Puentes mortales, la Administración responsable

Editorial de Miciudadreal.- Lo ocurrido en el kilómetro 93 de la carretera N-420 el pasado domingo no tiene nombre. O sí lo tiene: el de los dos conductores que murieron tras precipitarse al río Yeguas, en las cercanías de Fuencaliente, cerca de la provincia de Córdoba.

Lugar del suceso. Foto colgada en Twitter por @AntoRomerovacas
Lugar del suceso. Foto colgada en Twitter por @AntoRomerovacas

El caso es que esta carretera nacional sortea en varios puntos el arroyo con puentes que provocarían el sonrojo de cualquier persona con sentido común, enmudecer de vergüenza a cualquier técnico con vergüenza, y provocar la dimisión fulminante al primer responsable de una tragedia que nos sitúa en un retraso secular en los tiempos de la globalización, las nuevas tecnologías y, claro, el latrocinio y el despilfarro a mansalva…

Porque la falta de seguridad de una ruta nacional convive hoy mismo con los grandes pecios de la orgía del ladrillo, con el asfixiante ambiente político salpimentado de escándalos y en medio de un creciente descrédito de la clase política. Tristemente, la crítica situación que nos embota amortigua la verdadera dimensión de la tragedia. Tan acostumbrados estamos a escándalos y a descubrir cada día el nombre o los nombres de los nuevos pícaros que no damos importancia a la muerte de dos personas en un accidente de tráfico, porque la chapuza criminal del puente por el que pasaban en ese momento se vino abajo o porque se encontraron con el vacío de repente…

Basta ver las imágenes del primer puente que cedió sin llegar a colapsar para hacerse una idea de la genialidad profesional o política de quien tuviera que dar el visto bueno a tamaña obra. Digámoslo de una vez: la Administración, en el nivel que corresponda, es responsable de que una carretera de importancia nacional que soporta tráfico rodado pesado, que une dos provincias, dos comunidades autónomas y ciudades importantes, haya quedado troceada por el colapso de unos puentes ridículos y letales.

La propia Administración se pone estupenda cuando afronta grandes campañas de seguridad vial, y es ella misma la que permite la inseguridad criminal en rutas como la Nacional-420, sin que además, ayer, el subdelegado del Gobierno diera la cara ante los medios.

El suceso cobra aún mayor dimensión cuando testigos desplazados al lugar de los hechos, como el coordinador provincial de Ecologistas en Acción, Vicente Luchena, atestiguan que no sólo se hundió un puente en la fatídica madrugada, sino dos, que se suman a la caída de otro más acaecida hace una semanas: tres puentes hundidos en un tramo de 1,1 kilómetros.

Causa verdadera indignación comprobar que cuando se han malgastado, distraído y robado riadas de millones de euros, una carretera de la importancia de la N-420 haya presentado una cara tercermundista y demostrado, una vez más, la incompetencia de quienes no saben estar a la altura de las circunstancias cuando las circunstancias lo requieren.

De lo ocurrido no ha sido culpable la lluvia, que ahora servirá de excusa, ni la orografía del terreno, sino la incompetencia y la irresponsabilidad de quienes pudiendo evitarlo con la supervisión y el mantenimiento, o cortando la carretera cuando las informaciones ya avisaban de un marzo inusualmente lluvioso, no lo hicieron… Por no hablar de los cerebros que idearon los vergonzosos puentes de la muerte que han costado la vida a estas dos personas. Si los romanos levantaran la cabeza…

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4 COMENTARIOS

  1. «»»De lo ocurrido no ha sido culpable la lluvia, que ahora servirá de excusa, ni la orografía del terreno, sino la incompetencia y la irresponsabilidad de quienes pudiendo evitarlo con la supervisión y el mantenimiento, o cortando la carretera cuando las informaciones ya avisaban de un marzo inusualmente lluvioso, no lo hicieron… Por no hablar de los cerebros que idearon los vergonzosos puentes de la muerte que han costado la vida a estas dos personas. Si los romanos levantaran la cabeza…»»»

    Yo por oir hasta he oido hasta que la culpa es del cambio climático.
    Pero aquí no dimitirá nadie, una vez pasen estos días de luto y duelo, amargura, impotencia y dolor, «las aguas volverán a su cauce» y solo se acordarán de esto los familiares y amigos de los fallecidos y los que pasemos por esos lugares…

    Ciudad Real es muy conservadora en el sentido extrictamente político de la palabra – evidentemente. ¡Una pena!

  2. Tambien llama la atención que los antiguos puentes, casi centenarios, por los que discurría la antigua nacional 420 en los tramos que se han hundido, se encuentren intactos mientras que estos que pasan por poco la década se han desmoronado provocando esta tragedia. Lo mínimo sería una explicación por parte de algún responsable público aunque imagino que ya deben estar demasiado ocupados tapando sus trapos sucios.

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