El utilitarismo de médicos y profesores

Llama poderosamente la atención que, a diferencia de sus colegas madrileños, los médicos castellano-manchegos no hagan huelgas cuando en ambas regiones se está privatizando la gestión sanitaria por igual. Aparte de que aún no han llegado presuntos comportamientos mafiosos a nuestra tierra, la razón de la apatía huelguera hay que encontrarla en que aquí existen menos hospitales mastodónticos que en Madrid y por tanto han sido pocos, en términos absolutos, los profesionales de la sanidad despedidos o que se vean obligados a desplazarse.

Además, aunque se precise trasladar a algunos en aras de “la buena gestión”, el personal estatutario fijo manchego no es reubicable porque no hay hospitales suficientes que dispongan de su plaza, al contrario de lo que sucede en Madrid donde se despide a los numerosos interinos para reubicar a los fijos. Para mayor sorpresa, el gobierno de Cospedal incentiva a los médicos para que compatibilicen su ejercicio público con la sanidad privada al mantenerles gran parte del complemento económico de exclusividad si deciden trabajar por las tardes en el ámbito del lucro.

Por otro lado, también llama la atención que tanto en Madrid como en Castilla-La Mancha los profesores se manifiesten masivamente por las calles pero que el porcentaje de huelguistas sea ridículamente pequeño en ambas regiones. La razón para el desdén huelguista de los profesores es más peregrina que la de los médicos: les frena el dinero que se pierde el día de paro. Si este gremio luchara de veras por la educación estaría dispuesto a perder una mínima parte de su sueldo, así que suelen hacer huelga quienes tienen el carnet del PSOE, de IU o de un sindicato de izquierdas, siendo escasos quienes se rigen exclusivamente por principios éticos universales ajenos al partidismo.

De ambos comportamientos, de médicos y profesores, deduzco que las movilizaciones no se hacen en nombre de la sanidad o de la educación sino en nombre del ego: por ejemplo que el médico no sea desplazado y que al profesor no le reduzcan su salario. Ambas exigencias son legítimas pero es ilegítimo disfrazarlo de una lucha por el bien común. Es cierto que en ambos gremios hay personas que se mueven por principios universalistas y que luchan por una sanidad y una educación de calidad para todos, sin embargo la gran mayoría, como en casi todos los ámbitos de la vida neoliberal, se rige por principios utilitaristas.

Solo conozco un movimiento en la actualidad que se rige por principios universalistas: el 15M. Acabar con este movimiento de dignidad sería muy sencillo y barato si sus valores fueran utilitaristas; bastaría, por ejemplo, con dar un jugoso puesto de trabajo a sus miembros más activos para dejarlos fuera de juego. Sin embargo aspiran a que en las instituciones se instaure una moral universalista, aquella que dice, en término sencillos, “haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti”. Aunque están silenciados por los medios de comunicación el 15M sigue vivo y va a dar muy agradables sorpresas. La lucha de profesores y médicos se acabará cuando les suban el salario, pero el 15M seguirá existiendo mientras continúe amenazada la justicia, la sanidad y la educación públicas.

http://www.rafaelrobles.com

@RafaelRob

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5 COMENTARIOS

  1. Me gustaría saber en qué trabaja el sr. robles, cómo se gana la vida, porque me sorprende que despache en pocas líneas y con ese desparpajo un asunto que afecta a millones de españoles, no sólo a médicos y profesores.

  2. «Moral universalista, haz a los demás lo que quieres que te hagan a ti»… solo falta una cita sacada de algún tratado de ética del gran filósofo Kant. Venga allá, hombre!!! Ni los sindicalistas izuierdistas ,que parece usted abominar ,ni los del 15 M se rigen por esos hermosos principios de ética universal. En este país, más que en ningún otro, impera el meter el dedo en el ojo al que nos hace sombra, pisar callos al que nos precede en un puesto, pensar primero en enchufar a nuestro hijo y luego que se pudra el vecino.
    En el 15 M hay gente con las ideas muy claras, gente valiosa, pero muchos están como el que va a las macrofiestas, al amontonamiento y seguidismo sin personalidad. Les ofrecen un puestecito de trabajo y se olvidan de utopías, si es que las recordaron alguna vez.
    Es triste pero es así.

  3. Por fin alguien dice de forma pública lo que mucha gente piensa:

    «De ambos comportamientos, de médicos y profesores, deduzco que las movilizaciones no se hacen en nombre de la sanidad o de la educación sino en nombre del ego: por ejemplo que el médico no sea desplazado y que al profesor no le reduzcan su salario. Ambas exigencias son legítimas pero es ilegítimo disfrazarlo de una lucha por el bien común».

    Como bien dice el Sr. Robles, es muy legítimo que alguien proteste porque le bajen su sueldo, pero que no lo disfracen de otras cosas…

  4. Sabe de lo que habla porque lo practica. Hace poco escribió un panfletillo a favor de la filosofía denigrando a las asignaturas que pudieran competir con ellas pues ésta era una asignatura de verdad (debe de ser por eso por lo que en Selectividad con unas cuartillas era suficiente para ir bien preparados hasta que les han tenido que llamar la atención a ver si lograban dar algo más que Kant) y el resto cosas facilonas que los alumnos escogerían si pudieran no entrando en si la pedagogía de los profesores de filosofía pudiese tener algo que ver en ello.

    Este «qué hay de lo mio» utilitarista es el que ahora reprocha.
    Y lleva razón. Él, como casi todos, se mueven por intereses personales y gremiales. En su caso la posibilidad de que los profesores de filosofía se queden sin horas.

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