Culivegas, la meca del juego que no pudo ser

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Sólo los asesores más próximos al rey del huevo y las tragaperras y un par de quiosqueros de Ciudad Real sabían de la existencia del mega proyecto urbanístico que pretendía la construcción del mayor casino de la Vía Lactea en el Parque Forestal de la Atalaya. Truque, tute, cinquillo y dominó, carajillos y aguardiente harían brotar los euros como cardos borriqueros de las lomas próximas a la capital del despiporre.

culivegasOtras ciudades candidatas tenían suelo a precio asequible, mano de obra barata e, incluso, población suficiente para celebrar un torneo de pocha, pero Ciudad Real contaba con una baza esencial: una clase política adicta a la megalomanía y afín al pelotazo, ya fuera éste de anís o de ladrillo.

Finalmente, Culivegas -en honor al gentilicio de gala de la ciudad- no pudo ser. Algunas de las exigencias que planteó el Ayuntamiento, relacionadas con la presencia y participación en el proyecto de los pandorgos y la cesión de espacios para los talleres de la Concejalía de Igualdad de Género, no fueron aceptadas por los empresarios estadiounicenses.

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