Mariano Velasco presenta su último libro, «Diario de un ecologista», en la Escuela de Escritores Alonso Quijano

El próximo viernes, 31 de octubre, a las 20 horas, Mariano Velasco presentará su último libro, titulado “Diario de un ecologista” y editado por Círculo Rojo, en la Escuela de Escritores Alonso Quijano, con sede en el Hotel Convento de Santa Clara en Alcázar de San Juan. En el acto le acompañarán el periodista y escritor, Enrique Sánchez Lubián y el Director del Ciclo Hidráulico Aguas de Alcázar, Enrique Calleja Hurtado.
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“Diario de un ecologista” viene a recoger, según su autor, “los sucesos que acaecieron en los dos primeros años —desde julio de 1991 a julio de 1993— en Alcázar de San Juan y su comarca natural. El inicio y formación de las comunidades de regantes, los enfrentamientos políticos y sociales por el control del agua y del poder, y el desarrollo de la tragedia ecológica que como fruto se pudo lograr. En definitiva, una historia local que conviene conocer. Porque aunque no todas las cosas tienen solución, y ni tan siquiera tienen por qué tenerla, la cuestión consiste en actuar como si la tuviesen. Esa es la única manera de mantener a la sociedad en un permanente estado de cambio que facilite el avance hacia el progreso y la evolución”.

Galardonado en diversos certámenes

Mariano Velasco Lizcano, nacido en Alcázar de San Juan, es Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Ha realizado múltiples cursos universitarios en el área del Medio Ambiente y la Educación Ambiental y, ha participado activamente en el movimiento ecologista, centrando sus preocupaciones en el área del Alto Guadiana y la problemática hídrica inherente a los acuíferos manchegos. En 1992 fundó la Asociación Ecologista para la Defensa del Acuífero 23 (AEDA 23), y en el año 2002, fue cofundador de la Asociación “Ojos del Guadiana Vivos”.

Premio Periodístico Nacional “Salvad Las Tablas” año 2000, ostenta diversos galardones obtenidos en más de un centenar de concursos literarios, modalidad de cuento, narrativa breve, artículo periodístico y ensayos de ecología y educación ambiental. Desarrolló su Tesis doctoral bajo el título de “100 años en el desarrollo de la Cuenca Alta del río Guadiana: 1898-1998”, trabajo que obtuvo el 1º Premio de Investigación a Tesis Doctorales del Consejo Económico y Social de Castilla La Mancha, año 2004. Actualmente, desarrolla una intensa actividad como escritor, conferenciante, ponente y divulgador de temas relacionados con esta problemática ecológica y social.

En el año 1973, en la Mancha de Ciudad Real, la administración del Estado propuso un cambio de paradigma en el modelo de desarrollo agrario que había venido siendo tradiciona por el que los cultivos cerealistas y viñedos de secano deberían ser sustituidos por cultivos intensivos de regadío con base en las aguas subterráneas del acuífero 23. Ello posibilitaría, según los mentores políticos del momento, el inicio de una nueva etapa de modernización que garantizaría el poblamiento y el bienestar de los pueblos rurales sitos en la comarca ciudadrealeña de la Mancha occidental.

Como consecuencia, según Mariano Velasco, “en el lapso de 1974, y hasta 1991, los niveles del acuífero 23 descendieron en más de cuarenta metros, ocasionando con ello la destrucción casi absoluta de un sistema ecológico —el de la Mancha húmeda—, que desde hacía milenios se había venido manteniendo de forma natural. Más de veinte mil hectáreas de humedales, cursos de aguas superficiales, acuífero subterráneo y sistemas ecológicos de extraordinario valor se perdieron en gran parte, cuando no desaparecieron de forma total”.

La guerra del agua

Ante ello las distintas administraciones del nuevo Estado constitucional debieron actuar. En 1986 se promulgó la nueva Ley de Aguas, norma que nacía con la vocación de publicitar el conjunto de las aguas —superficiales y subterráneas— del territorio nacional, mientras que la administración autonómica disponía medidas de urgencia para tratar de proteger aquello que aún fuera susceptible de poderse recuperar.

De este modo, explica en su libro el autor, “en 1991 se reguló por primera vez mediante Ley, el consumo del agua subterránea que se podría utilizar en los regadíos. Con ello se intentaba adaptar el modelo de desarrollo implementado durante las décadas anteriores a un modelo sostenible en lo agrario y medioambiental. Lo que ocurrió, empero, es que se produjo un enfrentamiento absoluto y total entre regantes y administración que desató la denominada «guerra del agua», un problema que con diferentes fases y grados de nivel ha llegado hasta el momento actual sin que pueda decirse que ha sido superado en su totalidad”.

 

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