¿Privacidad o clandestinidad?

MiguelAngellopezEncontrar un equilibrio adecuado a la hora de concretar y aplicar la distinción entre ofensa y daño no siempre es tarea fácil, pero supone una de las mayores aportaciones del liberalismo político clásico a la hora de acometer los reiterados problemas que la libertad religiosa presenta a la libertad de expresión. Sin duda, la exigencia de límites a esta última por parte de ciertos grupos apelando al respeto a sus creencias religiosas y símbolos sagrados supone una incompatibilidad que pone en riesgo la igualdad jurídica y el principio de no discriminación y, en los casos más graves, la integridad física, la convivencia social y la garantía de los derechos humanos. Ejemplos de estos últimos los encontramos en la prensa europea desde hace décadas, muy sensibilizada ante los casos donde la incompatibilidad proviene del lado del Islam debido a sus graves consecuencias. No es difícil traer al recuerdo los casos de Salman Rushdie y su libro de 1989 Los versos satánicos –en la que aparecían las mujeres del profeta Mahoma como prostitutas, dentro de un sueño de uno de los personajes de la novela y que supuso la amenaza de muerte de su autor, así como la de sus traductores y editores-; el asesinato del director de cine Theo van Gogh a manos de un islamista holandés de origen marroquí –a causa de un cortometraje en el que se realizaba una crítica a la violencia contra la mujer en el Islam-; o el caso de las caricaturas de Mahoma publicadas en el diario danés Jyllands-Posten en 2005 -que provocó numerosas reacciones violentas por parte de grupos musulmanes dentro y fuera de Europa, incluyendo víctimas mortales-.

Hacer frente a los intentos de ahogar la libertad de expresión que se practica en tierras lejanas a donde habita mayoritariamente el fundamentalismo religioso y su turba fanática con su hipertrofiada susceptibilidad ante opiniones contrarias es, con todo, un cometido que toda prensa digna de llamarse independiente y demócrata está obligada a realizar. En España, por ejemplo, hubo periódicos que apoyaron al diario danés mencionado publicando las caricaturas cuestionadas, al igual que hubo otros que no se atrevieron o no quisieron publicarlas. El miedo y los intereses a los que uno debe lealtad y salario son libres. Sin embargo, la “temeridad” de la revisa El Jueves o del diario El País al publicar las caricaturas de Mahoma corre el riesgo de convertirse en insensatez si la denuncia va encaminada a mostrar la violación pública y continuada de la pretendida aconfesionalidad de Estado en España, en concreto en Castilla-La Mancha y en particular en algún municipio de la provincia de Ciudad Real que confunde turismo local con proselitismo religioso, con confesionalismo político y con financiación pública de creencias religiosas, en un claro revival del nacionalcatolicismo que padeció España durante parte del siglo pasado.

La creencia religiosa, como cualquier ámbito de la conciencia es y sólo puede ser privado. El núcleo laicista de la libertad de conciencia se encuentra en la libertad de la individualidad de la conciencia humana, única que posee credenciales legítimas para constituirse en sujeto de Derecho Público. Porque, ¿existen conciencias colectivas? La respuesta sólo puede ser negativa, más allá del ámbito de categorización psicoanalítico o sociológico en su perspectiva histórica. Ni la sociedad como tal, ni colectivo humano alguno tiene conciencia la cual, por sí, sólo es un atributo ontológicamente individual. Por tanto, en sociedades democráticas o que aspiren a serlo, no es legítimo la discriminación positiva de unas determinadas creencias en el espacio público, reservado para la convivencia ciudadana en toda su pluralidad de convicciones. En este sentido toda discriminación positiva supone la humillación y el desprecio al principio de igualdad y de no discriminación jurídica.

