Semana Santa: ¿Cultura o compromiso cristiano?

Fermín Gassol Peco. Director provincial de Cáritas Ciudad Real.- Nos encontramos en Semana Santa; unas fechas durante las cuales se expresan muchas de las tradiciones de nuestro acervo cultural y que para los cristianos significa ante todo la vivencia cultual por excelencia: Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, fundamento de nuestra Fe.
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Se trata pues de una semana llena de gran contenido porque en ella se conmemora y actualiza el Misterio más hermoso, el de la Salvación del género humano, consumada en la Cruz dolorosa y amorosa, por Jesús de Nazaret.

La palabra cultura es un concepto que significa progreso. La cultura es tan esencial en una sociedad como lo es el “pan” de cada día. El pan de la cultura, decimos. Un pueblo sin cultura es un pueblo primitivo en sus creencias, en sus acciones y en sus decisiones. La cultura es aquello que nos enseña a racionalizar más las cosas y tener un comportamiento más civilizado con todos y con todo. La ignorancia es terreno abonado para fabricar mitos, temores y alienaciones. El culto tiene que ver con la veneración a algo o a alguien. Cuanto más cultivada es la persona, cuanta más cultura tiene, la calidad de este culto debe tornarse más elevada. Los mitos ancestrales e irracionales quedan atrás porque resultan infantiles o no asumibles mentalmente.

Entramos en una Semana donde toda España celebra una fiesta ¿cultural o cultual? Cultural sí que parece; multitud de exposiciones, pregones, conciertos de música sacra, todo aquello que forma parte de las tradiciones y de un sentir popular fuertemente arraigado. Sin embargo las manifestaciones públicas primordiales en estos días de fiestas cultuales y también culturales son las salidas a las calles de unas imágenes para la admiración, las emociones y el culto, no de un mito, no de una ilusión, ni de una veneración siquiera solo de esas imágenes, sino para la veneración de Quien quiso y quiere seguir siendo hoy Servidor de todos los hombres…y en especial de los más desfavorecidos.

Después de unos años en los que el esplendor bajó de tono hoy nos encontramos con un fuerte y creciente resurgimiento de la vistosidad y participación en los desfiles procesionales. Ciertamente resulta algo bonito y emocionante ver como proliferan las cofradías y los hermanos que desfilan en ellas, sus desvelos y esfuerzos, así como los actos litúrgicos cada vez más numerosos organizados por las hermandades en estas fechas.
Sin embargo llama poderosamente la atención que una gran mayoría de aquellos que llenan las calles desfilando como penitentes o bajo los pasos, no participen de manera asidua durante el resto del año en las Celebraciones de sus Comunidades eclesiales y menos aún de los Sacramentos que son los que contienen la Presencia Viva del Señor. Esta falta de participación de cofrades en los actos que dan vida a la Iglesia me lleva a la particular impresión de que muchos de los que engrosan las procesiones, se comportan como «aquel que se toma un huevo dejándose la yema». Alimentarse de lo que rodea al núcleo vivo de la Fe pero olvidándose de aquello que da la Vida y profundidad a esa misma Fe.

Entiendo que la cuestión es difícil y sobre todo delicada, pero la imagen que se puede transmitir es la de que para muchos de los que participan en las procesiones, la Semana Santa queda limitada a una celebración emotivo-socio-cultural en la que cada uno, solo Dios lo sabe, manifiesta su religiosidad pero sin continuidad anterior y posterior en la participación de las Celebraciones comunitarias de la Fe y en los compromisos caritativos que la Iglesia mantiene con los más necesitados.

La pregunta surge. ¿Son las procesiones actuales mero recuerdo de unos sucesos que acaecieron hace veinte siglos o son manifestación de la Presencia actual del Protagonista de esos Acontecimientos en nuestras vidas? Las procesiones de la Semana Santa pretenden ser ante todo una pedagogía, una enseñanza sobre lo que significó y hoy supone un acto de Amor sin límite. ¿Cuánto tienen las procesiones actuales y los pasos de nuestras hermandades, de bellas esculturas evocadoras aupados con sacrificio y arte y cuanto tienen de expresión profunda en las calles del Misterio de la Pasión Viva del Señor, también de nuestras pasiones personales?

La respuesta está en lo escondido de cada corazón pero también debería estar en el compromiso exterior y visible de nuestro comportamiento con los más cercanos. Mucha gente a nuestro alrededor lo está pasando mal, muy mal, muchas personas viven hoy su particular semana de pasión pero mucho más prolongada en el tiempo. Si algo debería producir los acontecimientos que vivimos estos días en las desarrolladas y espléndidas sociedades y confortables estructuras, es la involucración y ayuda a los que necesitan de esas estructuras y de nosotros para lograr tener una vida digna, vida material y moralmente humana. Si no es así serán celebraciones y fastos sociales indudablemente muy enraizados y emotivamente muy estéticos. Pero nada más.

En referencia a este peligro o desviación, el Papa Francisco pronunció hace un año estas palabras en el transcurso de un encuentro de Cofradías: “Queridas Hermandades, la piedad popular, de la que sois una manifestación importante, es un tesoro que tiene la Iglesia, y que los obispos han definido como un «espacio de encuentro con Jesucristo». Acudid siempre a Cristo, fuente inagotable, reforzad vuestra fe, cuidando la formación espiritual, la oración personal y comunitaria, la liturgia.

