Hagiografía y estilo

José RiveroLo peor del método hagiográfico de escritura, esa técnica del relato que embalsama los hechos, los ahúma y duerme los acontecimientos en un sopor  lineal pero incruento, son sus influencias y derivadas. Influencias y derivadas, como las que se hacen visibles en el duro estío mesetario, en enclaves, lugares y sitios, de cualquier y tamaño y condición. Influencias de la hagiografía en géneros plurales y copetudos, concurrentes con la algarabía de las fiestas polvorientas y la jarana de Ferias con titular asentado en el Santoral.

Géneros quietos y estáticos como los Pregones Feriales, que repiten fórmula y formato de años anteriores y anticipan los que vendrán después en años nublados; los Saludas de ocasión, de titulares de instituciones sostenidas por el erario público, que dan suelta a temores y consejos; los Parabienes del Concejalato responsable de la cohetería vehemente; los verbos alados y plomizos a un tiempo, de los Mantenedores de Fiestas variadas, que descubren veneros de aguas en pozos secos y hasta los Bandos uniformados desplegados por la autoridad competente, para dictar la Fiesta y la Holganza y para suspender el Laboro (quien lo tenga y lo practique).

feriasyfiestas Tengo para mí, que el género Hagiográfico-Festero adquiere acta de naturaleza y carta de préstamo, con las poses y visajes de  Juan de Vadillo. Humanista local, recuperado años atrás por el latinista Luis de Cañigral, que inauguró en 1577 con su “Discurso en alabanza a Ciudad Real patria queridísima” un venero de enorme fortuna y de largo futuro instrumental y de enormes posibilidades sentimentales-patrióticas. Sus efectos se perpetuán en el tiempo con aportaciones muy diversas y complacientes con el Poder, con cualquier Poder y con Todo tipo de Poder; incluso con el Poder intangible de la Fiesta.  Pero efectos prolongados, desde el roto y el descosido vadillesco o vadillano, con una identidad común: la Exaltación Patria.

Exaltación sin contrapartidas, sin mesura, sin autocrítica, plena de complacencia y de gazmoñería. En la Rapsodia Triunfal, en la Loa Floral, en el Canto Vibrante del Pregón, lo que triunfa, lo que florece y lo que vibra es el Verbo, el Pensamiento y el Ser del apologeta de turno; no la ciudad estática y quieta, cualquier ciudad muda y sorprendida, extraña y silenciosa.

Y esos textos acerados, construidos minuciosamente, como hiciera un relojero antiguo, para ocasiones excepcionales los hemos confundido con la Ciudad, con el Ser de la Ciudad, con su Identidad misma y su cambiante Figura. “La ciudad fronteriza en lunas” o “La esencia delgada y vertical” que desplegara y entonara la voz de nácar de José Antonio de Ochaita, la noche del 15 de agosto de 1939, dan buena prueba de ello. Con un país roto tras la larga Guerra Civil, la mitad de su población huída, muerta, encarcelada o desaparecida. La otra mitad, recuperada la normalidad de la Victoria, aún con las alacenas desprovistas de galguerías, tiene tiempo aún para engalanarse, elegir un terno elegante, guardado durante años en el ropero de cuerpo y medio y preservado milagrosamente; piropear a las Reinas morenas y Azules, como Joyas de la Cristiandad; y mojarse la punta del bigote, puesto en liza y en moda  por el Falangismo más seductor y cinematográfico, con una combinación de brandy con agua carbonatada.