Toda esta violación de la aconfesionalidad del Estado, de la igualdad jurídica de todos los ciudadanos y de la libertad de conciencia se viene produciendo especialmente en Almodóvar del Campo, cuyos habitantes son acogedores, muy trabajadores y no merecen este circo de vanidades bajo la carpa del dinero de sus impuestos. El Ayuntamiento de esta localidad está repleto de símbolos religiosos de todo tipo (crucifijos, santos, vírgenes, etc.), aunque es el Salón de Plenos el que se lleva la palma al estar presidido por un crucifijo y por los dos “santos” de la localidad, uno a cada lado del Rey (imagen sacrílega a todas luces al usurpar el Rey su puesto natural a la divinidad). ¿Qué ocurre con los ciudadanos de la localidad que no comparten esas creencias religiosas? El lugar de las reuniones de la corporación municipal es neutral o privilegia los intereses de un tipo específico de vecinos o de un tipo concreto de asociación religiosa a juzgar por las cuentas municipales año tras año? ¿Lo de acatar la Constitución lo dejamos sólo para amedrentar independentistas o priorizar el pago de la deuda? ¿Qué tiene que decir a todo esto la oposición de PSOE (5 concejales) e IU (1 concejal) ante esta situación acentuada, que no creada, por el gobierno municipal del PP (7 concejales)?

Lo más sorprendente es que cualquier crítica en este sentido, o suele ser calificada como ideología política por la hipocresía de salón o suele excitar el victimismo clerical que, vivaracho, ataca aduciendo “¡persecución religiosa!”. El mundo al revés: “o se subvencionan con dinero público mis creencias religiosas privadas y se utilizan los edificios públicos para exponerlos permanentemente o te acuso de anticlericalismo decimonónico, ¡hijoputa!”. Es más, ante la posibilidad o la mera pretensión de hacer cumplir el constitucional Estado aconfesional, tanto la ambición política como la avaricia clerical de sus respectivas élites no desaprovechan la oportunidad para denunciar y exorcizar la esquizofrenia que se crea al conducir al ámbito privado lo que, según defienden denodadamente, no puede ser más que público como expresión de una supuesta mayoría sociológica. Como si el amor, el odio, la alegría, la tristeza, la esperanza o la incertidumbre no fueran expresiones privadas que pueden y deben expresarse públicamente para quien lo considere. ¿Acaso lo privado no puede expresarse públicamente? ¿La estadística sociológica es el criterio de los principios y normas jurídicas en un Estado de Derecho? ¿Tan difícil es distinguir entre privado y clandestino? ¿No es posible identificar como sinónimos entre público y común? Y “común” es lo que nos une a todos, aquello que sirve como condición de posibilidad de la convivencia a toda una ciudadanía que se organiza en torno al respeto de la individualidad en su pluralidad de convicciones.

Si cabe, la guinda de esta orgía mariana se puso el pasado día 30 de abril cuando el presidente de la Conferencia Episcopal española, el cardenal Antonio María Rouco Varela –condenado por el Tribunal Supremo en su anterior etapa como Arzobispo de Madrid por encubrir a un pederasta-, acompañado por el obispo de Ciudad Real, Antonio Algora y el párroco de la localidad, Juan Carlos Torres, fueron recibidos a bombo y platillo en el Ayuntamiento, donde el Sr. Alcalde, junto a parte de su equipo de gobierno, pidió al cardenal Rouco rezar “por todos nosotros en estos momentos en los que la situación es tan crítica y que pida a Dios por los almodovenses y el resto de personas que peor lo están pasando para que mejore la situación”. Triste que un gestor de la “cosa pública” se encomiende a la divina providencia para resolver los problemas terrenales. Tal vez la estrategia no sea muy afortunada vistos los precedentes en su propio partido, pues la mismísima ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, la de los más de seis millones de parados, suele encomendarse a la Virgen del Rocío para salir de la crisis.

