Valdepeñas: De fiestas, vino, llamadas gratis y ausencia de valores

José López Toledo. Secretario de Organización IU Valdepeñas.- Nos traen la fiesta y por unos días el circo dejará paso al pan. Interna y externamente amoratados de vino nos lanzaremos con frenesí al olvido e inadvertencia de las preocupaciones diarias. La conmemoración de la nada, de un vacío repetitivo y sin sentido proyectará a los valdepeñeros y visitantes a la calle hasta altas horas de la noche.
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Lo pagano y religioso se unirán para extinguir, momentáneamente, el pecado. Pero esto es bueno, nos dirán, reactivará la economía del Valdepeñas. ¿De qué economía me hablan? La pobreza y el sufrimiento no tienen vacaciones, aunque los medios digan lo contrario.

En Valdepeñas, como en muchas partes del globo, una densa bruma se levanta a diario para distracción del vulgo y entretenimiento de los “patricios” que cambiaron la cultura por el sillón. Aún así, ya no es suficiente el humo para tapar tanta desvergüenza económica y política. La estupefacción del pueblo va dejando, poco a poco, paso al inconformismo, a la crítica, la denuncia, la rabia y cómo no, a veces, al insulto.

“¿En la cárcel y con miedo?”. No

Ya va siendo el tiempo, o tendrá que serlo, para el abandono de la paupérrima democracia que durante treinta y cuatro años PP y PSOE nos han vendido como la mejor posible. Un tiempo, para rescatar los principios y valores que nos defiendan del mercantilismo impuesto, para vivir en igualdad y dignidad, creando una sociedad sin exclusiones en la que consigamos hallar la “plena ciudadanía”. Será entonces un tiempo en el que mentir a los ciudadanos, esconderse tras una TV, no comparecer para dar explicaciones, legislar para beneficio de unos pocos o no decir toda la verdad, serán razones suficientes para que el político de turno se vaya a su casa, despojado de su credibilidad y honorabilidad. También, será el momento en el que se retiren todas las dádivas públicas que a través del engaño y la mentira consiguió para sí.

Necesitamos tiempo, sentirnos acompañados en el camino, del compromiso de algunos poderes como el judicial que parece no poder resarcirse del pago de favores políticos, de una visión más solidaria que nos haga creer que nuestros semejantes somos nosotros mismos. Precisamos de una limpieza a fondo de los polvos y lodos que ensucian e impiden a diario los pasos hacia una sociedad mejor.

Siempre he creído que soñar era bueno, que desear era el primer paso para conseguir lo que se quiere, que mis derechos estaban amparados por la ley y quienes tienen la obligación de aplicarla, que aprovecharse de los demás era indigno y sobre todo, que salvo el Borbón, todos éramos iguales en este país. Sigo creyendo en el hombre, pero no, en ciertos amparos e igualdades que solamente el texto garantiza. Sobre todo, cuando al alcalde de Puebla del Río el juez de la Audiencia lo condena a tres años de prisión y lo inhabilita por seis meses por malversación de caudales públicos debido al gasto telefónico; cuando el fiscal de Tenerife admite a trámite una denuncia similar a un concejal del PP en el Puerto de la Cruz… Sin embargo, el fiscal provincial de C. Real no ve indicios de delito en similares conductas con el alcalde de Valdepeñas y la concejal de Seguridad y Tráfico de Valdepeñas. Tal vez, porque nadie aprobó su límite o porque es poco el dinero público gastado, aunque siempre creí que el delito existe siempre, mas lo que cambia son las penas de acuerdo a la gravedad del mismo. Para gustos los colores y tengan amigos hasta en el infierno, que nunca se sabe.

Con más o menos razón por lo anterior, me quedo, lo que no admite dudas es que hacer uso privado del teléfono corporativo representa una violación de la confianza depositada por los ciudadanos en sus políticos, siendo vital para un desarrollo normalizado entre pueblo e instituciones que los ciudadanos confíen en sus representantes y el uso que estos hagan de los fondos públicos. Sabemos que no es ni pecado ni delito mentir una vez tras otra a los valdepeñeros, tampoco manipular lo dicho en las ruedas de prensa ni notas de prensa, menos aún, incumplir el programa electoral e incluso gobernar desde la teórica izquierda (PSOE) aplicando con alegría y sin rubor “políticas propias de la derecha más rancia” del PP.

Nada hay en el Código Penal español que prohíba reunirse con constructores y empresarios pagando las cenas y las copas con dinero público de todos los valdepeñeros. Reuniones y cenas totalmente opacas para los ciudadanos de esta ciudad como lo son los acuerdos firmados o no. Tampoco es delito que la concejal de Seguridad y Tráfico retire una denuncia a quien ha cometido una infracción, existen decenas de razones que puedan justificar esta acción, aunque siempre resultaría llamativo que fuera a alguien muy cercano al gobierno municipal.

Éstas y otras similares acciones siguen pasando desapercibidas o toleradas por la conciencia colectiva de una buena parte de la sociedad valdepeñera (“Que no me pongan donde haya”) muy permisiva con acciones que sonrojan a quienes pagamos religiosamente nuestros impuestos, las multas de aparcamiento indebido en zona azul y las facturas de nuestros teléfonos móviles.

Hay quienes estamos hartos de tantas transgresiones y “errores” no forzados de nuestros políticos, viendo día a día, que esto ya no pasa por una cuestión de legalidad o ilegalidad, de incumplimientos jurídicos sino más bien, por la necesidad obligada de cambiar casi todo lo construido, cuando no derribarlo.
Nos estamos jugando la supervivencia de la democracia en este país y en nuestra ciudad. En la actual situación, los votos ya no son suficientes, necesitamos además, un compromiso personal.

No hay revolución sin baile porque no hay cambio sin deseo.

Ciudadanas y ciudadanos: Tenemos mucho que festejar. No en función de lo que aguanten los cuerpos o soporten los bolsillos sino para no perder nuestra condición humana, que debe imponerse a la de meros consumidores del ocio. Tenemos que festejar en libertad y en responsabilidad. En grupos familiares, que consoliden la alegría en su experiencia de compartir la vida, y en grupos, donde la exploración de nuevas relaciones ofrezca la posibilidad de gustar y de ser degustado.

Y… “apurad que allí os espero si queréis venir pues cae la noche y ya se van nuestras miserias a dormir».

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