Villa Real: Del Topos al Logos (XXXVIII)

TJosé Riveroodo ese cambio conceptual en las consideraciones abiertas sobre las ciudades, coincidió con la inflexión política de la transición democrática, abriendo un caudal de esperanzas sobre que la institucionalización democrática, limitara la práctica depredadora precedente. Pero obviamente, la espera de tales movimientos normalizadores y reformistas no llegó a cuajar, como se desprende de un texto propio, tan temprano, pero ya tardío. El proceso constructor del patrimonio inmobiliario local no sólo no ha cambiado de signo con la primera corporación democrática, sino que ha experimentado un incremento progresivo. Una corporación que nacía con mucho bombo electoral-programático, se ha quedado en una reunión donde no hay cabida para ideas renovadoras, capaces de desarrollar una política urbanística alternativa y diferenciadora. La nómina destructiva, mirando hacia atrás, se nos antoja desmedida y reveladora del escaso interés municipal por preservar elementos edificatorios que deberían haberse respetado: la casa García de la Rubia (Alarcos 33), la casa del Marqués de Villaster (Ruiz Morote), el Hotel Pizarroso, el inmueble de Carlos Vázquez 1, la antigua Escuela de Artes y Oficios (Mata 1) o la casa Ibarrola (Toledo 32), son algunos casos que se pueden citar[1].

r_PERI1984  El episodio final del cierre de la configuración de la Plaza Mayor, se va a producir entre 1987 y 1988, con motivo de la construcción del aparcamiento subterráneo y con la consiguiente peatonalización del espacio urbano en superficie. Aunque el primer documento que daría pie a los posteriores desarrollos, sería el llamado ‘Borrador para un proyecto de Plan especial de Reforma Interior de la Plaza Mayor’. Documento que en abril de 1982 formula el Concejal de Urbanismo, Ramón Gallego Gil, y que abriría las  vías posteriores de intervención a través de diversos acuerdos y programas posteriores.

Dicho documento reconocía que: “Teniendo a la vista el criterio urbanístico, tiene una construcción que proviene de sucesivos proyectos de construcción (ver Anexo1) que conforman una pluralidad anárquica que explica el interés de las sucesivas Corpora­ciones por integrarla y ordenarla; y la difi­cultad que ha supuesto, en todo caso, dejar la ejecución en exclusividad a la iniciativa privada”. Las alternativas desplegadas en el citado documento pasaban por una diversidad de movimientos. r_PERI21984Así, en primer lugar, se advertía de la singularidad de la Casa Consistorial Antigua, por lo que proponía su incoación como BIC. En segundo lugar, Una vez asumida por esta Corporación la construcción de la Plaza con el último de los estilos constructivos que se dieron (derivado del Pro­yecto de Higueras) la ejecución de la misma no se debe dejar al solo capítulo de la Subvención de fachadas”.

Para acelerar el proceso de formalización unitaria, se advertía que “La ejecución de la construcción vendrá facilitada por la declaración y conclusión con derribo de las ruinas que se observan (artículo12.a, del Reglamento de Disciplina Urbanística), con la demolición de los inmuebles declarados en ruina por virtud de la aplicación del artículo12, b del mismo texto legal y como último recurso la aplicación del apartado c) del mismo artículo”. Circunstancias del deficiente estado material del recinto edificado, que llevaba a indicar que “en cualquier caso no solo hay bastantes casas que están en estado de ruina inminente, sino que las hay cuyo valor de re­paración supera el 50% del valor del inmueble”. Trazando un paralelismo esencial, con lo acaecido cien años atrás con el recinto amurallado; en un extraño movimiento homotético de la ruina exterior y de la ruina interior.

Paralelismo que daría paso tanto a la peatonalización como a la construcción del aparcamiento subterráneo. Si la muralla se desvaneció, entre otras razones, por las demandas de movilidad creciente de la población alojada en el anillo interior; en el caso del interior de la Plaza, sería el exceso de movilidad  del tráfico la razón de su desvanecimiento. Aunque también pesaran en ambos desvanecimientos, los problemas derivados de su carácter material y de su deficiente formalización.

r_PLAZA1988Por ello se fijaba que:  “Es necesario, y se cuenta con la opinión de un amplio sector del vecindario para ello, reconvertir la Plaza en peatonal, tenien­do el inconveniente que por la superficie discurre bastante tránsito de vehículos, uniendo las zonas norte y sur de la Capital… Es necesario igualmente dar solución en la zona centro, a la congestión de vehículos y la escasez de estacionamientos para los mismos”.  De tal suerte que ese carácter pudiera extenderse como una mancha de aceite. “Una vez hecho el estacionamiento se podría dis­poner de todo el espacio de la Plaza pe­atonalizada,  incluyendo la Calle Carlos Vázquez y los espacios adyacentes de las confluentes de Mercado Viejo y Bernardo Mulleras…Los usos a los que se puede destinar le Plaza un vez efectuada la reconversión del la misma son variados entre los que cabe desta­car las manifestaciones populares y culturales así como las demostraciones folklóricas”.

El citado Borrador que proponía como elemento operativo la  necesidad y urgencia de “que se elabore y apruebe el Plan Especial lo antes posible ya que es la única vía de paralización de licencias de edificación”; quedaría finalmente limitado a dos medidas de carácter superficial una, y de ‘retorno de los usos’ otras, merced a la peatonalización. r_GALLEGO-GILPero obviando las pretensiones profundas derivadas del denominado ‘Plan Especial de Reforma Interior’, que habría afectado tanto a la definición del parcelario como a la estructura de la propiedad. Volviendo a los problemas vividos en ocasiones anteriores, tanto en 1919 como en 1929, que mostraron la incapacidad para resolver actuaciones de reforma profunda sobre los miembros de la Plaza Mayor.

De las primeras medidas, señaladas como ‘superficiales’ sería la adopción del criterio de producir la ‘Uniformidad de las fechadas’,  que fueron realizándose en sintonía con el modelo del Consistorio de Higueras. Medidas que, finalmente, fueron suspendidas en paralelo a la aprobación del proyecto de construcción del aparcamiento subterráneo ya en 1986.



[1] J. Rivero Serrano, La reforma de la plaza de José Antonio, Lanza, 11 julio 1981.

 

Periferia sentimental
José Rivero

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