La intolerancia y arbitrariedad de Rosa Romero

Manuel Artiñano Moraga. Concejal del Grupo Municipal Socialista del Ayuntamiento de Ciudad Real.- Un seis de septiembre de 2012, es decir algo más de un año, Rosa Romero por medio de su concejal delegado de participación ciudadana, anunciaba a los medios de esta ciudad, un gran titular: “LA CREACIÓN DE UN NUEVO REGLAMENTO DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA”.
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Y digo titular, porque a la realidad de la capital me remito. Se han dado numerosas cuestiones en Ciudad Real, y no se ha hecho uso, del único órgano de participación ciudadana contemplado en el aludido reglamento: El Consejo de Ciudad. Y aunque no conforme el PSOE de la ciudad con la representatividad del mismo por no haber tenido en cuenta a un número considerable de colectivos específicos de esta urbe, sí que al menos, dado las múltiples cuestiones que acaecen diariamente en nuestra localidad, habría podido servir, para recoger y tener en cuenta las opiniones de una gran parte de la población que aquí reside.

No ha sido así. Está ocurriendo que en periodos de tiempo muy breves, se han tomado por la todo poderosa Dª Rosa Romero, regidora de esta ciudad, con el aval de un número suficiente de votantes; actúa, no según los cánones innatos al sistema de gobierno democrático, sino más bien, a través de gobernanzas muy cercanas a posturas absolutistas o formas dictatoriales. Forma de gobierno que lesiona gravemente los derechos de las personas o de los grupos sociales; que están afectando al bolsillo de sus conciudadanos, a la organización social, económica, incluso a la estética de su ciudad. Vulnera el derecho de los vecinos a defenderse de estos ataques, a decidir o al menos a ser escuchados antes de tomar una decisión de calado que les afecta, y a que se tengan en cuenta algunas de sus propuestas, que puedan ser útiles a la generalidad. Un buen gobierno democrático lo es en la medida en la que los componentes que forman parte de esa autoridad, determinan con el pueblo las cuestiones que le conciernen en el lugar donde gobiernan.

La intolerancia y arbitrariedad mostrada por Dª Rosa Romero, alcaldesa de esta ciudad, está suponiendo para este pueblo bueno, honrado y sencillo, que asuntos que les conciernen directamente, son definidos en solitario por la jerarquía política reinante, sin consideración por las repercusiones que pueden recaer en sus gobernados.

Cuestiones como las subidas de tributos que han supuesto una mayor carga en las arcas de los contribuyentes; eliminación o disminución de algunos servicios municipales: recogida de basura, atención a menores, discapacitados, mujeres, mayores, indigentes etc; despidos de empleados públicos que en el mejor de los casos han visto mermadas sus economías o ha supuesto un drama, que hoy posiblemente no hayan superado; descuido del patrimonio cultural y turismo; apatía en la promoción económica, aún con la situación lamentable en la que se encuentra el tejido empresarial en esta ciudad (cada día se ven más carteles “Se alquila/Se vende”); deficiencias en la atención a los colectivos, y asociaciones en general -una mayoría de ellas ha podido constatar el poco interés que ha mostrado este Ayuntamiento en su labor, parece que ignora el beneficio que conllevan sus actividades-; suciedad y desperfectos en todos los espacios públicos; difícil movilidad y accesibilidad de personas y vehículos etc.

Así podría seguir añadiendo un considerable elenco de asuntos temporales, sin dejar de hacer alguna breve mención en lo tocante al asunto de los Jardines del Prado -“Plaza del Prado” en el futuro- y la ampliación de la zona azul, ejemplos ambos de asuntos que podrían haber sido debatidos por el gobierno del PP, con los habitantes de la ciudad. Y es que Rosa Romero en todo lo concerniente a la cercanía, a la disponibilidad y a la escucha, huye espantada como ave al sonido de los disparos de un cazador- ¿por qué será?

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