Codazos para no estar

Hace muchos años en el interior de un coche oficial escuché por primera vez a dos cargos políticos que hablaban de otro compañero, también cargo y del mismo partido pero adversario, comparando sueldos más que responsabilidades. ManoloValero3Creo que fue la  vez que perdí la inocencia, pues entonces, también, era de los que consideraba a la izquierda blindada contra la debilidad humana de la corrupción: eran tan bellos ideales que parecía un sinsentido contaminarlos con el dinero ajeno:  la pata, sÍ; la mano, no, evoqué  la consigna de Pablo Iglesias senior. Eran tiempos en los que había codazos para estar en  las listas y acceder a un puesto en la Administración socialista que ya comenzaba a soplar por todas partes como un gratificante alisio. Por mi condición de periodista he sido testigo de situaciones y confidencias que, pese a mi retiro (un periodista no se retira nunca),siempre mantendré en el ámbito de la privado. Pero recuerdo una anécdota sobre José Bono, tan dado a automemorializarse: después de una entrevista en Fuensalida aguardando un taxi bajo un soportal a salvo de un aguacero de época, una persona de su confianza me preguntó por mi vaticinio personal sobre las elecciones autómicas inminentes. Le dije lo que realmente pensaba: ganará el PSOE porque en Castilla-La Mancha no tenía rival, y menos con un escualo político como Bono. Entonces me dijo algo que me sorprendió.  Bono no necesitaba al PSOE pero el PSOE necesitaba a Bono. Es decir que la región era antes bonista que socialista y que si Bono se hubiera presentado por otro partido, hubiera ganado. Por aquellos años había también un ceremonial de reverencia ante los altos cargos por más que se pusieran de camisa en actos fungibles. El poder tenía un componente litúrgico y más que eso una incidencia directa en el plato de tus propias lentejas. Fueron los años de los advenedizos y corifeos que ya habían olido el botín que se avecinaba.  Nadie les pedía cuentas porque la democracia imperfecta ésta que padecíamos hasta que llegó Pablo Iglesias junior para purificarla, estaba a medio hacer en tanto que todo lo demás estaba en ciernes. Hoy las cosas han cambiado de tal modo que quienes ayer pisaban rosas, hoy tienen que hacer malabares para no llevarse una espina entre los dedos. Los tiempos convulsos de los que la televisión y las redes nos ofrecen una ración diaria de espeluznante globalidad, la crisis económica, el latrocinio general y el hartazgo de la gente ha convertido la tarea de político en un calvario. He visto a Pedro Sánchez pedir perdón en una entrevista por la mano mansa del perdón que el PSOE ha pasado por el lomo de algunos banqueros. Ya no es lo mismo. Una lupa de dimensiones cósmicas, la de la opinión pública, asqueada, los va a rastrear hasta que no haya mácula alguna. Ejercer así una responsabilidad pública será más agotador que chollo pero filtrará se supone a quienes tienen realmente vocación de servicio, expresión ésta que hasta suena a viejo por estos años de robo sin discreción.  Es una de las cosas positivas que el devenir de los años ha traído a la cultura democrática. La cosa se va a poner tan puritana que en lugar de coces para estar en las listas las va a haber para no estar. ¡Qué cosas! Resulta conmovedor también verles cómo abanderan la pulcritud sobrevenida. A la fuerza ahorcan. Pero cuidado. Me lo dijo un amigo sabio que tengo: el día que la peña empiece a tirar de curro, de pasta, de vacaciones y a vivir que son dos días, empezará a tirar al monte como la cabra del cuento, porque teniendo el buche lleno…  que roben. ¿Pues acaso han venido de Marte los políticos, empresarios, sindicalistas, alcaldes, constructores, nacionalistas, eresizados y contables en B y C que nos han empachado con esta onírica carrera loca de tonto el que no trinque?  Por cierto, me lo dijo también Julio Anguita en otra entrevista hace los mismos años:  “En este país quien no roba es gilipollas». Algo debía barruntar don Julio, de los pocos políticos honestos de relumbrón que en este país han sido, sin cuestionar la labor anónima y nada reconocida de alcaldes y concejales laboriosos perdidos por la geografía nacional.  Luego está Podemos, el león dormido recién despertado y con hambre de comerse a competidores de esta parte de la orilla, amo de la lupa virgen pero igualmente expuesto a la lupa castosa. Todos detrás de una lupa con el ojo de cíclope. La casta y los sans culottes, que son los sin casa y sin trabajo. Nadie se fiará de nadie y buscará una mota recliminable con la que cebar la prensa del día. Políticos eremitas que pongan pasta de su bolsillo y a joderse.  En fin.  Pintan bastos.  Incluso la avanzada secesionista catalana será desarticulada con la información sensible que el Gobierno tiene dispuesta para ir soltando por entregas a los medios así avancen los días hacia esa cosa que llaman consulta no vinculante para evitar llamarla referéndum por la independencia como si fuéramos gilipollas. Porque ésta es otra resultante de nuestra cultura democrática: que los políticos siempre nos han tenido, hasta ahora, por gilipollas, como si los mangantes fuéramos nosotros . Y claro que lo somos, pero nos hemos dado cuenta, que es la mejor manera de dejar de serlo.

Manuel Valero
Una cosa más

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