España, país de zombis

Enrique Rivas.- Los acontecimientos que estamos viviendo y padeciendo serían dignos de un buen guión de película de ciencia ficción tipo Resident Evil., donde muchos serían merecedores de una estatuilla por su papel secundario.

El significado de la palabra zombi, al menos el más popular, sería de muerto viviente.  No cabe duda que esta ficticia afección de nuestro metabolismo, en la mayoría de los casos, no es voluntaria sino provocada por un virus llamado “gobierno”.

Estamos comprobando en nuestras carnes, día a día, como nos desangran con medidas que llaman necesarias y que no están consiguiendo otra cosa que convertirnos en protagonistas de un guión inmerecido, injusto y abominable.

Este gobierno, en su papel de guionista, se ha encargado, y por desgracia consiguiendo, convertir a muchos en autómatas sin voluntad propia. Hasta aquí no habría mayor problema, puesto que la cura ante tal ataque sería muy sencilla, simplemente despertar del letargo y pasividad en el cual muchos se encuentran. El problema viene cuando nuestro cuerpo asimila, de forma voluntaria, este microorganismo mortal.

Cuando vemos y escuchamos a estos guionistas del mal diciendo, como por ejemplo en Castilla la Mancha, que nuestra sanidad, educación y servicios sociales no se van a ver mermados en lo más mínimo, a la vez que, vemos casos que demuestran que nos están mintiendo con una desfachatez sin precedentes digna, como dirían algunos, de países bananeros, aun a sabiendas de que es así, el papel que se adquiere, aparte de inmoral, es totalmente voluntario.

Muchos podrían pensar que esto esta basado en mi propio idealismo o pensamiento, pero  tirando de nuestro enriquecedor refranero haré alusión a uno que no es ficticio sino muy real: “para muestra un botón”.

El pasado lunes, día 12 de marzo, en el ambulatorio Santa Maria de  Bequerencia, situado en el barrio del Poligono (Toledo), a un compañero y amigo, Teodoro Pérez, parapléjico y con cáncer, que para algunos como para nuestro Consejero de Sanidad y Asuntos Sociales, Ignacio Echániz, sería una situación no relevante, le pasó una situación que demuestra lo que realmente está empezando a suceder.

Por su enfermedad tiene que tener un estudio continuo, no solo por los especialistas, sino también por su médico de cabecera. Este mencionado día tenía cita y se encontró con la situación de que su doctora no estaba, por supuesto y gracias al virus gubernamental, tampoco había sustituto. El motivo, muy claro y evidente de lo que estamos padeciendo, no es otro de que la doctora salió de una guardia de 24 horas y al llegar a su consulta se encontró con la suya y la de dos médicos más. De por si ya es increíble que una doctora que sale de una guardia tenga que ir a atender a personas, pero en este caso no solo a sus pacientes sino a los de otros dos compañeros, lo que demuestra lo que les importa nuestra salud a estos virtuosos políticos de la falacia. Ante dicha situación la doctora sufrió un ataque de ansiedad y se la tuvieron que llevar, dejando, evidentemente, a los pacientes sin atender.

A mi amigo le dieron cita para el miércoles posterior donde si fue atendido, pero lejos de que la situación estuviera normalizada, se encontró con la lamentable situación de que muchos médicos y enfermeras estaban doblando turno obligatoriamente, quisieran o no, con el perjuicio que conlleva para la salud de los pacientes.

Por boca de esta doctora se pudo escuchar, por cierto palabras muy dignas y coherentes, que ella va a atender a pacientes y que, como personas que son, requieren de toda la atención y no se pueden permitir ni un mínimo error.

Esta y tantas miles de situaciones, en distintos sectores, que estamos empezando a sufrir en nuestras propias carnes, no solo las vamos a padecer nosotros sino también, sino hacemos algo, nuestras siguientes generaciones. No vale que nos quieran inyectar un virus con el cual nos quieren hacer ver que no hay otra salida, cuando realmente vemos que “estos austeros” tienen una vacuna llamada privilegio, la cual les permite, entre otras muchas cosas, tener varios sueldos, varios cargos y, por supuesto, les permite tener muy poca vergüenza.

Cuando vemos que hay ex-presidentes del gobierno que, aparte de su pensión vitalicia, ganan cifras millonarias por asesorar, en muchos casos, a esos mismos que tienen la culpa de la situación por la que atravesamos, y que van gritando a los cuatro vientos, al igual que hacen sus compañeros de partido, que hay que aplicar medidas duras y austeras, nos pueden hacer recordar a un personaje que, entre otras lindezas, decía que los españoles deberíamos ir “con alpargatas”, cuestión que, de seguir así, van a conseguir.

Lo más gracioso es cuando escuchamos, por boca de estos indecentes, que están legitimados por las urnas para llevar a cabo todas estas medidas. Esto es totalmente falso, puesto que antes de las elecciones, como siempre suele pasar, nos contaron otras milongas, por lo tanto, unas acciones que están basadas en la mentira y en la ocultación “no pueden legitimar a nadie”.

Todo esto solo nos puede llevar a una reflexión: “la única cura ante esta bacteria cancerígena reside en nosotros mismos, a no ser que queramos seguir siendo protagonistas de una película donde, aparte de zombis, seamos los culpables directos del futuro de nuestros hijos”.

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