Prácticas en el desierto con tinte solidario

Los niños de los campamentos de refugiados saharauis volverán un año más a mejorar sus conocimientos de español de la mano de alumnos y titulados de la Facultad de Educación de la Universidad de Castilla-La Mancha en el Campus de Ciudad Real. Este grupo, cercano al centenar, apoyará durante quince días la labor de los maestros locales que imparten español y regalará a los niños material didáctico que servirá para apoyar sus necesidades educativas más básicas.

Cerca de un centenar de personas, todas ellas vinculadas a la Facultad de Educación del Campus de Ciudad Real, han hecho sus maletas con destino al continente africano. El suyo no es un viaje de placer, sino de aprendizaje, de enseñanza y de solidaridad, mucha solidaridad. Parten a Tinduf (Argelia) para ofrecer clases de español a los niños que viven en los campamentos de refugiados saharauis.

 Esa es su principal tarea, aunque detrás de ella se esconde otra humanitaria y generosa, ya que junto a sus enseres personales llevan material escolar, entre los que figuran lapiceros, gomas, cuadernos o sacapuntas, que distribuirán entre los alumnos de los seis colegios y los dos institutos de la wilaya de El Aaiún.

Durante los quince días que durará esta experiencia, la expedición manchega, en su mayoría alumnos de la Facultad de Educación ciudadrealeña, apoyada por coordinadores –antiguos alumnos del centro que ya participaron en años anteriores en la misma- y profesores, compartirán techo con más de una veintena de familias saharauis que año tras año les acogen “como si fuéramos un miembro más”, explica Carlos Díaz Bravo, quien participa por cuarta vez en esta iniciativa.

Para los alumnos éste no será su primer ejercicio práctico como docentes, pero sí el primero que desarrollarán en unas aulas y en un entorno inhóspito como es el desierto. Un hecho que “marca y cambia tu vida”, apunta Díaz Bravo, quien asegura que participar de esta experiencia “te humaniza, te lleva a restar importancia a cosas que antes para ti lo eran todo y a valorar y priorizar lo verdaderamente importante”.  

Y es que, según sus palabras, es en situaciones como las que ellos vivirán las próximas semanas cuando uno se da cuenta de lo que significa subsistir día a día sin apenas recursos, pero sin perder la esperanza de un mañana mejor. Es por ello que el esfuerzo que hacen estos alumnos y egresados, viajando a los campamentos saharauis para apoyar la labor docente de los maestros locales, enseñar español y ofrecer una alternativa metodológica y de recursos distinta a la suya, merezca la pena, ya que es recompensado con “el entusiasmo, la ilusión y el cariño” que reciben de quienes allí les reciben con los brazos abiertos.  

El viaje de este año es un tanto especial para los organizadores, ya que como explica uno de ellos, la profesora de la Facultad de Educación Montserrat Hurtado, cumple su décima edición, y lo ha hecho superando el reto de no haber mermado el número de participantes pese a los recientes secuestros que se han producido en la zona. Este gesto, subraya Hurtado, “dice mucho a favor de nuestros jóvenes”.  

El programa de prácticas docentes en el Sáhara está subvencionado por la Diputación Provincial de Ciudad Real, a excepción del coste del material escolar que se envía a los campamentos y que h asido asumido por los participantes gracias a las distintas donaciones y actividades realizadas a lo largo del año para poder hacer frente al mismo

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