Emoción contenida en Almodóvar del Campo ante el nombramiento de Juan de Ávila como doctor de la Iglesia

Paco Acero.- Una atmósfera de recogimiento y emoción, júbilo y fiesta, ha cubierto la celebración este domingo, 7 de octubre de 2012, de la proclamación de san Juan de Ávila como nuevo doctor de la Iglesia universal en su patria chica.

Almodóvar del Campo vivía en comunión, en el interior del templo parroquial de Nuestra Señora de la Asunción por la mañana, el histórico momento que ha supuesto el colofón a un largo periodo de espera para ver al santo paisano reconocido en lo más alto de la institución católica, junto a otras 33 personalidades santas y en el mismo acto en que la alemana santa Hildegarda de Bingen era también reconocida con su respectivo doctorado.

Sacerdotes, integrantes de la Hermandad de los Santos, responsables de la Corporación municipal y varios cientos de vecinos, no dudaban en vivir en directo a través de la televisión, proyectada en pantalla gigante ubicada sobre el altar de la iglesia, la ceremonia religiosa transmitida por televisión y que oficiaba desde poco después de las nueve y media de la mañana el papa Benedicto XVI.

El momento, que desataba todo tipo de sensaciones en el interior del templo, llegaba apenas media hora después de iniciarse la misa en la Plaza de San Pedro. Era tras darse lectura a una biografía que reflejaba de una bella manera los hitos que marcaron la trayectoria, labor, doctrina, pedagogía, enseñanzas y ejemplo de vida a imitar, de este hombre desprendido, hijo único de una acaudalada familia de la época que hizo lo que entonces y ahora cuesta trabajo hacer: prescindir de riquezas para destinarlas a los que menos tenían, para evitar así toda distracción en su loable camino de amor a Dios y de caridad hacia el prójimo.

Puesta en pie toda la parroquia, lágrimas contenidas, otras asomadas a las mejillas, aplauso en mano porque la ocasión lo merecía y tañido del campanario parroquial, los presentes compartieron en vida la proclamación de un doctorado que le era reconocido a Juan Ávila Gijón 42 años después de ser declarada su santidad. Quienes entonces ya vivían, este primer domingo de octubre volvían a ser testigos de otro hito que, según diferentes opiniones, se ha demorado mucho en el tiempo, sobre todo si se tiene en cuenta que otros santos coetáneos o la misma doctora santa Teresa de Jesús, ya confiaron en su sabiduría espiritual. El santo almodovareño, además, influyó decisivamente en el papel y el devenir futuro de la Iglesia de la época.

Otro punto álgido recibido en contenido silencio fue cuando la presidenta de la Hermandad de los Santos, de mantilla rigurosa y en compañía de un representante de la localidad cordobesa de Montilla, se postraba ante Benedicto XVI durante el ofertorio de una ceremonia que fue compartida vívidamente por la feligresía presente, orando y respondiendo como si el mismo celebrante estuviera ante ellos. La convocatoria matutina se cerraba con el canto del himno al ‘santo grande’ de Almodóvar del Campo, cuando faltaba poco para el mediodía.

En ese momento cohetes y repique de campanas de ermitas e iglesias, contagiaron el júbilo a lo largo y ancho del casco urbano. Y por este motivo, en la Plaza Mayor la Hermandad agasajaba a los presentes con ‘limoná’, cuyos 150 litros vinieron muy bien para la cálida mañana otoñal, y también con un aperitivo para acompañar. Muchos eran los corrillos que se formaron para comentar y repasar lo que habían presenciado desde Roma y con las cámaras de la televisión pública autonómica en directo.

Pero la jornada dominical, que se había levantado madrugadora por mor de la diana musical interpretada por la banda de la Asociación ‘Valles de Alcudia’, todavía iba a dar de sí. Por la tarde, hacia las seis y media, partía por tercera vez este año la procesión con la imagen del patrón, en una cita extraordinaria por lo irrepetible e histórico de la jornada y que acabó por resultar multitudinaria. Para la ocasión se pusieron de gala todas las hermandades que en el pueblo hay y decenas y decenas de paisanas se vistieron de mantilla, mostrando así el mayor de sus respetos y honras para un hijo ilustre que en vida no quiso ostentar cargos representativos, más allá del humilde sacerdote que se sentía, pero que cinco siglos después es reconocido por la trascendencia de su mensaje y afán evangelizador y transmisor de la fe.

Así se vivía este día grande en Almodóvar del Campo, que comenzaba justo al dar la medianoche del sábado al domingo con fuegos artificiales y traca. Con anterioridad se celebraba un multitudinario triduo con la participación de asociaciones y hermandades, una lectura pública del ‘Audi Filia’, vigila junto a las jerónimas, hermanamiento y ofrenda caritativa de colegios e institutos y, además del segundo domingo de horas del año, un concierto renacentista en clave de contemplación y meditación sobre los textos de san Juan de Ávila.

La semana entrante se completará primero en Roma, cuando el miércoles le sea entregado en persona al Papa como regalo de agradecimiento la talla del santo encargada por Hermandad, Parroquia, Comisión pro-Doctorado y Ayuntamiento y el sábado 13 con el descubrimiento en la fachada de la casa del santo de la placa y medallón conmemorativos de tan alto hito reconocido para el maestro Ávila.

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