De risas y sonrisas

Fermín Gassol Peco.- Con esto de las risas sucede como en todo; hay personas que se pasan la vida con una sonrisa en la boca y los hay que no se ríen ni cuando les toca la lotería. Las personas de risa fácil suelen ser de carácter abierto y bastantes receptivas aunque no todas poseen la misma carga de expresión interior.
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Los hay que se ríen a carcajadas o a mandíbula batiente, cuentes lo que cuentes, suelen ser personas expansivas y primarias; las que son más secundarias suelen mostrar una sonrisa afable, más tenue pero más acogedora. Las personas de sonrisa fácil suelen tener menos arrugas en la cara y en el alma; los que no practican ni siquiera una sonrisa, la tersura de sus músculos se agrieta más deprisa con el tiempo. Pero dejemos que cada cual ría lo que quiera y que las úlceras de estómago realicen su trabajo, que cada uno es como es y en el equilibrio está la virtud.

No obstante y para aquellos que estén interesados en esto de analizar la diversidad de expresiones faciales que son las risas, sonrisas, risotadas y carcajadas les sugiero lugares en donde pueden verse todas ellas compendiadas de manera gráfica. Suelen darse en fotografías grupales de cualquier colectivo, sobre todo si se trata de un grupo en donde hay jerarquías o distintos niveles de importancia en los puestos que ese grupo representa. Las inauguraciones y los palcos en los estadios son los mejores ejemplos.

Observemos una fotografía en la que un grupo de personas caminan, charlan o están ubicadas contemplando algún evento. En el centro suele situarse el personaje más importante y que lleva la voz cantante. Fíjense; los que están inmediatamente al lado muestran un gesto agradable y sonriente  como aceptando solícitos lo que el jefe está diciendo. Los que se encuentran más alejados se ríen un poco más como queriendo dejar testimonio de su presencia en un ejercicio inversamente proporcional a la importancia del cargo que ocupan.

Si se trata de una comitiva que se dirige a algún lugar, en la primera fila siempre aparecen los personajes de mayor nivel y que suelen llevar también un semblante sonriente aunque “el mayoral” situado siempre en el centro no diga nada; los de la segunda fila llevan una sonrisa en la boca a caballo entre lo que se cuece en la primera fila y ellos dicen. Los de la tercera fila, los que por su cargo pintan menos, son los que se ríen y charlan más entre ellos aunque acaben de conocerse; son a modo de un coro que recita por su cuenta no sabemos qué historias agradables pero en cualquier caso sin nada que ver con el evento.

Y como todo en esta vida es relativo también podemos cotejar distintas fotos en las que un mismo personaje aparece como el más importante en unas y como segundón o telonero en otras; observen porque no falla. Cuanto menos importante es su cargo en el grupo fotografiado más grande es la sonrisa que muestra. Y es que el mundo de los intereses es así, una cascada de sonrisas, risas, risotadas o carcajadas directamente proporcional a los cargos y estómagos…más o menos agradecidos.

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4 COMENTARIOS

  1. Pues yo me río un montón…. ya me autoanalizarás y me dirás….
    Y ahora me voy corriendo a ver alguna foto de grupo porque me ha picado el gusanillo!

    Saludos!

  2. Vaya, acabas de hacer un estudio entre «sociológico y médico» imagino que sin pretenderlo y bajo mi punto de vista.
    Si señoras y señores, reir es sano, sanísimo. Es uno de los movimientos corporales junto a la natación en los que más músculos se mueven a la vez. De ahí quizá la expresión popular: «partirse el culo» o la otra de «mearse de risa».
    A mi me encanta reir sobre todo con los chistes malos (no los de Arévalo precisamente…)y también con los chistes inteligentes tipo Groucho Marx, Gila y los irreverentes Faemino y Cansado.
    No me gusta reir como decia antes refiriéndome a Arévalo como sinónimo de la incultura hispánica, de los chistes racistas o xenófobos, de mariquitas, suegras o subnormales pues aparte de despectivos y malintencionados no tienen ninguna gracia.
    Me gusta reir sanamente y sobre todo contagiar mi risa – que dicen los que me conocen que es espectacularmente sonora -. Recuerdo en este sentido un examen de bachiller con el tribunal constituido que uno de los alumnos presentes contó un chiste (no lo recuerdo), empecé a reir, algunos profesores se contagiaron y tuvieron que retrasar la hora de comienzo del examen tras echarme de allí hasta que se me pasó el «ataque».
    En cualquier caso y al margen de anécdotas, viva la risa antes que el llanto. Viva lo sano y natural.

    • Cierto, Luis Mario, que perdido ya el sentido del ridículo y de otras muchas cosas…lo que no podemos perder nunca es el sentido del HUMOR.

      Y ya que citas a Groucho, dijo:…Humor es posiblemente una palabra; la uso constantemente. Estoy loco por ella y algún día averiguaré su significado.

      Creo que se murió sin encontrarlo. Un abrazo.

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