Cartas desde Laos
Miguel Ángel López Muñoz

@DesdeLaos

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10 COMENTARIOS

  1. El alcalde, ya en el acto de toma de posesión de su cargo, se encomendó a Dios ,a la Virgen del Carmen, a San Juan Bautista y San Juan de Ávila, a los santos apóstoles Pedro y Pablo y al resto de los Santos. Supongo que deseaba fervientemente que los milagros de esa corte celestial le eximiesen de realizar un denodado esfuerzo para hacer prosperar el municipio, que fueran los Santos quienes le hicieran el trabajo .Y más aconfesional y neutro que ha de ser un acto como el de toma de posesión…

    Por lo demás, amigo mío, luchas contra molinos de viento, contra un muro de hormigón. Cualquier crítica en este sentido te enfrenta a unos beligerantes beatos sin religiosidad. Porque los verdaderos y escasos creyentes merecen todo mi respeto y envidia sana, si es que esto último es posible y no incurro en una contradictio in terminis.

    Un saludo.

  2. No sé si la Constitución, la mayoría de sus artículos, se ha transmutado en El libro de los muertos de los antiguos egipcios, como tan irónicamente nos decía nuestro admirado Angel Romera, pero el artículo 16 nació muerto y sin que nadie haya hecho nada por reanimarlo. Viva el nacionalcatolicismo!!!!

    • Gracias por tus amables e irónicos comentarios, alter ego. En todo de acuerdo, excepto en que la beligerancia de los muros de hormigón no merezcan el galope de Rocinante. Cuando lo obvio está invertido, su denuncia no suele venir cargada de laurel. La filosofía occidental nos explica esto una y otra vez, desde la bravura lógica de los griegos hasta el «Pienso, luego insisto» de algún twitero jocoso y con vocación postmoderna.
      Un cordial saludo

  3. Adjunto nota de prensa de IU sobre el tema. El Ayuntamiento de Ciudad Real con el PP y el PSOE, renovaron el voto de la corporación al dogma de la Inmaculada concepción…… Te cagas.

    http://www.lanzadigital.com/opinion/un_ayuntamiento_aconfesional-42729.html

    Ayuntamiento aconfensional?
    ¿Es el de Ciudad Real, como nuestra Constitución y nuestro país, un ayuntamiento aconfesional? Para el PP y el PSOE de nuestra localidad no. Parece que la mejor estrategia que ha encontrado la alcaldesa Rosa Romero para luchar contra la crisis sea rezar y “pedir a la Virgen que nos ayude, que su manto proteja a toda la ciudad, especialmente a aquellos que lo están pasado mal”.
    Extraña petición de alguien que votó en contra de que los supermercados tengan que entregar la comida que fuesen a tirar a ONG’s, o de partidos que han aplicado políticas que agudizan las desigualdades sociales. Cree el ladrón que todos son de su condición. Si PSOE y PP se consideran “pecadores” necesitados del amparo y del ejemplo de la “sin pecado” allá ellos, pero que se arrepientan de verdad y con hechos, porque cada vez más ciudadanos les consideran responsables, por acción y por omisión, de la crisis económica y de la crisis de valores en que estamos inmersos.
    Esa imploración es también muy representativa de la confianza que en la propia acción de gobierno tiene la alcaldesa de nuestra ciudad. La corporación municipal debería incidir en la posibilidad de cambiar y mejorar la realidad desde las instituciones terrenales y no dejar en manos de la divina providencia la solución de los problemas que enfrentamos.
    La alcaldesa mostraba “su orgullo porque en pleno siglo XXI sigamos manteniendo la tradición y como cristianos renovando el dogma de la Inmaculada”. Desde IU mostramos indignación y sorpresa porque en pleno siglo XXI y habiéndose celebrado el 34 aniversario de la Constitución, sigamos llevando a cabo estos actos religiosos y de fe desde la instituciones.
    Al margen de la hipocresía (celebrar ritos que luego se contradicen con sus actos) no creemos que el Ayuntamiento deba inmiscuirse en estas lides. Además, ¿tiene el Ayuntamiento competencias en estos asuntos? Y si es así, ¿quién se las ha trasferido? Desde luego y a partir de ahora el argumento de que el “Ayuntamiento no tiene competencia” no será válido para votar no a las mociones de IU. En opinión de la alcaldesa, la renovación anual del voto de la ciudad al dogma de la Inmaculada Concepción se debe a que en el siglo XVII ésta la salvó de una epidemia de peste. ¡Esto sí que es memoria histórica!
    En IU pensamos que las manifestaciones religiosas pertenecen al ámbito privado y no se deben inmiscuir en los asuntos públicos, más aún tras el aniversario de la Constitución: artículo 16.3 “Ninguna confesión tendrá carácter estatal”. En el caso de Ciudad Real, PP y PSOE no sólo han querido arrogarse la confesión de toda la corporación municipal y de la localidad, sino también su adhesión a un dogma concreto. Llamamos a la cordura, al respeto de las leyes y a avanzar, de acuerdo con los compromisos democráticos que como ciudadanos hemos adquirido, hacia un verdadero estado aconfesional y laico, tolerante y enemigos de las injusticias.