feriasyfiestas1Mientras, a lo lejos, suena el silbido agudo de alguna máquina renqueante del parque ferroviario, en el otro Parque parcialmente podado y desforestado (necesidades del último invierno, buscando madera a cualquier precio y condición) toma la palabra el Mantenedor de los Juegos Florales de 1939, don Manuel de Góngora: “Reina bellísima de este torneo, incruento y bizarro a la par y, a la vez, donairoso y reñido; lid de ingenio en la que los retos y los alardes y los carteles de desafío son rimas acordadas, y los caballos de espumeantes y piafadores caracoleos son Pegasos que se engualdrapan de finos y estilizados conceptos, y el palenque se emparamenta y recama de flores grímpolas, tapices y gallardetes, y los caballeros mantenedores y justadores son poetas que se desenhebillan los prietos caparazones de sus armaduras y se descalzan en airoso gesto, el guantelete ferrado para segar rosas de ingenio y de poesía que ofreceros, y cortan los astiles de sus lanzas de verso no ya en los intrincados y dramáticos robledos de Corpes donde las hijas del  Cid sufren la villana afrenta de los infantes de Carrión sino en los florecidos jardines y bosques de encantadas Provenzas de voluptuosas Alhambras o de Generalifes rumorosos –es decir, en huertos de poesía y de ensueño-, y templan los hierros de su moharras en ríos también de poesía y de raza encantados: Guadianas y Ebros de gesta y leyenda, y Dueros de romance, Guadalquivires que salen del dorado peso con que los fatigaban los galeones de Indias, Darros y Geniles de los abencerrajes y zenetes de la corte nazarita o, en fin, cristalinos Tajos nemorosos que escucharon –siglos antes que el bélico rimbombar de los cañones- las apacibles querellas y el ‘dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso’, y encantaron, deteniéndola un punto su corriente para que la rizase de galanas espumas la lírica voz de Garcilaso, poeta de España y soldado del Emperador”… …”Señoras y señores que me regaláis ahora con la merced de vuestra atención, al igual que antes me hicisteis el honor de vuestro aplauso, tan generosa como temerariamente anticipado…Dios os guarde en esta mañana ardiente de sol estival, sol castizo y duramente español, sol que acaso no sepa fecundar rosas delicadas porque parece arder sólo para conservar intacto y vivo el rescoldo de gloriosas herencias históricas, sol manchego que sabe lo que es honrarse al retostar la faz apergaminada de Alonso Quijano. Dios os guarde, digo, en este día en que al piar vuestra tierra –la ‘Grande villa e bona’ que decía el Rey Sabio en su Carta Puebla-, redimida de una vez para siempre por la mano invencible del Caudillo providencial de España, mi alma y mi corazón se han puesto de rodillas dentro de mi ser para en un recóndito silencio, rendir pleito homenaje a vuestro solar ilustre…”¡Salud!  Sí, no os asustéis al escuchar esta palabra que tantos tristes y sangrientos recuerdos os trae; porque -¡naturalmente!- no tiene en sus dos sílabas, no tiene digo, el eco y rasgo turbio y sangriento con que, en vano, intentaron prostituir su limpia y castiza prosapia castellana labios manchados de odio, cieno y blasfemia. Salud noble y pura, la mía, la de los viejos españoles, la que en vez de contraer y crispar en ademán de amenaza el puno, lo abre y extiende en cinco tallos de luz”…

Por ello y desde estas premisas de Vadillo, Ochaita y Góngora, es posible producir hitos como “La metrópolis del espíritu” o “La ciudad progresiva y moderna” de José María Martínez Val; “La ciudad clara, limpia, plena de armonía y luminosidad” de José María del Moral o el arrebato de Julián Alonso y su “Quiero a mi ciudad y nadie la toque”. Como cuentas de un rosario que componen parte de esa secuencia inflada de imágenes vacías que aún circulan por los supermercados de la sensibilidad banal. Cronistas oficiales, Mantenedores de Juegos Florales, Políticos en ejercicio, Pregoneros del Festival de la Seguidilla, Pandorgos en activo, Concejales de Festejos y de Urbanismo y promotores culturales componen parte de la grey que sigue utilizando las baratijas del sentimentalismo urbano. Sentimentalismo, que no se asentará en un pasado que ya no existe, porque lo ha borrado la visión recurrente de Cronistas y ediles y la fatalidad del progreso; sino en un futuro por venir que golpea levemente en la puerta de la ciudad con un aire de miedo.

Periferia sentimental
José Rivero

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4 COMENTARIOS

  1. Este artículo dignificaría los programas de fiestas y rebajaría a su autor si se incluyera en ellos. Retrato realista y pletórico de matices de la liturgia que glorifica y decora las fiestas de ciudades y pueblos, con vocablos utilizados profusamente en otro tiempo y un poco abandonados en la actualidad, léase, galguerías. Maravilloso.

  2. Jajaja, bestial!!!

    Y que haya algún/a atrevido que quiera tirar por tierra lo que escribes….

    Ojalá y estos supieran algo de hagiografía. Al menos disfrutaríamos de esos discursos tan artificiales como bellos/horteras. Porque les escuchas delante de una cámara, discurso escrito incluido, y da pánico…

    Por favor, queremos más….

  3. Gracias a ambos dos, por ‘maravillas-maravillosas’ y por ‘bestias-bestiales’.
    La ideología Ferial y Festiva es así de repetitiva, de chandunguera y de plana. Pero todo lo que cuento y cito es verdadero.
    Lo de «tirar por tierra lo que escribes…» responde a otra naturaleza de hechos y acontecimientos.
    Y quiere descalificar, bajo el ropaje de las apariencias y de las formas literarias, la dureza crítica de los contenidos que perforan los sentidos establecidos.
    ‘Como no me agrada lo que cuentas y dices, trato de descalificarlo’, o trato de ‘hundirte en el descrédito, de tus rechazos y resentimientos’.
    Así llevo mucho tiempo.
    Oyendo consejos y consejas, reprobaciones y admoniciones de laya y condición punitiva.
    En que los venablos lacerantes que he sufrido sobre mi piel, de diverso calado y condición, va la penitencia de la escritura por libre.
    Pero esos ladridos al que discrepa y disiente, vienen producidos por el Aparato del Poder que tiene muchas sedes y nombre; y que viene de tan lejos, que ya Cervantes los oyera en muchos arrabales, tesos y campas. Pues eso, a lo nuestro. Y ellos a lo suyo, aunque sea hueco y esté bendecido.

  4. Queda todo dicho, o mucho; curioso y bien documentado,.. y como siempre, bello al oído… y a la conciencia… Y lo mismo decir del comentario último…. Me gusta…

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