La plaza del escritor

Estanislao Z. Navas.- La oleada de caídas de árboles se ve reforzada ahora con el mal estado que presentan ciertos inmuebles en zonas donde el tránsito de la gente es muy habitual. A los desplomes de ramas y troncos del parque de Gasset, la plaza del Pilar, la carretera de Porzuna, el peligro que pueden correr las raíces del arbolado de los jardines del Prado, ha venido a unirse que ciertos edificios no muestren un mínimo de seguridad para los viandantes. Es este último caso nos referimos de la Plaza de Cervantes número 5. Esperemos que las medidas de seguridad acometidas por el ayuntamiento capitalino surtan el efecto deseado y den mayor tranquilidad a todas aquellas personas que transitan por lugares en estas condiciones.

No obstante, no todo en la plaza de Cervantes – antigua denominación de la plaza del Pilar durante ciertas épocas – son malas noticias, pues se trata de un centro de cierta relevancia que rebosa literatura al homenajear a Miguel de Cervantes Saavedra, acoger edificios como la antigua sede de Telefónica o la Subdelegación del Gobierno, recientemente remozada al mostrar una rampa de acceso que mejora sobremanera la accesibilidad a los discapacitados físicos.

De este espacio abierto –y de forma escueta, pues su anecdotario estará en la memoria de muchos de ustedes- cabe señalar que ya aparecía configurado a mediados del siglo XX, cuando el segundo Mercado que albergó esta ciudad y que sus tapiales fuesen derribados. Así se construía en parte de este recinto el otrora Gobierno Civil –actual Subdelegación del Gobierno- y abriéndose con ello la calle de Bernardo Mulleras al callejón del Matadero, sirviendo de comunicación entre el Mercado y la Plaza del Pilar y dando lugar a lo que más tarde se denominaría como Avenida del Imperio que actualmente constituye la Avenida de Alfonso X.

Sería en la segunda mitad del siglo XIX cuando se iniciarían las actuaciones que empezarán a configurar esta plaza. Así, si observamos el Plano de Coello de mediados del XIX, se muestra una pasarela o pequeño puente de hierro que cruzaba el albañal de aguas residuales que llegaba hasta el desaguadero o cava de la Puerta de Alarcos. En el centro de la plaza, antes de tener su fisonomía actual, comenzaba la cava, que en realidad era una modesto sumidero para aguas de lluvia, que continuaría por el Pilar y la callde del Tinte, y que en los días más lluviosos se provocaban grandes inundaciones –la más baja de la ciudad-. Hacia 1932 se realizaría el alcantarillado y, aun cuando la antigua cava sería suprimida, seguían produciéndose inundaciones, algo que hoy en día no es tan frecuente tras la ampliación del alcantarillado y la disminución de las lluvias. Este lugar sería ocupado por un jardín donde se ubicaría un kiosco de lotería, que aparecía frecuentemente inundado cuando llovía copiosamente.

Cuando D. José Maestro fue alcalde, durante 1931-32, se acometería un programa de acondicionamiento y urbanización de gran parte de la infraestructura urbana, y todo este espacio se vería sometido a las reformas que acabarían con el albañal, además de construirse el cine Proyecciones, en el lugar ocupado mucho tiempo antes por un Matadero, y concluido en 1935.

El ajardinamiento de la Plaza y la instalación de la estatua de Cervantes procedente de la Plaza del Pilar se produce ya a finales de los años 40, así como la construcción del Gobierno Civil y la Central de Teléfonos que configuran de forma casi definitiva esta plaza.

En 1965 se instala la nueva iluminación y al año siguiente se procede al derribo del Cine Proyecciones, dando lugar a una nueva “Torre” en Ciudad Real, característica de los años 60-70. De este modo, la plaza quedaría configurada como es hoy en día, aunque hace algunos años se hiciesen remodelaciones para la instalación del kiosco de lotería.
Su ubicación se encuentra en el lugar donde confluyen las calles de Bernardo Mulleras y Alarcos y la Avenida de Alfonso X.

Esta zona verde ocupa un total de 900 m2, constituyéndose por dos isletas de forma triangular que ocupan una superficie ajardinada de 669 m2, siendo el resto, 231 m2, de paseos acerados.

Teniendo como función principal la ornamental, entre el equipamiento existente en la misma cabe citar el alumbrado, aparcamientos, parada de autobús con marquesina, kiosco de venta de lotería, boca de agua para incendios y papeleras.

A caballo entre ésta y la Plaza del Pilar, se encuentra la fuente homenaje al Pozo de Don Gil que sustituyó al “Árbol de la Suerte”.

Finalmente, a modo de anécdota cabe indicar que allá por el año 1947, con motivo de la conmemoración solemne del IV centenario de Miguel de Cervantes, bajo el patrocinio del gobernador civil don Jacobo Roldán Losada, destacaba un ciclo de conferencias llevadas a cabo por personalidades del mundo de las Letras, entre las cuales se encontraba la final un 29 de septiembre a cargo de don José María Pemán. A ello se unió el hecho de que la Diputación Provincial, presidida por don Evaristo Martín Freire, abrió un concurso para erigir un monumento dedicado al “Príncipe de los ingenios”, para perpetuar las efemérides conmemorativas. Al respecto, hubo dos proyectos presentados de cierto valor artístico, especialmente uno de ellos, cuyo monumento sería colocado en una de las dos plazas. El presupuesto del mismo ascendía a unas ochocientas mil pesetas. El propósito no llegó a realidad y sus maquetas pasaron a ser propiedad de la Diputación, en espera de que en un futuro sirviesen para una nueva conmemoración.