XL años de Fúcares

José RiveroQuien pueda recordar y mirar hacia atrás descubrirá, si lo hace y ejecuta, la increíble transformación de la galería Fúcares en sus veinticinco años de vida. Transformación que se va haciendo perceptible en diferentes secuencias temporales, que acotan diversos recorridos y que asemeja el trabajo de esos trapecistas que trabajan sin red bajo los focos, esto es arriesgando todo en cada movimiento y en cada ejercicio.
Frente a los artistas que repiten complacidos lo que ya dominan y se enseñorean con ello; Norberto Dotor ha optado por otros esquemas de trabajo más arriesgados donde la autocomplacencia de lo conocido cedió su lugar a la emoción de nuevos planteamientos y al riesgo del batacazo
”. Esto escribía allá por 1999, con motivo del XXV aniversario de la Galería Fúcares, en la revista ‘Añil’, bajo la denominación ‘Quien te ha visto y quien te ve. 25 años de Fúcares’, que presentaba entonces una muestra denominada ‘Inside-outside’. Un ‘dentro-fuera’ que ha jalonado buena parte, por no decir la totalidad de la trayectoria de Norbebrto Dotor en el proceloso mundo de las artes plásticas. fucares-01Hay una entrevista de marzo de 1977, en ‘Lanza’, que ya daba cuenta de ciertas dificultades:“Tu estás corriendo la aventura de traer a una tierra tradicional, más bien lenta en el progreso una pintura de vanguardia.— No estoy de acuerdo, lo que pasa es que se está viendo una pintura de hace 70 años que es la pintura que se degusta y que gusta en esta provincia… – Aunque trajésemos una exposición antológica de Saura -de hace 20 años- a la gente seguiría sin gustarle”. Pues eso.

La obcecación de Norberto, era en aquellos momentos iniciales, similar a la del alpinista que se obsesiona por escalar la cima a toda costa y aún a pesar de perder contacto con la cordada que le acompaña y a pesar de la climatología adversa. La semejanza advertida, por tanto, no era de 1978 con 1948 sino, tal vez, con 1908; pero no con las Vanguardias sino con el Academicismo más endurecido. Por eso, y  en ese gesto de despedirse de la cordada inferior de escaladores, en noviembre de 1978 puede vérsele en la foto fundacional de la ampliación del Museo de Arte Abstracto de Cuenca, junto a los supervivientes de una partida ganada bajo los designios de la Abstracción y con los alevines de una partida presta a disputarse en los años venideros. Claro que las rupturas se pagan a diferentes precios reconocibles, que van desde el desdén a la ignorancia, desde el silencio al boicot.fucares-03