    *Portavoz de IU en el Ayuntamiento de Ciudad Real

    • Gracias por recuperar ese artículo que, aunque del pasado diciembre´, señala una actitud y una sensibilidad ante la violación de la presumida aconfesionalidad del Estado. La lista, sin duda podría ser mayor. A lo ya apuntado más arriba por otro comentarista, podría añadirse, en la provincia de Ciudad Real, el listado de Ayuntamientos -que declaran Alcaldes o Alcaldesas perpetuos/as a patronos o patronas locales-; los símbolos fascistas (españoles o de otras nacionalidades) que lucen ciertas confradías en diversas fiestas religiosas; etc.
      El camino para detener esta discriminación y esta violación reiterada de la misma Constitución de la que se dotó el bipartidismo no es ni corto ni largo, simplemente hay que hacerlo.

  4. «Me mofo de tu fe pero no te prohibo practicarla» P. Flores d’Arcais. Esa es la clave. Hay más municipios además del mencionado Almodóvar del Campo convertidos en belenes, pero qué satisfacción encontrar una descripción del fenómeno tan clara. Será cuestión de encontrar otros casos. Siempre enhorabuena por tus columnas Miguel Ángel. ¿Qué tal una sobre si -en privado- la Iglesia respeta los DDHH? Estoy pensando en los procesos de secularización, las diversas Reglas de los conventos, la desigualdad de la mujer en la Iglesia… Seguro que nos abres aún más los ojos.

    • Muchas gracias metodologiadocente por tus palabras y por tu fidelidad. Es muy gratificante contar con lectores o lectoras como tú. Sin duda los procesos de secularización es un asunto muy interesante y muy poco estudiado. Después del Concilio Vaticano II, en España hubo muchos sacerdotes que dejaron de serlo y su acogida en la sociedad civil, suspicaz por lo general con todo lo vinculado a la Iglesia católica, no siempre fue todo lo comprensiva y acogedora que merecían aquellos hombres que un día dieron el salto, por libertad de conciencia, al otro lado de una Iglesia que los educó y les dio un sustento en la vida, sin ellos elegirlo. Esos valientes llevaban el estigma del exiliado porque casi para nadie nunca eran lo suficientemente «algo»: para unos, eran apóstatas y traidores, para los otros, a saber qué buscaban después de tantos años entre incienso.
      Tienes razón, habría que hacerles un homenaje a esos héroes. De los conventos y de la mujer en la Iglesia qué no se podría decir… Te tomo la palabra.
      Un abrazo

  5. Dentro de 2000 años, si no hemos pasado por alto artículos como este y los anteriores junto con el resto de trabajos en favor del laicismo, seguramente habremos avanzado esencialmente. Los resultados muchas veces no se ven hasta pasadas varias generaciones pero quienes pusieron la primera piedra conservarán el honor de ser recordados. Sigo utilizando la columna Desde Laos como material de trabajo y es objeto de interés y respeto para católicos con una praxis afianzada que buscan una Iglesia en lo espiritual y no en lo temporal.

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