Y llegó el doctor Jekyll

Daniel Martínez Sáez. Coordinador regional IU Castilla-La Mancha.- Después de leer las noticias sobre los tradicionales discursos de Nochebuena, los que llegan de fuera y los propios de Castilla-La Mancha, de unos y de otros, me reafirmo en que no son sino secuelas apolilladas de otros tiempos. Se asemejan mucho a aquellos charlatanes de feria, esos embaucadores que hablan mucho y sin sustancia que tanto hemos visto en las películas, pero estos son reales como la vida misma.
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Me resultan discos rallados, solo sale de sus bocas palabrería, frases huecas, afirmaciones que no se creen ni ellos mismos y que desde luego no se aplican asimismo, ni a su gestión como máximos responsables del sistema. Solidaridad, unidad, respeto a las normas, todo por el bien de las personas, ética, democracia, justicia social, igualdad, y otras del estilo son palabras y frases que me rechinan puestas en boca de los represores, los de la corrupción y de aquellos que aplican recortes indiscriminados y políticas inhumanas para procurar ganancias millonarias a los poderosos y hacen que la gente tenga dificultades, incluso para comer. Me parece una tomadura de pelo, la puesta en escena de unos personajes que languidecen como el régimen que representan; son el doctor Jekyll todo el año y el señor Hyde durante unos minutos.

Las personas no necesitamos buenos deseos, de ellos no se vive, necesitamos buenos hechos y mejores políticas. Si deseas salud para las personas, no les privas de la asistencia sanitaria o les haces pagarla sin tener recursos; si deseas trabajo, no tomas medidas que mandan a la gente al paro y dejas de invertir para crear empleo; si valoras la justicia, no tapas la corrupción, no defiendes a los corruptos y no haces que desaparecen pruebas; si defiendes la solidaridad, no te forras a costa de los más pobres, ni haces leyes para que los bancos te puedan echar de tu casa y seguir endeudado para toda la vida; si defiendes la justicia social no permites que haya miles y miles de familias sin tener para comer, ni con que calentarse en estos fríos días de invierno; si valoras la ética, no te la pasas por el arco del triunfo si tus intereses lo requieren, o te pones a nómina del que más te paga caiga quien caiga; si crees en la democracia, no reprimes a los que se manifiestan por qué no piensan como tú, ni cambias las leyes electorales para que el voto de los ciudadanos no tenga el mismo valor y puedas mantenerme en el poder; si crees en los derechos de las personas, no les privas de ellos y les castigas si no cumplen con tus creencias; si quieres una sociedad donde lo primero sean las personas, frente a la especulación y el poder del dinero, no modificas la Constitución para asegurar, ante todo, el pago de la deuda y los intereses; y si pides que los demás cumplan las normas, empieza por cumplirlas tú.

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