Con este principio de acción y reacción Norberto acelera el remonte a la cima y celebra su V aniversario en 1979, con José Guerrero y se apresta a iniciar una década nueva con el escándalo de la muestra de Pepe Ortega (¡un comunista exponiendo en una iglesia -cerrada al culto, pero iglesia al fin y al cabo- e ironizando sobre la crueldad de la dictadura¡). fucares-04Desde aquí y desde su compromiso cultural, estaba claro que el reino de Norberto Dotor, no era de este mundo, sino de las cimas montaraces y solitarias donde se respira un aire mejor y más libre. En la entrevista que realizara Nino Velasco[1] se producen varios desplazamientos. significativos Norberto que “se adentra en las sombras caprichosas de la noche” y que “habla con muchos silencios”, relata las dificultades y angustias y apuros económicos de los años de ruta. Para fijar que “en realidad la Galería no tiene aún, después de siete años de existencia, esa uniformidad de línea que toda Galería persigue”; de igual forma que advierte “son necesarios quince años para consolidar una galería y aún quedan otros siete”. Con estas declaraciones Norberto Dotor, nos describe la captura del tiempo y la pérdida del espacio. Captura del tiempo como parte importante de su trabajo, que algunos creían que era en sentido inverso: captura del espacio y pérdida del tiempo. Frente a los que entienden el tiempo como un bálsamo vitalicio que se guarda en pequeños frascos brillantes y se administra ante las jaquecas persistentes del presente y ante los mareos del futuro. La otra forma moderna de entender el tiempo es la del que sólo lo acepta como presente que fluye y mana y vivifica todo lo que está yerto y seco. Y pérdida del espacio, por el consiguiente extrañamiento que comporta ese trabajo, que es visto como una extranjería y como una bastardía del patriotismo pictórico.
En la andanza hacia el X aniversario ocurren algunos hechos significativos y reveladores. La exposición de “4PM” con Alcolea, Campano, Navarro y Quejido en enero de 1981, refleja una conexión con los intereses nacionales de la pintura y la adopción de una postura inequívoca, que ya se había planteado en Madrid -con las exposiciones “1980” y “Madrid D.F.”. fucares-02
Toda una revisión de la última pintura: desde el grupo El Paso, hasta Crónica de la Realidad, desde el Informalismo  de los sesenta al arte Conceptual de los setenta[2]. Todo ello se va a prolongar en dos acontecimientos diversos a  lo largo de 1982. Por una parte el primer texto publicado por Norberto Dotor en un catálogo[3]  y por otra, la exposición de Barceló en mayo. Con la primera incursión escrita, se reflejaba la conciencia de un trabajo diferente. ¡Que lejos quedaban ya los años iniciales¡ Un galerista ahora, no sólo se limitaba a exhibir obra consolidada de artistas seguros, sino que abría trayectos, indagaba posiciones y apostaba por nombres nuevos, con el riesgo añadido de equivocarse o acertar. Como ocurrió con Barceló, aún antes de ir a la Documenta de Kassel de 1982. En 1984 Norberto organiza dos exposiciones sintomáticas y únicas, para la Consejería de Cultura: “Benjamín Palencia surrealista. Obra sobre papel 1917-1939” y “Otra pintura de Castilla La Mancha”. Con estos dos trabajos, los tres movimientos explicitados entre 1976-1980, seconcentran ya sólo en dos secuencias: la revisión de las Vanguardias Históricas y la indagación de la nueva pintura; que poco a poco quedaría reducido a un sólo movimiento. Nueva pintura que constituía la médula de la exposición del X aniversario, con una colectiva de Curro González, José Mª Jiro, Santiago Vera, Martínez de Colina y Manolo Romero.fucares-05

La altura de la cima conquistada por el alpinista Norberto Dotor es ya bien visible, desde las plataformas de ARCO que frecuenta asiduamente desde la inicial de 1982. La “Utopía sobre Gutemberg” trabajo de Vargas en dicha muestra, da pie a otras reflexiones sobre otras utopías que se van jalonando en los años venideros. Un lugar sin topos, es tanto como un no lugar o un lugar sin espacio en el que ya se estaba; o, si se quiere, un espacio sin tiempo y, sobre todo, sin este tiempo y también un espacio de cualquier tiempo. Su vinculación ,primero, con el proyecto de renovación figurativa que abandera la sevillana revista ‘Figura’ desde 1983, su viaje madrileño en 1987 con Markus Oehlen y su senda jalonada de escultores vascos -Irazu, Goyenetxea o Bados- que abren un viaje hacia el lado más conceptual del arte que se muestra en los últimos ochenta y primeros noventa, demuestra, no lo imparable de la ascensión, sino la soledad de la cima, que no es un oásis arbolado, sino una peña arriscada o un enclave poseído por la nieve y la  pedriza. Como prueba de ello, de la ascensión y de la soledad de la cima, se pudo ver la exposición del XV aniversario de la mano de Marcelo Expósito, presentada bajo un trabajo enigmático y riguroso: “Hambre de época”. XV aniversario que ya no suscitaría las pasiones encontradas de años anteriores, sumida toda la información general en las vicisitudes de las elecciones generales y la información provincial en otros eventos.

