Represalias sin disimulo

Fátima Serrano Borge, portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Ciudad Real.- Aún conmocionados por el alcance de las últimas medidas adoptadas por el gobierno de la nación y quizás como resultado del impacto recibido, se me antoja que este ejecutivo ni se para en barras ni disimula, obviamente porque se siente imbuido de ese espíritu de complacencia que poseen los que se saben tocados por un halo divino y elegidos para salvar a la humanidad.

Debe de ser que esa ley de transparencia que tanto pregonan, se aplica en primera instancia a las emociones y, por tanto, no hay ni pudor, ni vergüenza en dejar traslucir emociones negativas que, a todas luces, si existen ,deberían pertenecer a ese espacio escondido en el que se alojan las miserias de cada uno. Me refiero por supuesto a ese » que se jodan» pronunciado por la diputada Fabra, cuando el Presidente del Gobierno iba poniendo nombres y apellidos a cada una de las medidas con las que estaba cercenando derechos y calidad de vida de todos nosotros, los ciudadanos. Ella, a juzgar por su expresión, no se siente incluida como tal. Debe de ser que ser diputada sea pertenecer a una casta diferente y si además, se es diputada del PP, pues entonces ya ni hablamos.

Leo en los periódicos que su partido lo justifica, porque dicen que no lo decía por los parados, sino que iba dirigido a la bancada socialista. ¡Acabáramos! Lo expresan así y se quedan tan panchos. Ve tú luego a explicar a nuestros niños y jóvenes que hay sentimientos que no se deben  tener y, en ningún caso, verbalizar y el alegrarse del mal ajeno o el desearlo, es uno de ellos.

Pero ahondando en el tema, me llama la atención las ganas de revancha que han ido alimentando en los años de oposición y ese evidente regodeo, que no se privan de manifestar, cuando aprueban acciones que van encaminadas a acabar con lo que denominan privilegios. Privilegios de los sindicalistas, de los políticos, de los parados, de los funcionarios…, identificando derechos ganados a pulso por los trabajadores y los ciudadanos  en los últimos cien años con uno de los sustantivos más rechazados por el pueblo especialmente en las presentes circunstancias: privilegios.

Está clara la jugada. En épocas de carencias, y estamos en una de proporciones incalculables, todo el mundo quiere, entre el temor, la angustia y el desánimo, buscar culpables. Es relativamente fácil utilizar un método malévolo: enfrentar a los ciudadanos, unos contra otros incitando al » que se jodan» mientras ellos se quedan de » de rositas». Es fácil pero solo conduce al enfrentamiento social, es fácil pero es absolutamente injusto manipular así la rabia de los que quieren trabajar y no pueden, de los que lo están pasando mal, es fácil  pero, sobre todo, es inmoral.

Creo sinceramente que el Partido Popular ha dejado pasar una ocasión excepcional para decirnos que estamos equivocados, que no es verdad, que no están disfrutando con muchas de las medidas tomadas. Creo que debería haber censurado el proceder de la diputada, porque está representando a mucha gente que seguro que se ha sentido avergonzada  y creo también, que sería bueno para el país y para toda la ciudadanía que el parlamento evidenciara siempre un proceder intachable en la confrontación ideológica, exigiendo a los parlamentarios y parlamentarias un código de buenas maneras alejado de expresiones como la que hoy nos ocupa.

El parlamento está formado por los mejores hombres y mujeres, porque así lo ha dicho el pueblo, pero a la Sra. Fabra alguien debería exigirle que lo demostrara.

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