Titulados y titulitis

Cuando veo que los diarios deportivos catalanes ningunean lo insólito de una eurofinal futbolística madrileña y cuando veo o no puedo ver, porque no lo dan, que la televisión autonómica andaluza -mejor dicho las televisiones autonómicas andaluzas porque son tres canales ¿o son cuatro uno de ellos de alta definición que viste mucho?- obvian la protesta de los trabajadores del medio, es cuando constato que el hecho de tener un título, el de periodista, no es un salvoconducto para la excelencia profesional.

ManoloValero3Es cierto que un titulo universitario debiera ser garantía de una preparación supuesta que luego se fortalece y muscula con la práctica, pero me temo que en el caso del periodismo, efectivamente la profesión más hermosa del mundo por cuanto está hermosamente condenada a contar sobre todo lo que el poder quiere ocultar, no es así. Puede ser necesaria para otras profesiones como la de arquitecto, ingeniero o médico, mucho más pegadas a la praxis profesional, más técnicas, pero para una profesión como la nuestra que consiste en ver, oír, experimentar y vivir para contarlo, no es tan necesario un pedazo de cartón enmarcado que te cualifique como periodista: basta con que se sepa ver, oír, vivir y contarlo con acierto, veracidad y honestidad. Y sobre todo y por encima de todo, vivir de ello.

Con esos avales, a uno personalmente se la repampinfla que alguien con esas cualidades que haya demostrado sobradamente durante una dilatada vida profesional pueda colegiarse con todos los honores y a la misma altura social que quien ostenta un título pero sin que le corra la pasión del periodismo por las venas y sólo se dedique a cubrir rutinariamente el antiperiodismo persistente de las ruedas de prensa. Cerrar, en mi opinión, el futuro Colegio de Periodistas a compañeros/as periodistas/tos (perdón) que han acreditado sobradamente que han oído, visto, vivido y lo han contado, y lo han contado bien, y se mantiene y mantienen a su familia de ello, es una alarde de vetusto corporativismo. No, no somos médicos, ni arquitectos, ni ingenieros, somos una profesión en cierto modo y benditamente arrabalera, canalla, transversal, para la que solamente se pide oficio. Como dijo aquel: un mal médico puede matar a un paciente pero un buen periodista puede hacer tambalear a un Gobierno… con la diferencia del título, claro.

La reciente polémica contra la inclusión de no titulados en el Colegio me parece por eso una postura de alto contenido energético corporativo y social antes que un reconocimiento de la valía de los profesionales que podían quedar fuera. De hecho me pregunto si una profesión como la nuestra necesita de colegios o asociaciones, pero admitiendo que así sea, considero que la esencia de la nuestra se apresta a una cierta generosidad hacia quienes cada día se disponen a jornadas interminables para contar la historia del día a sus lectores, oyentes, televidentes o digitalizazdos.Es verdad que hay compañeros estupendos con título pero el título no es una patente de corso para la constatación de la excelencía, y sí el día a día que aporta las habichuelas necesarias para vivir.

Por otro lado, la polémica se torna inútil por cuanto una cosa es el compromiso personal de cada cual y otra la titularidad de los medios, pero eso es otra historia. Cuéntamelo bien, denúnciamelo mejor, hazme reflexionar con tus opiniones, critica con desinterés, ama la profesión y desnuda a cuanto demagogo, corrupto, y cínico maneja los hilos del poder (y los medios) con la sola intención de mantenerse en él. Y luego me enseñas el título. Que ha habido quien no valiendo para otra profesión ha elegido periodismo que era facilita. Basta con echar un vistazo ahí fuera. Los titulados y no titulados para la profesión, los títulos para los nobles y la titulitis para los incompetentes.

Manuel Valero

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