Vino luego el trabajo ‘Fúcares. Larga brevedad’ del XXX aniversario en el 2004. Donde contaba cómo los emperadores romanos, al llegar al primer decenio de su mandato –cosa difícil dicho hito de poder, si sabemos de todas las maniobras, conspiraciones y vacilaciones que se tejían alrededor de la púrpura y de la corona de laurel, y de todos los riesgos de las múltiples batallas a las que el cargo de Augusto les obligaba– celebraban grandes fiestas y programas, y prodigaban todo tipo de lisonjas al pueblo que los soportaba y los enaltecía. Haciendo ver con ello, en unos tiempos más pausados que los presentes, la importancia del cómputo de su gobierno a través del tiempo. Una vez celebrada la fiesta y  agotado el gozo, trataban de levantar una columna triunfal, un arco conmemorativo o  un obelisco emblemático, que diera cuenta de la hazaña de su mandato duradero. Junto a la excelente rememoración que fija la piedra al paso de tiempo, tenemos otra contabilidad diversa y bien diversa de tales celebraciones: la de la irrelevancia de ese paso y la de la futilidad del tiempo; como si todo esfuerzo fuera un vano ejercicio de presunción. Eso es lo que cita la melancolía del tango al precisar ‘que veinte años son nada’, puro devenir de días y memorias deshilvanadas, puro deshacerse y no contar.

fucares-06Entre la fortuna de la piedra imperial labrada y la melancolía perecedera de la canción porteña que ya no suena, nos debatimos para apreciar la fortuna duradera de Fúcares entre nosotros. Fortuna que justamente, suma el envite de la columna romana y la levedad del tiempo del tango, en un cruce de Italia con Argentina, pasando por Almagro por Madrid. Suma de hecho la Galería, treinta años de trayecto, movimiento, magia, misterio, cansancio, cordura, locura y andadura. Acontecimiento que Norberto Dotor, celebra con una muestra de denominación equívoca, irónica, sincera, apocalíptica, terminal o tal vez compleja, como ‘La gran mentira del arte’. Pero ¿qué mentira es esa?, ¿es el Arte, de hecho, una mentira que se opone truculentamente a la vida? O ¿más bien la vida es una mentira que precisa ser contestada y cuestionada desde la invención, la creación y la ensoñación? Pero ¿no habíamos quedado con los clásicos en aquello de ‘Ars longa, vita brevis’ para exponer su conflicto?, o incluso el calderoniano ‘la vida es sueño’ ¿no explicita una confusión mayúscula de vivir con soñar y del sueño con la representación? Arte largo, vida breve; vida como sueño, arte como vigilia. Sueño luego existo.

¿No pensarán, con ello, que Norberto nos ha estado engañando todos estos años?, y ahora, nos descubre el juego de su engaño lento o de su sueño seductor. Además, puestos a elegir, opta por el gran tamaño de la mentira, frente a la posible mentirijilla que más parece calderilla de un sueño pequeño. Si la mentira es la expresión o la manifestación contraria de lo que se sabe, se cree o se piensa; habrá que interrogarse, justamente, por lo que se sabe, se cree o se piensa antes de mirar al cuadro, antes de asomarse al pozo de la verdad de  un lienzo o de un papel Canson. Y tal vez sean esas ideas, conocimientos y creencias preconcebidos el fundamento de la falsedad, por ser ya ideas, conocimientos y creencias falsas. Por lo que, la mentira de la mirada, practicaría la inversión de lo que ya antes era otra mentira; produciendo la epifanía de la verdad, al mentir sobre lo que era falso.

Hay quien pensará por ello, por la denominación equívoca de la muestra, la fatiga que debe producir ese reconocimiento mentiroso, tras los 10.950 días de rigor; como si todo al final, se hubiera agolpado y nos permitiera descubrir lo desproporcionado del esfuerzo y de la marcha, si al final  oteáramos una mentira monumental sobre el otero próximo. Pero ¿Cuál es la mentira que campea en el cerro del Arte como un esplendido toro de Osborne? Adivinen y mientan. Felicidades Norberto y larga vida”.fucares-07

Para rematar la secuencia, en 2009, escribia otra entrega onomástica, bajo la rúbrica ‘De puntillas’, en la que contaba algunos misterios y señales. “No es frecuente que una institución privada de la cultura provincial cumpla treinta y cinco años; toda vez que las instituciones privadas de la cultura provincial, y aún regional, suelen tener una vida encanijada y corta. Una vida, que al poco de su extinción, se olvida y se disuelve en láminas fósiles, en una surte de memoria mineral inescrutable y ya perdida”.

