Sánchez, Iglesias… y Habermas

Ángel Romera¿Qué qué pienso sobre el hipotético pacto Pesoe / Podemos? Evocaré un libro que me compré hace casi veinte años, cuando todavía quería saber algo (uno, que tantas cosas ha sido, también ha sido ingenuo): Teoría de la acción comunicativa, de Jürgen Habermas,porque haber haber, lo que más hay es un pasaje de su capítulo «Consideraciones sobre patologías de la comunicación» donde, inspirándose en un trabajo de Laing y Philipson, Percepción interpersonal (1974) pone como ejemplos a ciertos Pedro y Pablo que entonces (1984) no sonaban. No es coña: por eso me he acordado. Copio el pasaje entero:

Voy a ilustrar la dinámica de los conflictos de identidad recurriendo a un ejemplo que Laing y sus colaboradores construyen de la siguiente forma:
 
1. Pedro: «Estoy nervioso» / Pablo: «Pedro está nervioso».
2. Pedro: «Pablo está muy tranquilo, como si la cosa no le importara lo más mínimo» / Pablo: «Trataré de ayudar a Pedro mostrándome tranquilo y limitándome a escuchar»
3. Pedro: «Si a Pablo le preocupara mi situación y quisiera ayudarme, se mostraría más interesado y no con esa frialdad». / Pablo: «cada vez está más nervioso. Procuraré mostrarme más tranquilo»
4. Pedro: «Pablo sabe que su actitud me molesta» / Pablo: «Me acusa de estarlo enfadando»
5. Pedro: «Si Pablo sabe que su actitud me fasidia, entonces es que quiere fastidiarme a propósito» / Pablo: «Pero si, en realidad, de lo que estoy tratando es de ayudarle»

6. Pedro: «¡Será cruel y sádico! Sin duda le alegra que… etc.» / Pablo: «Sin duda me está atribuyendo cosas que no son.»

Suposiciones de este tipo sobre la base de una mezcla en definitiva inextricable de expectativas, fantasías y percepciones que continuamente se yerran las unas a las otras son la materia de que está hecha la realidad interhumana. Y en esta clase de mundos hay que introducirse cuando se quiere entender cómo aquello que una persona le supone a otras puede resultar a las otras particularmente perturbador e incluso enojoso, de suerte que al cabo empiecen reiteradamente a negar lo que el otro les atribuye y a suponer, por su parte, que el afectado «está como una cabra».

Primera condición para que en las relaciones interpersonales se inicie tal espiral es la desconfianza de, a lo menos, una de las partes, desconfianza que tiene su origen en una falta de seguridad respecto a la propia identidad. No hablo de cualquier afecto, sino de un tipo de desconfianza que cabe expresar en términos de teoría de la comunicación: la desconfianza en la solidez del fundamento consensual de la interacción, es decir, el temor de que el otro pudiera abandonar la base de la acción orientada al entendimiento y «derivar» más o menos inadvertidamente hacia un comportamiento estratégico. La segunda condición para que se inicie la espiral es una latente no concordancia en la valoración de (por lo menos una de) las imágenes que los participantes tienen de sí, valoración que regula la presentación que de sí mismos hacen los participantes. En nuestro ejemplo es relevante para la perturbación de la comunicación la violación de la pretensión de veracidad y de la pretensión de rectitud.

El primer «malentendido» surge en la segunda secuencia: Pedro no entiende que Pablo quiere ayudarle porque Pedro espera que Pablo se comportaría de otra manera si quisiera ayudarle. El segundo malentendido surge en la tercera secuencia: Pablo no entiende que Pedro lo malentienda  porque espera que Pedro tiene que interpretar su comportamiento (el de Pablo) como un comportamiento tendente a ayudarle. En la cuarta secuencia la base consensual de la interacción se rompe sin que ninguno de los participantes haya renunciado visiblemente a la acción comunicativa; Pedro cree que Pablo le está hiriendo intencionadamente mientras que, esta vez, Pablo se da cuenta de lo que Pedro piensa. En la secuencia quinta y sexta ambas partes llegan a la conclusión de que la otra está violando pretensiones de veracidad: Pedro piensa que a Pablo le divierte herirle, pero sin atreverse a manifestarlo. Pablo piensa que Pedro está transfiriendo falsamente a Pablo los sentimientos hostiles que él mismo abriga contra Pablo. Pedro atribuye, pues, a Pablo una violación intencionada de la pretensión de veracidad y Pablo atribuye a Pedro una violación no consciente de esa misma pretensión. Supuesta la condición – y esta es la tercera condición– de que ninguna de ambas partes está en situación de proseguir en el nivel metacomunicativo la acción orientada al entendimiento, la espiral sigue moviéndose hacia arriba (pp. 217-218).

¿Que qué me parece un pacto Pedro Picapiedra / Pablo Mármol? Dificilillo.

Contornos
Ángel Romera

http://diariodelendriago.blogspot.com.es/

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4 COMENTARIOS

  1. La impecable teoría de Habermas ( válida en las relaciones interpersonales) falla estrepitosamente cuando interviene un elemento envilecedor: la política. En política el «nunca, jamás, en la vida…» de hoy ,termina siendo al día siguiente un «vamos a consensuar, la política debe siempre buscar los acuerdos en beneficio del interés general y blablabla»

    Queda aún mucho pan que rebanar hasta las elecciones generales, dependerá todo del mapa parlamentario que dejen las mismas. Pero creo que Pedro y Pablo, si formar gobierno depende de la correlación de fuerzas que dejen las eleccciones, y se pone toda la carne en el asador para que el PP (previsiblemente no obtendrá mayoría absoluta ) no vuelva a gobernar,pueden llegar a un acuerdo de gobierno. Los dos son políticos, los dos proceden de la casta: política y profesoral. Y que nadie se ofenda: en España se habla de castas desde que Quevedo casó a don Repollo con dona Berza.

    Parafraseándote: Que qué me parece un pacto entre Pedro y Pablo. Dado que la política es puro posibilismo…!!!posibilillo!!!!

  2. Yo creo que ocurrirá tras las elecciones y que será bueno. El PSOE necesita un buen «bofetón» electoral para que sus militantes (los pocos que le quedan) renueven de verdad esos cuadros de ejecutivas llenos de corruptos y corruptibles que han manejado las Primarias a su antojo, y pienso que en estas generales va a ocurrir.

    Por otro lado, Podemos necesita a alguien que haya tocado poder y que le ponga los pies en el suelo para que cualquier atisbo de experimento «chavista» quede en eso «atisbo». Aunque soy de los que no creen que Podemos traiga experimentos chavistas.

    Es como cuando tienes un cachorro y un perro viejo. Juntarlos trae beneficios interesantes y, sobre todo, los dos se esmerarán en sacar lo mejor de si mismos.

    Lo peor, que mientras tanto vamos a tener que sufrir ese diálogo que reproduces en el artículo. Como dice Carmen, la variable » son políticos» rompe todos los esquemas.

  3. Mi pronostico es PP, 22%; PSOE, 21% y PODEMOS, 20%. Como fuerzas más votadas. A partir de ahí sumar y restar, para averiguar mayorías parlamentarias.

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