Caminad con decisión hacia la santidad; no os conforméis con una vida cristiana mediocre, sino que vuestra pertenencia sea un estímulo, ante todo para vosotros, para amar más a Jesucristo”.

Esta locura de la Cruz escapa a lo cultural para adentrarse en lo cultual, no en lo mítico, onírico o virtual sino en lo real y vital, en la encarnación temporal e histórica de un Dios que siendo Todo se despojó de su rango haciéndose uno de tantos. Aquel que hace dos mil años vivió y vive hoy entre nosotros para que todos, no solo unos cuantos, podamos gozar algún día de la Eternidad.

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8 COMENTARIOS

  1. La cruda verdad es que el cristianismo promovió durante siglos el analfabetismo de las clases bajas. Inventaron las procesiones para que la gente viera las historias que no podían leer o entender en la misa. Es como sacar viñetas de un tebeo a pasear. De esa forma les mantenían contentos. Cultura no es solo repetir ideas y costumbres. Es entender el motivo que los originó. Si las cofradías aumentan es porque reciben subvenciones públicas. No es necesario no tener sexo hasta el matrimonio o creer en que existió un nacido de una virgen hace 20 siglos para ser buena persona. La gente lo sabe. Por eso van a las procesiones y no ayudan al prójimo. Les gusta la verbena, al necesitado ya lo ayudará otro. Puede que el mismo que organiza la verbena.

    • Todo lo que ahora es sinonimo de cultura, fué antaño cuidado, mantenido y promovido por la iglesia…
      Literatura, escritura, teatro, etc…
      Jacobel, al Cesar lo que es del Cesar…

      • ¿Todo? No, existe una aldea de irreductibles galos…

        En fin ya que mencionas a la iglesia y al cesar pienso que el paso de los dioses romanos como copia de los griegos al dios cristiano es muy significativo sobre lo que realmente representa la religión. El control social.

        La iglesia mantuvo la cultura alejada de la mayoría. Además de ejecutar a cualquiera que la cuestionará. No es raro que se pusiera del lado del fascismo. Existieron miles de manifestaciones culturales que no llegaron a nuestros días por la iglesia.

        • Respecto a lo que piensas de lo que representa la religion, estoy de acuerdo contigo y añado a la politica, es el control y manipulacion por el interes de unos pocos que están a la cabeza.
          Respecto al origen del teatro, no es una opinion es un hecho.
          Respecto a que la religion tiene una etapa oscura… si, al igual que todas las ideologias, pero en las ideologias se dice eso de «ahora no es igual», «no es lo mismo», «no digas tonterias que no tiene nada que ver». Haz la prueba, nacional-socialismo (de derechas???), comunismo de Lennin o Stalin (he llegado a oir que no eran comunistas), fascismo italiano, etc.
          A lo que voy, que aunque tuvieran como dices una epoca oscura, sin los conventos y sus bibliotecas, no existiria la cultura como la conoces ahora o desde cuando la conoces ahora.

  2. Ni cultura ni religiosidad, las procesiones y la gastronomía de Semana Santa tiene más que ver con la tradición, que, como mucho, es una cultura con minúscula … y necrofilia, que a los ciudadanos de este país les gustan más los entierros que las bodas, bautiuzos y comuniones, su gusto por ellos aumenta con el aumento de distancia consanguínea entre el muerto y él. Mi respeto para los que viven la Semana Santa comiendo pan y bebiendo agua y de vigilia en los templos. Ningún respeto por el circo callejero que montan gente que ni se asoma el resto de los meses por la iglesia,con aplausos incluidos y que considero un insulto a Cristo y su Pasión. En definitiva, no me gustan que se saquen a los Santos de las iglesias y conozco a sacerdortes que sienten lo mismo que yo…aunque tratan de disimular.

  3. Joder Fermín, qué sarao tienes hoy por aquí! Tienes el foro al rojo vivo.

    Las dos cosas valen, ya sabes, esto es España.

    Al igual que lo de «A Dios rogando y con el mazo dando», pues lo mismo es esto de las celebraciones religiosas. Los budistas o Hindúes o, incluso, musulmanes me paecen más coherentes en esto de las celebraciones que los que tienen un origen cristiano (en cualquier rama europea o americana).

    Es como en Navidad. Gastarse una media de 500 € en cenar una noche para celebrarla, pensando en que, cuanto más gastas, mejor la celebras. Una auténtica contradicción. Pero, si no fuésemos contradictorios, seríamos islandeses, y eso no mola. Créeme, son mu coñazos y bastante luteranos: Coñazos!

    Yo de todo este tema, lo que saco en claro es que hay que empezar a nombrar desde la administración a las vacaciones de otra manera laica y, luego, cada uno que las denomine como mejor le parezca. El que quiera Navidad o Semana Santa, pues Navidad o Semana Santa, y el que quiera de invierno, pues de invierno. Y ahora, para mi, vienen las vacaciones de primavera y unos diítas en el campo.

    Por supuesto, te deseo que disfrutes mucho tus días de Semana Santa. Faltaría más! Y las torrijas, pero esas las disfrutamos los dos! Ves? Siempre hay puntos de encuentro…cuando se quiere. Y tú siempre quieres.

    • Buena reflexión, Blisterr.
      Lo siento por Fermín.
      Yo, personalmente hay cosas de la Semana Santa que no comparto pero de ahí a lo que estoy leyendo…

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