No da para mucho la paramera provincial de la cultura, pese a la existencia atenta de Premios y Certámenes, de Cónclaves selectos y Juegos Florales, de Rogativas al fondo del Santoral, Memoriales a  Quevedo y de Exaltaciones a Don Quijote. No da para mucho la paramera provincial de la cultura, pese a la existencia atenta y pormenorizada de Delegaciones Culturales del cuerpo político-institucional; de clubes oblicuos, no menos atentos; de opiniones variadas y difundidas en la prensa diaria; de  cuerpos informativos crecidos y multiplicados, aunque más atentos todos ellos a otros eventos menores, costumbristas y coloristas tenidos por significativos y descollantes. Eventos menores, costumbristas y coloristas que componen la médula espinal de un pensamiento empequeñecido y repetitivo, por ser generoso con las producciones intelectuales de tal cuño y modo; eventos plurales y menores, que a falta de mayor significación se los agita en la información consuetudinaria de todas la cadenas, ondas, medios, programas y canales, para aparecer como magnitudes excelsas de una enorme nimiedad.

No es frecuente que una institución privada de la cultura provincial cumpla treinta y cinco años; toda vez que las instituciones privadas de la cultura provincial, y aún regional, suelen tener una vida encanijada y corta. Una vida, que al poco de su extinción, se olvida y se disuelve en láminas fósiles, en una suerte de memoria mineral inescrutable. Una vida que, es lo normal, se extinguen al poco de su existencia y acaban difuminándose en un polvo frío de estrellas perdidas. O acaban instaladas en el muermo repetitivo que es otra forma fundamental del olvido y de la muerte anticipada. Es frecuente, por ello, que las instituciones públicas y privadas de la cultura provincial, caracterizadas por la repetición, por el muermo, por el costumbrismo persistente o por una modernidad de hojalata y pacotilla, sean celebradas con esmero y jaleadas con lisonja, en sus onomásticas, premios  y celebraciones. Es frecuente por ello que  las instituciones privadas de la cultura provincial, caracterizadas por la entereza, la coherencia, el riesgo y el rigor sean silenciadas largamente. Como premio a su osadía y como tributo de su independencia.fucares-08

Como ha ocurrido históricamente con la Galería Fúcares. Fuera de los cinco primeros años de su larga trayectoria, que se inicia el 18 de octubre de 1974, todo ha sido un equívoco permanente de ¿dónde vas? y  de ¿donde vienes? Todo ha sido un denso silencio de complicadas estructuras, que callan lo que ignoran y silencian lo que cuestiona la normalidad establecida. Pudiendo advertir que el legado de Fúcares se compone de dos mitades antagónicas. Una mitad provincial y regional de desdén y silencio; y una mitad nacional e internacional de prestigio y crédito creciente. De tal suerte que Norberto Dotor puede ser acreedor a la Encomienda de Alfonso X el Sabio que otorga el Ministerio de Cultura u otras distinciones internacionales; aunque no cuente con distinciones locales, provinciales y regionales que valoren un trabajo indiscutible en el campo de las artes plásticas y en el mundo expositivo. Como si todo en este proceloso mar de las culturas locales hubiera de ejecutarse puntillas y sin redoble de tambor. Pasar de puntillas, sin ser advertido de tus movimientos. Como prueba del nueve de la valía profunda”.

[1] Velasco N. La Fúcares de Almagro. Una galería con prestigio internacional. ‘El Manchego’ 30 diciembre-6 enero 1981.

[2] Rivas F. José Guerrero, la carrera y la pintura. ‘Caja del agua’ nº1. 1982.

[3] Catálogo Evaristo Belloti. Madrid, marzo 1982.

 

Periferia sentimental
José Rivero

Relacionados

ESCRIBE UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí


spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img