Dolores Marx

¿Dolores Marx? Tal vez, y no por el discurso plagado de Materialismo Dialéctico y recorrido por vetas de Materialismo Histórico propio de don Carlos; sino por la proximidad a la subversión lingüística y a la complejidad compleja del absurdo de don Groucho.

José Rivero De tal suerte y manera que doña Dolores Marx, también conocida como Dolores de Cospedal, a través de la Consejería de Obras Públicas y Urbanismo ha ordenado que se omita la palabra “desahucio” en la información enviada a las familias que se van a someter a ese procedimiento. O, que las palabras prohibidas, se “sustituyan por otras menos contundentes”. Por ello la Plataforma de Afectados por las hipotecas (PAH), ha respondido que “Nos vemos en la obligación de indicarle que prohibir el uso de una palabra no elimina la realidad. Dígale desahucio o crimen”. Dígale la parte contratante de la primera parte.

cospedalcrayonsLa segunda parte contratante, tiene que ver con la contratación de  la agencia de detectives Método 3, para intentar “recuperar tres discos duros”, con información sensible y relativa a concesión de subvenciones del anterior gobierno socialista de José María Barreda. Dolores Marx, que soportó una demanda contra la agencia de detectives Almirante en 2011, a los que acusó de espiar a lato cargos populares de Castilla-La Mancha, gira hacia la derecha y recurre de nuevo a los detectives, o a la nueva parte contratante.

Y finalmente, la apoteosis de los deslizamientos lingüísticos, se acomoda a las explicaciones que sobre la contratación/suspensión/chantaje de Luís Bárcenas, formuló días pasados. Por ello Dolores avisa “Este partido no acepta chantajes, el presidente del Gobierno no acepta chantajes, y el presidente del partido no acepta chantajes. Lo digo con toda la tranquilidad: de ninguna manera”. Para más tarde, por si no estaba clara la dimensión trinitaria del chantaje matizar que si “alguien hace un chantaje cuando tiene algo con lo que hacer un chantaje”. Parece claro y fuera de toda duda, porque si no, no habría con lo que hacer un chantaje, al faltar la parte contratante o la parte chantajeante.

Parte chantajeante que llegó a un acuerdo con la parte chantajeada; por lo que es posible que: “Hay[a] personas que pueden discutir si ese acuerdo es más o menos oportuno, si jurídicamente está mejor o peor llevado, mejor o peor hecho. Pero así fue como se pactó”. Señaló tras reconocer que “hoy seguramente se habría visto distinto”.  Tan distinto el chantaje, que horas después el chantajeante demandó a la parte chantajeada por ‘despido improcedente’.  Pese a contar el chantajeante con una boyante indemnización de difícil ubicación en el derecho laboral. “La indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido en forma simulación de lo que hubiera sido en diferido en partes de lo que antes era una retribución”. Indemnización en diferido,  que pese a su cuantía “a uno le puede parecer bien o mal cómo se pactó en su día, pero así fue cómo se pactó”. Por ello, y desde los labios de Dolores Marx: “La controversia la tendrán ustedes, con todo el respeto yo no tengo ninguna controversia”. Ni ningún chantaje, ni ninguna lógica gramatical. Pero lo peor no es la falta de tono y sentido del parlamento cospemarxista, sino la legión de imitadores que van surgiendo por doquier. Emulando a la Presidenta-Secretaria.

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