Manuel Hidalgo: «Sólo hay que beber buen vino y sólo hay que leer buenos libros»

El periodista y escritor participó en FENAVIN junto a la escritora Fanny Rubio y al periodista Eduardo San Martín en una mesa redonda que bajo el título “Leer y beber” estuvo coordinada por el periodista y escritor Juan Cruz

FENAVIN contó con la presencia del periodista y escritor Manuel Hidalgo, de la escritora Fanny Rubio, y el periodista Eduardo San Martín, en una mesa redonda que, bajo el título «Leer y beber», estuvo coordinada por el periodista y escritor, Juan Cruz.

Una mesa que trató de manera distendida, como su nombre lo indica, de buscar las relaciones entre el leer y el beber. Esto lo hizo con varias analogías divertidas Manuel Hidalgo, ya que para el escritor tanto el vino como la lectura en sus primeros momentos crean cierta excitación, para posteriormente provocar sueño si su consumo se prolonga. En su exceso ambos pueden provocar dolor de cabeza o incluso de estomago, «últimamente sólo leo libros breves», afirmó. Y es que Hidalgo opina que «sólo hay que beber buen vino y sólo hay que leer buenos libros», para evitar los efectos antes comentados.

Por su parte, Fanny Rubio apuntó la parte más espiritual del proceso de beber vino ya que de la fusión del yo con la copa produce un tercero y si esa copa se bebe en compañía surge una manera distinta de conversación. También se refirió al proceso de autodestrucción del vino cuando se bebe solo. «El vino es el amante de la noche ayudando al enamorado, al depresivo y al marginal». Fanny Rubio también planteó, en su intervención, una mirada retrospectiva hasta llegar al culto a la copa de la cultura grecorromana, poniendo como ejemplo el tiempo de Marco Antonio y Cleopatra, o en los episodios de un rey judío romanizado, como Herodes y, más aún, resaltará el papel de la copa en las aventuras de los dioses, como en las bacanales de Dionisos.

No faltaron las alusiones a la vertiente mitología del vino ya que como afirmó Juan Cruz, «el vino está en la mitología de cada uno de nosotros por los vasos y por la literatura, ya que es el amuleto de muchas inspiraciones». Cruz confiesa que le gusta el vino, «lo asocio a la alegría y a la rabia de no tener alegría».

«La cultura del vino no es dañina»

Por su parte, Eduardo San Martín explicó su experiencia más como manchego de nacimiento, que como escritor, y partió de la tesis de que la cultura del vino no es dañina, «según yo he vivido de pequeño», añade. Para San Martín las maneras que ha tenido de beber vino a lo largo de su vida han sido como jalones que han marcado las distintas etapas de esta. Igualmente, le pasó con la lectura. San Martín considera que el beber era una especie de rito de paso porque cuando empezabas a beber fuera de casa es que habías dejado de ser un niño. Era un elemento de sociabilización, como también lo es la lectura ya que cuando aprendías a leer pasabas los limites de tu casa o de la escuela y traspasabas fronteras reales o imaginarias.

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