Los reyes de la baraja y los de «este país»

Ángel RomeraPara una gran parte de una ciudad tan real como la nuestra, antes villa pero semejante a una aldea, quizá del Rey, los reyes de la baraja poseen mucho oro, tienen copas de más, mueven demasiado ruido de sables y abusan del basto tentetieso; cuentan con más bastardos y sotas que sobrinos los curas, su lugar es el de los cuentos para niños y su tiempo el de la Edad Media.

Pero yo quiero que se distribuya mejor la pobreza, que no me juzguen o representen caudillos o magistrados borrachuzos o aficionados a las armas, que no me cuelguen la espada de Damocles sobre el cogote y que se dé ejemplo no solo en asuntos fiscales, sino de bragueta. Es más, quiero ser mayor -creo merecerlo, ya tengo cincuenta y dos añitos- y vivir en mi época, mala o buena.

Hablar de monarquías modernas debería ser hacerlo de una curiosidad arqueológica y barata que promocionase el turismo impresionando a caciques indios, africanos o islámicos de regiones donde todavía no ha terminado el medioevo. Porque en todo medioevo hay chamanes para los ritos, nobles para las armas de caza y guerra y mujeres y esclavos para el servicio y el trabajo; castas, diría Pablito. Chamanes hay demasiados, nobles, uno, pero muy gordo, de cuya opacidad fiscal estamos hasta la coronilla; mujeres, maltratadas o en paro; esclavos, muchos de África, Hispanoamérica y Rumanía, harto explotados, pero que prefieren nuestro rey a sus caciques todavía más corruptos y explotadores.

Se sospechaba algo y yo mismo lo expuse en otros artículos; y rondaba cuando vimos al rey con sus colegas árabes, quizá comunicándoles la nueva antes que a los propios españoles. Yo prefiero una barata república al modelo escandinavo (con rey o sin él) o una constitución cantonal a la suiza, aunque eso tal vez no sea posible habida cuenta de la mediocridad, más mediana todavía cuando hablamos de españoles, de los políticos; podría concluirse verdaderamente ya la transición y el cuello de botella ademocrático formado por los resabios franquistas de la Constitución promulgando una nueva, moderna, plenamente democrática y sin la casta de gilipollas, medrantes y ladrones que promueve la antigua. La harían nuevos ciudadanos para nuevos ciudadanos y nuevos tiempos. La que se va a armar y  la que se podría armar. Todo dependerá de si Felipito el Sexto no se duerme en los laureles -sus intenciones ahora se esconden más que una lagartija-, que lo hará si sigue con la inercia de la Constitución que nos dieron para acatar o nada, o bien dirige sin entrometerse un nuevo proceso constitucional que, previo desarme de la nomenclatura pseudodemocrática «de la Transición» (algo más difícil de hacer que el de las cortes franquistas) conduzca a un estado más representativo y rebelde a la corrupción, incluso sin rey por medio; podría salvarse la monarquía reducida a una justa proporción si lo hace bien; si no hace nada, o lo hace mal, podría convertir esto en un curso acelerado de balcanismo o algo peor. Tendría que asumir unos grandes recortes de prebendas y un nivel de democratización superior y demostrar que puede ser un primer ciudadano o primus inter pares y reducir las espectativas de república a una tormenta pasajera; su situación es semejante a la de Alfonso XIII durante la descomposición del sistema canovista de alternancia de partidos corruptos y posee los mismos riesgos. Hacerlo en esta situación, cuando no se vislumbran políticos ni partidos fuertes en el panorama futuro, ha sido inteligente… Precisamente antes de que se conozca de dónde le viene el dinero que gasta. Lo malo es que se le ve el plumero a él y al resto de la familia de reales pavos y tal vez sea demasiado tarde… o no. Lo que sí es evidente es que se acercan tiempos interesantes y moviditos.

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Ángel Romera

http://diariodelendriago.blogspot.com.es/

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6 COMENTARIOS

  1. Mucho arroz en el plato, para el futuro Felipe VI. Como el sólo no podrá, habrá que indagar en quienes formarán su círculo de confianza. ¿Quien será el nuevo Jefe de la Casa Real y quien sus asesores aúlicos? Habrá que leer entre líneas, con independencia de que ‘la cuesta’ que se avecina no sea sólo la del PSOE.Hay otras cuestas y son de este Reino.

  2. Mientras muchos esperan que San Pablo Iglesias I, patrón de los indignados, sea ascendido al trono en los próximos comicios, si el heredero fuera «realmente» inteligente saldría beneficiado de un proceso de renovación democrática, aunque para ello tuviera que cortarse las puntas de la corona. Tratándose de nuestro ruedo ibérico y con el mecanismo del turno de partidos amenazado por fuerzas desestabilizadoras, esto huele a maniobra de salvación nacional, como aquellas que precedieron a los Pactos de la Moncloa en los setenta.

  3. La suerte para los republicanos es que España no es Felipista, ni de González, ni de Borbón.

    La mala suerte es que PPPSOE nos van a hurtar, otra vez, la posibilidad de elegir la forma de Estado, como ya hicieron en la C de 1978.

    A ver si a la tercera va la vencida.

    Y, si, acertadísimo el comentario Rivero. Quiénes serán los amos de la Zarzuela ahora? A esos es a los que hay que temer.

    Por cierto Bono y Cospedal, nauseabundos en sus declaraciones en torno al tema. Cómo se puede ser tan meapilas….

    • Este país está lleno de meapilas que, por cierto, ni llenan iglesias ni creo que sientan con fervor el evangelio, pero cuánto dan por culo. Ruega Señor por que haya santos…!pero no tantos!

    • Los amos de la Zarzuela, como siempre, tecnócratas designados por la CIA. A este país, en efecto, le sobran tutores y meapilas, de izquierdas y de derechas, sin los cuales los primeros no son nada.

      • Lamento la insistencia, pero nunca está de más seguir el rastro de la puntada cuando se pretende ejecutar con hilo invisible sobre un atuendo cuyo patrón se impondrá a millones de habitantes: el Club Bilderberg se reunió del 29 de mayo al 1 de junio en el hotel Copenhagen Marriott de Dinamarca. Entre los asistentes, hubo al menos cuatro españoles, dos de ellos asiduos: Cebrián, que no se pierde una como pope de PRISA, y la macrocefálica consorte de Johnny King, el danzarín de las nalgas tristes.

        Si la nueva agenda política exige desmochar lo que sobresale con estridencia, ¿qué dolorosos planes nos reservará al resto? «Se acercan tiempos moviditos», como bien dice Ángel, y habrá fusta para todos, Dios y papanatas mediante.

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