Rosberg se viste de favorito

A41El piloto al que en el pasado, quien esto firma, llamó “azucarillo” por su tendencia a diluirse en la carrera tras haber hecho una buena calificación, está adoptando una actitud más granítica que le puede llevar directamente al título mundial en detrimento de su compañero, el “Driver-Star” Lewis Hamilton.

A LA CHITA CALLANDO
Tras su victoria en la carrera inaugural de Australia, cuando Hamilton tuvo que abandonar después de sufrir un severo problema de motor, se sabía que el liderazgo en el campeonato era tan provisional como el tiempo que tardara el “caníbal” Hamilton a devorar victoria tras victoria. Así, en un lote perfecto, el británico se hizo con el triunfo en Malasia, Bahrein, China y España sorprendiéndose, como cualquiera de los espectadores de las carreras, que detrás de él figurase siempre su compañero de equipo que, cada vez más, se perfilaba como un rival duro de roer. Como Hamilton partió con cero puntos y Rosberg con veinticinco, en la dinámica de esas cuatro carreras el liderato llegó al británico con tres exiguos puntos (100 contra 97) al acabar la prueba de Montmeló.  a_ROSBERGNo pasaba nada, ese rally primaveral de cuatro carreras arrasando no tenía porqué parar, máxime cuando el calendario llevaba a Montecarlo y Notre Dame, circuitos de agradable visita para Lewis. Sin embargo las cañas se tornaron en lanza y , tras una maniobra no demasiado clara en la calificación, Rosberg impedía la “pole” de Hamilton para beneficio propio, lo que acabaría dándole el triunfo en el GP de Mónaco: el “niño rico”, el “niño bueno” empezaba a convertirse en una diabólica amenaza para un combativo Hamilton que, quince días más tarde, marcaba su segundo cero en carrera en un GP de Canadá marcado por el triunfo del Red Bull de Ricciardo ante la bajada de eficacia de los propulsores Mercedes. Antes de que eso hubiera ocurrido, los comisarios dejaron sin sanción una “comida de chicane” del alemán de origen finlandés, cosa que a la postre no tuvo consecuencias pero que menoscabó un poco más la presunta autoridad de Hamilton y su póker de victorias consecutivas. Rosberg acabó otra vez segundo y estiró hasta los veintidós puntos su ventaja en el recuperado liderato del Mundial.Windows 8 key

a_HAMILTONEL LENGUAJE DE LOS GESTOS
Naturalmente, en las semanas entre carrera y carrera, los medios no desaprovechan para buscar la rencilla y el enfrentamiento de los dos gallos del corral y, como hicieron en su día con otros binomios, se empieza a recurrir a los precedentes: que si Senna-Prost, que si Mansell-Piquet, que Hamilton-Alonso, etc. etc. Rosberg adopta una actitud de calma y de “cara de ángel” y, aunque muchos le dan como perdedor psicológico, en la batalla contra su compañero “killer”, lo cierto es que, sin haber dado un motivo para ello, sus jefes (Wolff y Lauda) han salido a la palestra para opinar preventivamente de cómo tienen que comportarse sus pilotos y qué se espera de ellos, lo que no evita que Hamilton, en su propia guerra subterránea, haya guardado información que teóricamente debía de haber compartido con su compañero durante la calificación del último GP de Austria que supuso la tercera victoria del año para Rosberg, delante de un Hamilton que nunca se vio tan superior como ocurría en las carreras primaverales. Para evitar los problemas más o menos éticos de las órdenes de equipo y como todo el mundial está siendo un territorio de Mercedes AMG, el “statu quo” actual idealiza un futuro que, a buen seguro, querrá destrozar Lewis Hamilton. Pero ahora ocurre que Rosberg ya no es Rosberg: su evidente calma y “buen rollito” esconde a un depredador que sabe que sus veintinueve puntos de ventaja le permiten otro “sting” de cuatro carreras con doblete Hamilton-Rosberg, sin que su liderato corra peligro lo que, en el fondo le permite estar “tranquilo” hasta después del parón veraniego, hasta Bélgica dado que es el único de los veintidós pilotos de la parrilla que ha acabado primero o segundo en las ocho carreras disputadas y que, junto con Alonso, es el único en acabar con el coche íntegro y en los puntos, regularidad que hace treinta y dos años dio el título a su padre, el finlandés Keijo “Keke” Rosberg y que le está permitiendo sofocar los incendios que, cada quincena, le busca el hombre que echó al bicampeón Alonso de McLaren.

Juanma Núñez
A41- Todo Motor

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