiendo informes erróneos sobre un problema de salud pública, culpabilizando al pobre pepino de Almería de un brote infeccioso provocado por un cultivo no controlado de soja.

En aquel momento, los expertos en seguridad alimentaria certificaron que el sistema sanitario español no hubiera provocado esa psicosis y habría controlado y localizado mucho antes este problema. Curiosamente ni el propio Ministerio de Sanidad español fue capaz de poner en valor la eficiencia de nuestro modelo público frente al todopoderoso e idealizado modelo alemán, quizás porque ya hasta el propio PSOE acariciaba la idea de ir semi-privatizando la red pública.

El principio de igualdad en el acceso a la atención sanitaria

Una de las grandezas de nuestro modelo público es su universalidad, de tal forma que nadie queda excluido de la atención sanitaria, y este es un valor añadido a nuestra riqueza como país que nadie ha cuantificado en cuanto a PIB.

Uno de los peligros de la introducción de sistemas de co-pago (nosotros decimos re-pago) sanitario, es que siembra el germen de la exclusión, porque aunque se cobre un precio simbólico por receta o visita médica, la crisis está provocando que millones de hogares tengan dificultades para llegar a fin de mes, un millón y medio con todos sus miembros en paro, y casi un millón sin ningún ingreso familiar, por lo que tendrían que elegir entre comer o ir al médico, lo que provocaría que un problema de salud leve o mediano se acabara convirtiendo en uno grave con hospitalización, generando un mayor coste que el ahorro que se pretendía.

De imponerse estos sistemas de re-pago, el resultado es que las capas más desfavorecidas sufrirían un empeoramiento de sus condiciones de vida y de salud, afectando también a la salud pública del conjunto de la sociedad.

Por tanto, ¿dónde está el debate?

Con los datos expuestos hasta ahora, se evidencia que un sistema público universal y gratuito, arroja muchas más ventajas de ahorro general de la sociedad, de eficacia para el enfermo y de eficiencia en el control sanitario, que los modelos mixtos o público-privados.

Esto no significa que rechacemos la existencia de clínicas y medicina privada, que en todo caso consideramos como un complemento o artículo de lujo para quienes puedan y quieran pagárselo, pero que el deber de los poderes públicos es el de sostener un sistema público que garantice la igualdad de los ciudadanos y la mejor eficiencia sanitaria.

Por eso no encontramos elementos serios para el debate, salvo el dogmatismo neo-liberal que trata de eliminar cualquier vestigio de civilización, como son los servicios públicos, para convertirlo todo en materia de mercadeo y especulación.

Para IZQUIERDA UNIDA, la privatización de la gestión del Hospital de Manzanares y su declaración de “inviabilidad” ponen en serio riesgo su continuidad y la de los servicios que presta a la comarca. Es difícil fijar los criterios para medir la rentabilidad de un servicio público, porque son magnitudes distintas e incomparables.

No es un problema de las cuentas públicas

Por último, rebatir también un argumento del Gobierno de Cospedal. La privatización no es un problema de las cuentas públicas, porque los intentos de privatizar, concertar, externalizar, etc…, ya se producían en periodos de bonanza económica y superávit fiscal público, años 2006 a 2008, no solo en Castilla La Mancha sino en el conjunto de España.

El problema es de modelo económico y empresarial. Si uno analiza a las principales empresas del IBEX 35, encontrará un nexo común, casi todas han sido empresas públicas que se han ido privatizando en los últimos 20 años, desde REPSOL a Telefónica, al BBVA, y es que el gran empresariado patrio ha sido un parásito del Estado, se ha hecho grande a su costa, de sus concesiones, adjudicaciones, prebendas, etc…, y ante la falta de competitividad de algunas de ellas para entrar en otros mercados, solo queda uno seguro, que son los servicios públicos a costa del bolsillo de los ciudadanos.

De hecho, grandes empresas constructoras, como ACS, hace tiempo, allá por 2005, que empezaron a desinvertir de su actividad principal, para internarse en otros sectores; energías renovables, transportes, gestión de residuos, aguas, basuras, aparcamientos públicos y lo último la asistencia socio-sanitaria.

La empresa CLECE, de ACS, ha sido la adjudicataria de todos los centros de atención socio-sanitaria de la Comunidad de Madrid, y ya gestiona algún centro público en Manzanares.

Por tanto, la privatización del Hospital de Manzanares no es para quitar deuda pública, sino que es parte del asalto final a la privatización del patrimonio público, para completar la transformación de un Estado Social, Democrático y de Derecho en otro distinto, en que las personas pasamos de ser titulares de derechos a clientes, quienes puedan pagárselo.

Conclusión final

El modelo sanitario público universal y gratuito, es una conquista social que ha mejorado la calidad de vida del conjunto de la sociedad, es una garantía de igualdad, de salud pública y es una fuente captación de talento, investigación e innovación. Además se ha demostrado que es menos costoso para el conjunto de la sociedad, que otros mixtos o semipúblicos.

La introducción de gestores privados añade duplicidades, conflictos de competencia y tiende a la degradación de los mismos para obtener un mayor beneficio de explotación, elementos que no siempre mejoran la calidad del servicio. Por tanto la decisión sobre su modelo de gestión tiene más que ver con una opción ideológica, que con el sentido común.

El triunfo del PP, y de los valores conservadores predominantes en nuestra sociedad, que incluso han alcanzado al PSOE, pueden acabar con esta conquista social para siempre, y quizás ese sí que sea un lujo que no nos podemos permitir.

Algunos datos:
 
Ejemplo de sanidad privada: Estados Unidos.
 
Gasto sanitario (% PIB): 16%
 
Densidad de médicos: 27 por 10.000 habitantes.
 
Mortalidad al nacer: 4 por cada 1.000 nacimientos.
 
Mortalidad infantil: 8 por cada 1.000 niños.
 
Mortalidad de adultos: 107 por cada 1.000 adultos.
 
Esperanza de vida: 78 años.
 
Ejemplo de sanidad pública: España.
 
Gasto sanitario (% PIB): 7%
Densidad de médicos: 38 por 10.000 habitantes.
 
Mortalidad al nacer: 2 por cada 1.000 nacimientos.
 
Mortalidad infantil: 4 por 1.000 niños.
 
Mortalidad de adultos: 72 por cada 1.000 adultos.
 
Esperanza de vida: 82 años.
 
Fuente: OMS

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