Cáritas en el Día Internacional del Voluntariado

Fermín Gassol Peco. Director diocesano de Cáritas Ciudad Real.- Celebramos un año más el Día Internacional del Voluntariado. Una jornada que recuerda y reconoce la labor altruista de millones de personas en el mundo a favor de muy distintas causas pero siempre con el común denominador de ayudar a aquellas de cualquier condición con dificultades de todo tipo, la mayoría de las veces en situaciones difíciles o límite.
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El “voluntario” es aquél que enfoca su vida con más o menos profundidad desde la perspectiva “del otro”, mirando y escuchando por tanto a un mundo, a unas personas necesitadas de algo…o de alguien, en todos los casos carentes de bienes necesarios y que nos están diciendo, muchas veces clamando: Tú me haces falta. El voluntario es agua, aire, bastón, futuro, caricia, esperanza y vida. El voluntario plantea la suya de una manera altruista y generosa, más allá de la exigida justicia, practicando el “desbordamiento de esa justicia” que es el amor hacia sus semejantes.

El voluntariado es generosidad y apertura de sí mismo hacia otras realidades, duras realidades la mayoría de las veces y en ese ejercicio de desprendimiento es donde estas personas que lo ejercen se reconocen y son más felices.

Lo comentaba una voluntaria en una de las reuniones habituales. Después de llevar en Cáritas varios años, me siento una mujer más madura y más feliz; en mi casa, mis hijos y mi marido así me lo han dicho. Magnífica señal ésta, demostrativa de que la dedicación a favor de los más necesitados repercute también en el entorno familiar y social. Es el testimonio y la prueba de que el voluntariado marca…para bien porque es la dimensión fundamentalmente universal que contiene todo ejercicio de la caridad, del amor al prójimo.

Todo lo dicho hasta aquí atañe a la idiosincrasia común de todo voluntario. Sin embargo nuestra vocación eclesial como voluntarios de Cáritas tiene una dimensión particular: Este fogonazo de generosidad que mueve nuestras vidas es la expresión tangible de nuestra Fe. Por ello la perspectiva de nuestro quehacer penetra hasta lo más profundo del ser humano porque es un “lanzamiento en picado de nuestra vocación cristiana” desde la enorme y admirable altura de lo sobrenatural.

Por ello esta celebración del día del voluntariado pasa ineludiblemente por la acción de gracias al Señor. Darle gracias por hacernos privilegiados misioneros de quienes se vale para llevar sus caricias a sus hijos, a nuestros hermanos más pequeños.

Él es Quien da el sentido a todo nuestros afanes por nimios que parezcan; Él es Quien da importancia y una inabarcable trascendencia a lo que hacemos…”sin mí no podéis hacer nada”. (Jn15, 5b)

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